Boda de El Cuco con Gabriel Gómez, padres de Gabriela Ortega. |
Javier Vellón envía el siguiente texto para su publicación:
La edición del ABC de Sevilla publicó el 20 de mayo de 1952 una entrevista con Gabriela Ortega Gómez, hija de Gabriela Gómez Ortega –hermana de Rafael y de José- y de Enrique Ortega Fernández ‘Cuco’, banderillero de ‘Joselito’. Actriz y recitadora flamenca, Gabriela siguió la estirpe artística de su familia. La autora de la entrevista fue Josefina Carabias.
-¡Cuántos toreros ha habido en su familia!
-¡Digo!... ¡Se pierde la cuenta! Claro que contando los hombres sale casi justa. Lo fue mi abuelo y lo fueron sus tres hijos. Entre los nietos han sido famosos mi hermano ‘Gallito’ y mis primos “los niños”.
-¿Qué niños?
Recuerdo sevillano. |
-Los Martín Vázquez. En mi familia y en Sevilla los llamamos así. También fue torero mi otro primo, el hijo de mi tío Ignacio Sánchez Mejías, que se retiró pronto de los toros. Total que las mujeres de mi familia nos hemos pasado a vida llorando y rezando.
Sus palabras más elogiosas van dirigidas a su abuela: “Era una mujer de una vez. Toda una señora, con un empaque y una formalidad que imponía respeto. Usted no se puede figurar cómo educó a sus hijas. Aquella casa era lo que se dice un convento”.
-¡Un convento lleno de toreros!
-Eso sí, pero con una seriedad que metía miedo. Para mi madre y mis tías pisar la calle era un acontecimiento. Mire usted si tendría personalidad aquella mujer que a mis tíos José y Rafael, a pesar de ser dos toreros tan grandes, los llamaban “los hijos de la Gabriela” para señalarlos.
-¿Usted se acuerda de Joselito?
-Era yo muy chiquila, pero de tanto oírlo me parece que viví aquel drama de mi familia. Mi tío José fue el verdadero genio de los toros. Teniendo ocho años toreó delante de don Eduardo Miua, el viejo, unos toros de su ganadería, y don Eduardo preguntó: “¿Quién es ese niño?”. Cuando le respondieron que era el hijo menor de Fernando y Gabriela, dijo: “¡De casta le viene ar gargo er sé rabilargo! ¡Ese niño es José Reondo conservao en una botella!”
-¿Ganó tanto dinero como decía la gente?
-¡Ya lo creo! Figúrese usted si ganaría, que al morir dejó unos seis millones de pesetas. ¡Y eso que no tenía más que veinticinco años! Como no había hecho testamento, más de la mitad se lo llevó el Gobierno. Lo otro se repartió entre los hermanos. Tocaron a sesenta mil duros, pero duros de plata, de los que daban de sí para que una familia comiera un día entero.
-De su tío Ignacio Sánchez Mejías sí que se acordará usted bien…
-Ya lo creo. ¡Qué lástima de hombre! ¡Qué desgracia fue que también nos lo matara un toro! Parece que lo estoy viendo en Pino Montano, esa finca suya cantada por los poetas. Allí estuvo García Lorca muchas veces y allí escribió su famoso poema ‘Llanto por Sánchez Mejías’.
-Ese poema que usted recita maravillosamente.
Afegeix la llegenda |
-Muchas gracias. A mí la afición literaria me viene de mi padre ‘el Cuco’, quien, como mi tío Ignacio, hacía compatible los toros con la literatura y que escribió varias comedias. Una de ellas se llamaba El triunfo de Maoliyo y se la estrenó la Membrives.
-¿Y usted qué ha escrito?
-Guiones de cine, casi siempre de toros. Uno de ellos me lo adquirió una productora y ahora tengo otro que se titula El toro en el campo.
-Su padre, ‘el Cuco’, toreaba con José la tarde de Talavera, ¿no es así?
-Sí, era su peón de confianza y le avisó, según consta en las crónicas, de que el toro tenía mucho peligro. “¡Avíalo de prisa, José!”, le dijo unos momentos antes de la cogida. José le dijo que se apartara, pero él no se apartó. Permanecía junto al maestro con el capote desplegado. José repitió entonces la orden enérgicamente. Mi padre no tuvo más remedio que dejarle solo como él exigía. Una hora después había muerto ‘Joselito’
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