Mausoleo de Joselito. |
Javier Vellón envía el siguiente texto para su publicación:
La devoción de ‘Joselito’ por la Virgen de la Esperanza es bien conocida. Joselito pertenecía a la Hermandad de La Esperanza Macarena y le había obsequiado a La Macarena cinco joyas de esmeraldas engarzadas en forma de rosas, denominadas “mariquillas”. En esta línea, la imagen de la virgen de luto tras la muerte del diestro es otra las refrencias asociadas al trágico suceso.
Una de las historias más sugestivas de esta relación es la que se centra en el encuentro entre la estatua de la virgen y la tumba del torero.
Tras el triunfo de la II República, el ambiente anticlerical y los consecuentes ataques a las iglesias hizo que el sacristán de la basílica de Nuestra Señora de la Esperanza se llevara la imagen a su casa para ocultarla. Para que no despertara sospechas, la metió en una cama como si fuera una persona dormida.
Romero Murube con Jorge Guillén y García Lorca. |
Con el tiempo, decidió trasladarla al cementerio de San Fernando y la colocó en la misma tumba de ‘Joselito’ indicando a las autoridades del lugar que él se dedicaba a fabricar monumentos para adornar las tumbas o mausoleos. El traslado lo hizo con el conocimiento y complicidad de Ignacio Sánchez Mejías.
Esta misma historia se la relató Federico García Lorca a su amigo sevillano Joaquín Romero Murube cuando ambos discutían en torno al sentimiento antirreligioso de algunos idearios políticos y sus efectos en la celebración de la Semana Santa en la capital hispalense. Lorca le contó el hecho pero protagonizado por su cuñado, Sánchez Mejías, quien, según él, llevó la imagen sagrada al cementerio en una carretilla y disfrazado de marmolista.
Ignacio Sánchez Mejías. |
Macarena de luto. |
El principal biógrafo de Sánchez Mejías, Andrés Amorós, considera que gran parte de este relato pertenece al dominio de la leyenda, sobre todo la implicación directa del diestro.
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