miércoles, 27 de febrero de 2019

LOS GALLO EN LA PLAZA DE EL SPORT

Rafael y José, en mano a mano, torearon por primera vez en la barcelonesa plaza de El Sport el jueves 16 de abril de 1914, cuatro días después de su inauguración con una corrida de Veragua que fue lidiada por Vicente Pastor, Manuel Mejías Bienvenida, Martín Vázquez y ‘Torquito’.
Los tendidos de la futura Monumental de la ciudad condal presentaron un lleno absoluto para ver a los hermanos Gallo ante toros de Felipe Salas.
Plaza de El Sport
En su primero, Rafael no pasó de discreto y hubo división de opiniones.
El 2º fue bravo, tomó seis varas y mató 3 caballos. El tercio de banderillas de los dos matadores con el sobresaliente Sánchez Mejías fue uno de los momentos álgidos de la jornada.
En el 3º Rafael inició su gran tarde con una buena faena ante un toro mansote por la que escuchó una gran ovación.
No le fue a la zaga José en el 4º, en un trasteo muy jaleado por el que hubo petición de oreja.
Pero lo mejor llegó en el 5º. Los dos diestros torearon al alimón con el capote y acabaron arrodillados en la cara del toro. Faenón de Rafael premiada con una oreja.

El 6º fue también un toro bravo que tomó cinco varas y mató dos caballos. José pinchó una faena de triunfo, por lo que todo quedó en una gran ovación.

domingo, 24 de febrero de 2019

RAFAELITO BIENVENIDA: UN SOBRINO DE LOS GALLO TESTIGO DE LA TRAGEDIA

El crítico taurino barcelonés Antonio Santainés publicó en el ABC (20/08/2007) un artículo sobre Rafael Mejías Jiménez (Bienvenida VI), en el que incluyó el relato de su trágico final, gracias al testimonio de José Sánchez, sobrino de Sánchez Mejías. El testigo privilegiado del suceso fue el sobrino de José y Rafael, José Ignacio Sánchez, hijo de Sánchez Mejías y de Lola Gómez, la hermana de los Gallo.
Rafaelito Bienvenida



Hace años me relató el suceso José Sánchez Elena, sobrino de Ignacio Sánchez Mejías: «El autor del asesinato se llamaba Antonio Fernández y era en la casa como administrador y además le daba clases a Rafaelito Bienvenida.
Vivían entonces los Bienvenida en la finca La Gloria. Rafael se presentó un día en La Gloria y dijo que no quería volver a Sevilla. Todo el invierno estuvo recluido en el campo. Le tenía miedo venir a Sevilla. Llegó marzo y vinieron Manolo y Rafael a comer a nuestra casa, a la casa de Ignacio Sánchez Mejías que teníamos en la calle Génova, que después fue José Antonio y ahora Avenida de la Constitución. Allí estuvimos Manolo, Rafael, mi primo José Ignacio Sánchez Mejías, mi prima, mi tía y yo.
Nosotros acompañamos a la estación a Manolo Bienvenida que marchaba a Valencia a torear en Fallas. Mi primo José Ignacio y Rafael se fueron a casa. Fue mi primo el que llamó a Antonio Fernández para que viniera a tomar café.

Un fatídico final

Antonio Santainés con Ángel Luis Bienvenida
Mi primo estaba sentado en la habitación que compartíamos mi tío Ignacio Sánchez Mejías, mi primo José Ignacio y yo. Era una salita en plan moro. Rafaelito se sentó en mi cama. Leía una revista que yo coleccionaba. La revista Campeón que hacía ABC. Llegó ese señor y mi primo le dijo: «Un momento. Ahora llamo a una muchacha para que traiga café.» Se supone que en ese intervalo, Antonio Fernández le insistió a Rafael en que se quedase a vivir en Sevilla, que si no le iba a hacer algo malo. Cuando llegó mi primo los dos estaban callados. Antonio seguía paseando por la habitación y Rafael leyendo. Mi primo sentado en el brazo del sillón de espaldas, seguía hablando con una novia. Al rato mi primo oyó un disparo. Se volvió creyendo que era una broma, una detonadora, cuando vio a Rafaelito que caía doblado con un tiro en el corazón. Sobresaltado mi primo tiró el teléfono. Antonio le puso la pistola en el pecho diciéndole: «Tu vete, que si no te mato.» Y mientras bajaba las escaleras oyó dos disparos. Uno que le dio ese hombre a Rafaelito en la cabeza y otro que se pegó él también en la sien, suicidándose.
Cuando subí Rafael Bienvenida estaba en el suelo. Había tropezado con una mesa y había caído un cuadro de José Gómez Gallito que teníamos en la mesa. ¿Qué razones tuvo aquél hombre? Todo el mundo supuso que ese hombre tenía poco más que amistad con Rafael. Rafael era pequeño y se dejaba sobrellevar por él, que no fuera a ningún lado. Cuando Rafael ya fue un poco mayor quiso deshacerse de los cariños o de la amistad fuerte de ese hombre y decidió irsea la finca. Ese día vino y ese día pasó la desgracia.»


miércoles, 20 de febrero de 2019

LA NIÑA DE ANTEQUERA RECUERDA A JOSELITO

Portada del lp
'Recuerdo a Joselito' es el particular homenaje que en su día le hizo al diestro de Gelves la cantaora María Barrús 'Niña de Antequera'. Con aires de fandango la flamenca rememora la casa de José en la Alameda sevillana y una supuesta intervención del diestro en la Feria de Abril. 

En el siguiente enlace se encuentra el audio referido:

domingo, 17 de febrero de 2019

¡VALIENTE TARDE!

El 17 de mayo de 1914 Rafael hizo el paseíllo en Valencia en mano a mano con Isidoro Martín Flores, en la lidida de toros de Moreno Santamaría. Rafael tuvo una de sus tardes de inspiración. A ctoninuación se reproduce la crónica sobre la tarde del Gallo publicada en el número 43 de la revista Arte Taurino del 27 de mayo.


Con gran expectación, por tener el público valenciano grandes deseos de ver y aplaudir a su paisano Isidoro Martí Flores, se verificó hoy la corrida anunciada con dichos espadas y seis reses de Moreno Santamaría.

Los toros de este ganadero estuvieron bien presentados. Respecto a bravura varió el cantar, pues a excepción del quinto y sexto, los anteriores mansurronearon, particularmente el segundo y tercero, que fueron unos solemnes bueyes.

Rafael el Gallo. —Toreó de muleta admirablemente al primer toro, de pie, de rodillas, por delante, por detrás y ¡hasta por la cabeza!, entusiasmando tan indescriptible faena. No tuvo el trabajo digno remate, pues acabó el asunto con dos feos pinchazos y media delantera, sin pasar. Al tercero un toro manso y difícil lo finiquitó toreando brevemente y con precauciones, arrancando tres veces a matar, la última mejor que las primeras.

 En el quinto volvió a tirar de repertorio modernista, y así transcurrió la faena entre olés atronadores y las notas alegres y vibrantes de la charanga que amenizó la labor gallística. Una gran estocada, oreja, ovación y el delirium tremens. En quites y banderillas, brillantísimo. ¡Valiente tarde!...