El monumento a Joselito instalado en la plaza del mismo nombre en su localidad natal, Gelves, comienza a fraguarse en marzo de 1.962, cuando el consistorio aprueba la idea para conmemorar el medio siglo de su alternativa (28 de septiembre de 1.912). A tal fin se creó una comisión presidida por Manuel Salazar Bermúdez, primer edil de la corporación y cuya junta estaba integrada por el concejal Ramón Calero, el notario Luis Bollaín, Pedro Ciaurriz (acomodado vecino de Gelves que donó los terrenos donde se erigió), José María del Rey y Eduardo Miura. También hubo una comisión de honor en la que figuraron el matador de toros Juan Belmonte, el escritor José María de Cossío y la Duquesa de Alba.
Distintas actividades, entre las que se cuentan una corrida de toros, recitales de poesía y una caminata protagonziada por Pepe González entre Jerez y Madrid, sirvieron para recaudar el dinero necesario con que sufragar el proyecto. El objetivo se logró con muchas dificultades, la principal de ellas la desaparición de Juan Belmonte en abril del mismo año. En 1.963 se convocó un concurso de ideas, de temática libre, participando reputados artistas como Pedro Barral, Carmelo Pastor o Ruíz Olmos, entre otros. A la postre la maqueta que más gustó fue la presentada por Federico Coullaut Valera (Madrid, 25 de abril de 1912 – La Granja de San Ildefonso (Segovia), 1989) que representa a un Joselito colosal de 2 metros de altura. El conjunto, completado con un toro que dobla a los pies del genio, pesa unos 700 kilos y está situado en medio de un jardín sobre un pedestal rectangular de piedra. Aportaron sugerencias para los detalles que completan la obra los miembros de la peña Los de José y Juan y el diestro Antonio Bienvenida se encargó de colocar las banderillas en la anatomía del toro y el estoque en manos de José.
El acto de inauguración tuvo lugar el 26 de abril de 1.964, contando con personalidades de distintos campos presididas por Cayetana de Alba.
Coullant Valera, sobrino-nieto del escritor Juan Valera, habló así de su obra: “he tratado de perpetuar plásticamente un monumento de emoción a la Fiesta Nacional, ya que esta emoción que despierta es lo que apasiona y ama la afición popular. La parte escultórica representa al torero cumbre en el momento inmediato de lidiar al toro; éste queda caído mortalmente, en intención de que no reste interés a la figura del gran torero, frente al vencido y bello animal, mira al público con la cabeza erguida y recogida su muleta en gallarda y torera actitud de triunfador”.
En las siguientes fotografías tomadas el 29 de septiembre de 2013 se puede ver la colosal obra desde distintas perspectivas:
Gracias a Álvaro Pastor Torres por ejercer de cicerone en una mañana gallista.
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