domingo, 17 de enero de 2016

RAFAEL HABLA PARA 'EL ECO DE ESPAÑA'

Cabecera del periódico.
El rotativo bonaerense 'El eco de España', en su edición de 24 de octubre de 1.926, dedicó un amplio reportaje a Rafael El Gallo, por entonces en la península para restablecerse de una enfermedad. F. Martínez de la Riva firmó el trabajo titulado 'El arte, los millones y las 'espantás' de Rafael el Gallo'.

El Divino Calvo declaró al periodista: “Yo comencé a torear a los doce años, y no lo dejaré hasta que me muera. Lo llevo en la sangre. ¿Qué iba a hacer si no? ¡Aquella época en que iba con Reverte, con Bombita, con tantos otros a torear por los pueblos! Y en mi casa, en la huerta de Gelves, le pedía un novillo a mi madrina, ganadera famosa de Andalucía, que, después de mucho llorarle, me lo daba, y nos volvíamos locos a torearlo”.

“Yo nací en Madrid. En Gelves vivían mis padres. La huerta de Gelves, famosa en toda Andalucía, es una posesión del duque de Alba. Yo quise comprarla; pero no pudo ser porque el señor duque dijo que no podía venderse ninguna posesión del ducado; pero que siempre la tendrían los Gallos si así era su voluntad. Y yo sueño con volver a vivir en la huerta de Gelves. Nací en Madrid, porque entonces los toreros vivían de muy distinto modo al actual. Mi madre, en cuanto comenzaba la temporada, se trasladaba con oda la familia a Madrid, y aquí vivía mientras duraba, pues aparte algunos viajes a provincias, entonces largos y molestos, en Madrid era donde más se toreaba. Y en una de esas temporadas aquí nací yo, en la calle de los Madrazo. Y me bautizaron en la parroquia de San Sebastián”.

“Mi padre, Fernando Gómez era por entonces el ídolo. Todavía existe, por cierto que poco he de poder si no lo recupero, un medallón rodeado de brillantes con el retrato de Alfonso XII a él dedicado. Toda mi familia ha tenido siempre una veneración sin límites por los Reyes. Para mí no hay más que España y el Rey”.

Sobre su afición a fumar, intervino en la conversación Antonio el del lunar: “¡Los cigarros puros que habrá fumado este hombre y sus amigos! No exagero nada al afirmar que 'saldremos' a cincuenta pesetas diarias de gasto de tabaco. Pongan ustedes los años que  éste 'atorea' y la Tabacalera sabrá los miles de duros que figurarán en una partida que seguramente existirá a nombre de Rafael Gómez El Gallo”.

Sigue Rafael: “Pues dicen éstos que son los que echan cuentas, porque yo no las he echado en mi vida, que habré ganado unos quince millones de pesetas”.

“Ni un real. Aquí como se gana se gasta. La vida no merece otra cosa. Ni nuestra profesión, nuestro arte, tampoco. ¡Después de lo que se pasó a José!… No se sabe 'ná'. 'To' es cuestión de suerte. Mi hermano sabía más que 'naide' y ya veis ustedes.”

“¿La 'espantá'? La 'espantá' es sabiduría. Yo sé cuando hay que retirarse. Si los demás lo supieran como yo, la darían también. No la dan, y salen trompicados, deslucidos, cuando no cogidos. Y el toreo es un arte. Cuando no se puede hacer la faena artística, es preferible dejarlo. Está uno toreando 'a sabor'; de pronto el toro se encoge, retuerce, escarba… hay que retirarse”.

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