domingo, 12 de junio de 2016

LA BENEFICENCIA MADRILEÑA DE HACE UN SIGLO EN DOS CRÓNICAS (I)

Remate de Rafael.
El 17 de mayo de 1.916 se celebró en la vieja plaza de Madrid la corrida de Beneficencia. Ya por aquellos días se podía leer en la prensa especializada diferentes versiones de un mismo espectáculo. Nada nuevo bajo el cielo. En los corrales, seis toros de Saltillo a los que despacharon los hermanos Gómez -Rafael y José-, Rodolfo Gaona y Juan Belmonte. En las dos crónicas que aportamos se encuentran evidentes diferencias en cuanto al juicio crítico.

Vayamos con la primera, la del número 12 de 'Toros y toreros' aparecido el 23 de mayo del mismo año:

Del juego de los saltillos afirma que “resultó una sosería de a folio (…) pues con excepción de los dos del calvo, el primero de Gaona y el ídem de Belmonte, los demás no se prestaron a grandes cosas, distinguiéndose por sus aviesas intenciones el sexto y el séptimo y por su poder el último”.
José sale airoso de un quite.

De Rafael dice el anónimo reportero : “...tuvo algunos momentos verdaderamente felices, recompensándoselo con creces el público, que le demostró una vez más sus grandes simpatías, pues le aplaudió con exceso lo bueno y protestó muy levemente lo malo, que fue, sobre todo, y sin distingos, su manera de matar en los dos toros que le correspondieron”

De José, escribe: “… no tropezó con género del que pudiera sacar poco ni mucho partido, teniendo a más la desgracia de que lo que en otro fue disculpado, en él sucedió todo lo contrario, haciéndole el público objeto primero de su injustificado pitorreo y luego de una chillería injusta, para justificar la cual dio una interpretación torcida a cierto ademán del torero, originando todo ello que Gallito perdiera la calma y precipitándose a entrar a matar indebidamente le tropezara la res dándole  con un pitón un golpe en la cabeza que determinó su retirada a la enfermería”
Joselito se perfila ante el tercero.

Del mexicano Gaona, afirma que “no ejecutó nada bueno que merezca consignarse, a excepción de un par de lances a cada uno de sus bureles, estando pesadísimo muleteando y matando el sexto, al que no supo ni pudo dominar”.

En cambio, ensalza a Juan: “Belmonte fue el héroe de la jornada, pues lo mismo en los quites que en el muleteo y al matar puso de manifiesto que venía decidido a reconquistar sus prestigios, y lo consiguió brillantemente, siendo el que escuchó más entusiastas y merecidos aplausos.”

Acaba refiriéndose con un simple “aceptables a secas” a la ejecución del segundo tercio que hicieron José y Rodolfo.

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