miércoles, 15 de junio de 2016

LA BENEFICIENCIA MADRILEÑA DE HACE UN SIGLO EN DOS CRÓNICAS (Y II)

"Rafael el Gallo ha probado a los que
vienen detrás que su papel no ha bajado
'Y que sigue siendo AS!
'The kon leche' en el número 216 aparecido el 22 de mayo, dice respecto al juego de los saltillos que “.. resultó el camelo más grande que vieron los siglos. Un toro se fogueó, y merecieron cuatro el fuego infame”.



La crónica se explaya con Rafael: “La nota culminante de la semana taurina es la reaparición del Gallo en la plaza madrileña.
En tarde de fiesta mayor, como cumple a su prosapia torera, salió Rafael a la candente arena.
Y dio la nota. Esa nota bellísima, de honda emoción estética de que tiene el secreto el gran lidiador, sonó aguda en diferentes momentos de la tarde.
Y cuenta que fue en el cuarto saltillo, donde hizo lo grande, y que ese cuarto toro fue el más corpulento, el de más respeto de toda la corrida… ¿Como que tenía treinta y dos arrobas largas sobre el lomo!
A este toro grande lo lanceó el Gallo por verónicas ceñidísimas, que levantaron tempestades de aplausos. 
A este toro grande lo muleteó el calvo soberanamente, con bellísimos pases por alto, ayudados y de pecho, erguido el artista, estatuario, inconmovible, mientras desfilaba “todo el toro” ante los alamares de la chaquetilla…
Y en la gama del adorno no hay ponderaciones que reflejen el entusiasmo producido por sus lances indescriptibles.
Queda firme y comprobado (por si a alguno se le olvida) que
en la famosa corrida del 17 ha matado Gallo un toro bien
criado y con la barba corrida.
Es la exaltación de la filigrana, que borra la barbarie de la fiesta aun viendo al torero entre los mismos cuernos de la fiera.
En la corrida de Beneficencia el Gallo remató un quite arrodillado de espaldas, a dos centímetros de dos descomunales pitones. Y fue un quite clásico “a punta de capote”, como los hacían los lidiadores del tiempo viejo. Un quite clásico y solemne, coronado con un adorno afarolado al doblar  las rodillas… ¡Qué portento de clasicismo, de gracia y de valentía!”.

Además, valgan las dos viñetas para destacar la actuación de Rafael sobre la del resto.

Justifica la actuación de José: “Fue su primero un toro grande y manso… ¿qué manso? Un mulo corretón, sin lidia posible, que atropellando por todo huía hasta de su sombra. Todos sus recursos toreros empleó José para rematarlo.
Todo tuvo que hacerlo el lidiador ante el cobarde marmolillo. Cinco veces hubo de atacar el espada, entre los pitos apasionados y los aplausos de la cátedra, que sabe apreciar la labor ante un bicho imposible.

A Juan lo ataca con estas palabras: “Pedid detalles a Juanito Belmonte, que para competir dignamente con el calvo en el tercio de quites 'tuvo que dejarse empitonar en una emocionante media verónica”.

Y de Gaona, dice el pie de una viñeta en la que se le ve custodiado por dos guardias: “En la plaza de toros de Madrid intentó el lunes pasado hurtar una oreja un ciudadano de mal color. Advertido por los guardias pudo evitarse el delito, al que aplicó la autoridad como sanción la correspondiente multa”.

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