miércoles, 29 de octubre de 2014

LOS DIFÍCILES COMIENZOS

El señor Fernando.
Javier Vellón envía el siguiente texto para su publicación:


Ginés Carrión, en su obra dedicada al patriarca de los Gallo –Fernando Gómez ‘Gallo’, publicado en 1908, en la colección Sol y Sombra, número 13- relata un episodio que, pese a las evidentes licencias a la ficción, demuestra la dureza de los inicios en el mundo del toro en pleno siglo XIX.

Acudieron al pueblo de Rociana del Condado, en la provincia de Huelva, Fernando Gómez y dos de sus compañeros maletillas, Manuel Campos y José Rodríguez ‘Tabardillo’. Se celebraban las fiestas patronales y se había ajustado un festejo taurino.

Los toreros contratados por el ayuntamiento de la localidad se enteraron de la presencia de los tres aspirantes y avisaron al alcalde para que les prohibiera salir al ruedo. Así se hizo y los tres mantuvieron su compromiso.

"Capea" de Eugenio Lucas.
En un momento del festejo salió a la arena un toro muy serio, de seis años, llamado ‘Regalado’, que por lo visto se había corrido el año anterior en ese mismo lugar y había matado a dos diestros. Cundió el pánico entre las cuadrillas, que se negaron a torearlo, por lo que se armó un tremendo escándalo.

Fernando Gómez se lanzó al ruedo y a fuerza de tesón llegó a dominar la descompuesta embestida del animal, hasta el punto de que, en un alarde final, llegó a acostarse ante él.

Tras acabar con el cornúpeta, los espectadores le llenaron el capote de monedas y billetes. Además, el alcalde le dio el dinero de la corrida, pero no lo aceptó y se lo cedió a los matadores titulares. Eso sí, se comprometió a volver al año siguiente.

La hazaña se extendió por las provincias de Cádiz y de Sevilla, lo que le granjeó una gran fama.


domingo, 26 de octubre de 2014

LA TAUROMAQUIA DE JOSELITO EN POSTALES (I)

Siguiendo con la serie de instantáneas alusivas a la tauromaquia de los Gallo, empezamos con esta entrada una colección de doce protagonizadas por Joselito. 

La postas en cuestión lleva un sucinto pie de foto: "Gallito en una verónica". Verónicas como las que se daban en la primera mitad del siglo XX, con la mano de salida por encima de la cabeza. No obstante estar tan alejada de los cánones que rigen en la actualidad la escena es tremendamente plástica, con la pierna de apoyo firme en la arena mientras la derecha guarda equilibrio sobre la punta del pie. Notese el detalle del pañuelo en la chaquetilla...

miércoles, 22 de octubre de 2014

LA TAUROMAQUIA DE RAFAEL EN POSTALES (I)

Era costumbre en la época de máximo esplendor de nuestro protagonistas editar una serie de postales, generalmente doce, en las que se recogía instantáneas que daban una idea general de lo que eran capaces de hacer en los ruedos.

En esta primera entrada, foto de estudio de un Rafael todavía joven llena de torería, como no podía ser de otra manera en un Gallo.


domingo, 19 de octubre de 2014

JOSELITO EL GALLO EN LA POESÍA DE JOSÉ MARÍA GÓMEZ

José María Gómez.
José María Gómez Gómez (Parrillas (Toledo), 1951) es el autor del siguiente poema. Vecino de Talavera de la Reina, donde ejerce de catedrático de Lengua Española y Literatura y profesor de la UNED, ha publicado varios trabajos sobre la figura del diestro de Gelves, entre otros el libro Joselito y Talavera de la Reina (1995). 

El siguiente poema aparece en la web de la revista La Alcazaba (www.laalcazaba.org).



Joselito “el Gallo”


¿Cómo decir al mundo cómo fuiste

cuando a esta humana y deleznable arcilla,

candor celeste, inmaterial semilla,

por senderos de gloria tú viniste?

El tiempo aciago en mármoles te inviste

el Sabio, el Papa Rey, la Maravilla,

esplendor de la feria de Sevilla,

dominador de todo cuanto embiste.

Parecías un astro rutilante,

la idea elemental y verdadera,

acaso un dios en traje de torero.

Pero al irte dejaste el rastro errante

de un borbotón de sangre en Talavera

y una espuerta de cal en el albero.

miércoles, 15 de octubre de 2014

SE HA MUERTO UN MUNDO

Antonio Díaz-Cañabate
Javier Vellón ha enviado el siguiente texto para su publicación:

Con este título, Antonio Díaz-Cañabate publicó el jueves 26 de mayo de 1960, en el ABC, un obituario dedicado al recientemente fallecido Rafael Gómez ‘Gallo’. En él, junto a la trayectoria profesional del diestro, expone su opinión sobre la tauromaquia gallista.

Se ha muerto un mundo. El mundo de Rafael ‘El Gallo’, el mundo de la fantasía, de la torería. ¡Échele usted timbre al linaje torero de Rafael! Su padre, el señor Fernando, su tío José Gómez, sus parientes, ‘El Lavi’, ‘El Barrambín’, ‘El Marinero’, ‘El Lillo’, ‘Potoco’, ‘Rebujina’, ‘Agualimpia’, ‘Ponce’, ‘El Loco’, ‘Paco de Oro’. Gitanos y payos andan confundidos en esta genealogía. Sevillano su padre; gaditana su madre. La ‘Señá Gabriela’ Ortega y Feria, flor de la Andalucía Baja. […]

Rafael inmortalizado por Saavedra.
¿El final de su vida torera cuándo fue? Hace pocas horas, cuando murió. Ahora los toreros duran un suspiro. Torean unos añitos, ganan dinero y se esfuman, vuelven al anónimo. Rafael ‘El Gallo’ ha sido torero hasta su último momento. Era la estampa de la antigua torería paseándose por las calles de Sevilla. Con su aire ausente, con su mirada siempre en la lejanía de los sueños. ¡Gran soñador Rafael ‘El Gallo’! ¡Gran soñador que hizo soñar! Como un sueño se nos aparece en la añoranza aquella su célebre faena del 2 de mayo de 1912. Aquella otra del día de San Isidro del mismo año. Faenas de una inspiración milagrosa. ¡Qué alegría la suya delante del toro con el que se confiaba, qué juego el de su muñeca, qué quiebro el de su cintura, qué garbo el de sus pases, pases como versos de seguiriyas gitanas y qué valor sereno, qué estocada aquella la del 15 de mayo, a volapié, precedida de un pinchazo a la suerte de recibir!

Rafael ‘El Gallo’ hablaba mucho solo. Hablaba con su fantasía y cuando se le interrumpía no cortaba su monólogo: seguía fantaseando, salvo cuando se trataba de toros. Entonces Rafael ‘El Gallo’ era la sensatez misma, era como un oráculo, era la misma sabiduría. Ya está callado. Ha muerto el último torero tocado por la gracia de la inspiración. “Los toreros tienen, como las mujeres, su misterio”, solía repetir. Él también tenía su misterio. Nadie lo ha sabido. Quizá ni él. Descanse en paz.



domingo, 12 de octubre de 2014

JOSELITO POR ADOLFO DURÁ

El número 11 de la revista La Lidia, de 7 de julio de 1.914, reprodujo en sus páginas centrales un cambio de rodillas de Joselito al recibir a su primer novillo el día que se presentó en Madrid con la cuadrilla de Niños Sevillanos. El acontecimiento tuvo lugar el 13 de junio de 1.912 y el pintor Adolfo Durá Abad ( Alcoy, 1.875-1936) firma la obra.

Se da la circunstancia que el artista, que además ejerció de fotograbador y periodista, era el propietario de la cabecera. Adolfo calificó su aventura editorial como "un esfuerzo de artista y entusiasta aficionado."

Obra mencionada.
(Foto: http://hemerotecadigital.bne.es)


miércoles, 8 de octubre de 2014

EL RUEDO SE LLENÓ DE PUROS

Puros para Rafael.
Fuentes Bejarano
El domingo 20 de octubre de 1957 se celebró en la plaza de toros de Madrid un festival homenaje a los 75 años de Rafael ‘El Gallo’, promovido, entre otros, por el diario ABC.

Los tendidos, llenos, vieron cómo se demoraba el paseíllo pues Rafael, genio y figura, llegó tarde, según él porque “todos los semáforos de Madrid se cerraron para mí en el recorrido”. Por cierto, el paseíllo estuvo encabezado por Conchita Márquez Piquer, que pidió las llaves a la presidencia.

El diestro homenajeado se sentó en la meseta de toriles acompañado por dos compañeros de su generación, con los que dio la vuelta al ruedo final, Vicente Pastor y Manuel Mejías Bienvenida. Además, ocuparon una localidad próxima Carmen Sevilla, Paquita Rico, Lola Flores, Conchita Bautista y Eulalia del Pino.

Los novillos lucieron las divisas de Antonio Pérez y de Montalvo.

César Girón.
Domingo Ortega.
Abrió plaza Luis Fuente Bejarano –compañero de Rafael en la última corrida que toreó vestido de luces en julio de 1936-, que dio una vuelta al ruedo a la muerte de su oponente. Dos orejas paseó Domingo Ortega, gran triunfador de la jornada. ‘Gitanillo de Triana’ y César Girón fueron premiados con la vuelta al ruedo, mientras que Pedrés y el novillero ‘Chicuelito’ fueron oavacionados.

Actuaron como subalternos Juanito Bienvenida, Rafael Girón, Carlos y Paco Corpas, y Emilio González Garzón. Miguel Atienza –picador de cinco novillos- se despidió como varilarguero.

No pudieron acudir por enfermedad ni Juan Bemonte ni Pepe Bienvenida. Se recaudaron 600.000 pesetas.

En la vuelta al ruedo final de Rafael el ruedo se llenó de puros, hasta 9200 dice el cronista. Los suficientes para que ‘El Gallo’ pudiera decir: “Ya tengo puros hasta que me muera”.




domingo, 5 de octubre de 2014

PLATERO VENDIÓ CARA SU PIEL

El martes 29 de junio de 1.915, festividad de San Pedro, se anuncia en Valencia una corrida de toros en la que las cuadrillas de Rafael El Gallo, Joselito y Curro Posada debían despachar, a beneficio de la leprosería de Fontilles, seis ejemplares de Moreno Santamaría. Al final el espectáculo quedó en improvisado mano a mano por la incomparecencia, a causa de una enfermedad, de Rafael. Se devolvieron muchas entradas y la plaza presentó regular aspecto en sombra y flojo en la solanera cuando las cuadrillas partieron plaza a las cuatro y media de la tarde. La tarde, que pasará a la insignificante historia negra del Rey de los Toreros, fue espléndida en lo climatológico, actuando Petreño de sobresaliente.

El caso es que el de Gelves estuvo lucidísimo con el capote en cuantas ocasiones intervino y al que abrió plaza, Lunarejo, berrendo en negro, lo recibió con un pase cambiado siguiendo por naturales, de pecho, ayudados, de rodillas y molinetes. Enterró media espada en el hoyo de las agujas y lo descabelló con la puntilla agarrándole un pitón con la mano libre. El público le tributó una estruendosa ovación, obtuvo para él la oreja (en algunas crónicas añaden el rabo) y con ella paseó el anillo. Fueron los piqueros de tanda Alabán, Cid y Camero, tomando el Moreno cinco varas por dos caídas. Bien los maestros en quites y Blanquet y Almendro en tres pares superiores.

Con el tercero, Quitasueños, negro, tiró de inteligencia y valor tras brindar a una familia amiga que ocupaba un palco y lo despachó de sendos pinchazos arriba y estocada algo trasera y tendida que le vale algunas palmas. Antes lo saludó con cuatro lances capote al brazo y tomó el cornúpeta cinco varas por un caballo para el arrastre. Buenos quites de José y Curro, que comparten el segundo tercio con Petreño dejando nuestro protagonista un gran par al quiebro.

Pero llegó el quinto, negro, que según la prensa se llamaba Ratero y no Platero, como después se supo. Carriles, ya de salida, le dejó enhebrada la puya. Petreño intentó quitársela, pero tropezó con ella y el animal hizo por él, le dio un varetazo en una pierna y le destrozó el traje. Soberbio quite de Blanquet, que es ovacionado. Platero toma cuatro varas por una caída. Cantimplas y Chiquilín cumplen con los palos. Posiblemente el incidente influyese en el inmediato devenir de la lidia llegando el toro descompuesto, incierto y desarrollando mansedumbre. Se arrancaba al bulto de manera imprevista y José, sin perder las maneras, intentó dominarlo sin conseguir su propósito. Se le coló varias veces y se decidió a coger la espada, pinchando en tres ocasiones y encogiéndose el cornúpeta Otro pinchazo en tablas dividiéndose las opiniones entre la parroquia al tiempo que el usía le enviaba el primer recado. El menor de los Gómez quiso descabellar pero perdió la muleta y el bicho tomó el olivo. El Almendro cogió un estoque y tapándolo con un capote lo pinchó varias veces en la barriga. El puntillero hizo lo mismo mientras el público se desesperaba gritando hasta enroquecer. Restituido a la arena, el maestro volvió a pinchar mal y el presidente hizo que sonara el segundo aviso mientras doblaba la fiera. 

La afición valenciana pidió que se llevaran entre rejas al peonaje que había perpetrado la infamia y recriminó a la presidencia por no haber tomado medidas. En medio del desconcierto se comprobó que, estando el toro en el callejón, Joselito le metió el estoque que salió despedido y cayó sobre el Almendro, produciéndole una herida en la parte superior y posterior del muslo izquierdo. Éste y el puntillero fueron multados con 500 pesetas siendo obligados por las fuerzas del orden a abandonar el recinto en este punto. 

Una postal demoledora

El aficionado valenciano Manuel J. Pons, en una de nuestras habituales conversaciones durante los viajes a la Feria de Julio valenciana, me regaló la postal que acompaña este texto en la que queda patente los pinchazos que recibió Platero

El texto es revelador: "Piel del toro Platero asesinado en Valencia el 29 de Junio de 1915 por Joselito el Gallo y su cuadrilla".

miércoles, 1 de octubre de 2014

GERARDO DIEGO ESCRIBE SOBRE RAFAEL

Gerardo Diego en la plaza.
Javier Vellón envía el siguiente texto para su publicación.

Gerardo Diego, el autor de la Generación del 27 que más sabía del mundo del toro, escribió el siguiente texto tras la muerte de Rafael. Se publicó en el diario ABC el viernes 27 de mayo de 1960.



RAFAEL GÓMEZ “GALLITO”

Lo que Rafael Gómez “Gallito” ha representado en el mundo del toreo senténcialo los doctores sumos de la fiesta. Lo que ha significado en la vocación artística y en la vida ilusionada de la mocedad de cierto indocto aficionado, solo yo lo sé. Sería yo el más ingrato de los españoles si no tributase al gran Rafael en esta hora de la única auténtica despedida mi emocionado homenaje.

 ¡Cuánto me hizo gozar y qué asombrosos descubrimientos a esa edad de la pubertad en la que el niño va a transformarse maravillosamente en hombre!; le reconozco y le debo, a los catorce años, a los quince, empezar a ir a los toros con la previa corazonada de que mi torero favorito iba a ser él, el entonces -1911-1912- “Gallito”, y resultar en efecto que sí, que el torerillo de alameda, de prado y de salón con techo de celo, intuía, comulgaba el toreo en su esencia más genuina de maestría y de gracia, y descubría toda la hondura de una España apenas presentida también por entonces, por la otra vida de la música popular o refinadamente culta.

Aquellos años y dos o tres más hacia atrás y más hacia delante fueron los de la plenitud del toreo de Rafael. Pero ya en los últimos, la alternativa de “Gallito Chico”, en seguida Joselito,  obligó por contraste diferencial, a la afición a llamar al hermano mayor “El Gallo”.

Joselito y Belmonte ya emparejados con su superior moral ante el toro y su voluntad de triunfo constante ante los públicos, dejaron en aparente segundo término al torero artista y desigualísimo, al capaz de los mayores descalabros y de las más imprevistas resurrecciones. Pero yo no sé torero más sabio, ni más largo, ni de estilo más puro, ni de arte más intenso en su torero.

Entierro de Rafael.
En Rafael se fundían las más puras esencias andaluzas y gitanas. Esto es lo que daba tan inconfundible personalidad a su arte. Hemos visto después y aun antes –yo todavía alcancé a Fuentes y a Ricardo Torres ‘Bombita’-, toreros sevillanos con toda la limpia sal de la tradición cristiana, árabe, romana y prerromana de la Andalucía Baja, que todos esos siglos hay que suponer y decantar, para llegar al prodigio de una media verónica de Antonio Fuentes o de unos naturales de Pepe Luis. Hemos admirado también del otro lado a los toreros gitanos, a ‘Gitanillo de Triana’, a ‘Cagancho’, fastuosos y deslumbrantes en su principesca indolencia, difundiendo de los pliegues de sus telas las más borrachas esencias. Absolutamente sin par, el fenómeno aún inanalizable del toreo de Belmonte, ahondaba por otra Andalucía, irreductible a teoría alguna. Y Joselito nos ofrecía su cuarterón u ochavo de gitanería, que especiaba moderadamente su magistral cocina de clásico eterno. Pero Rafael Gómez “Gallito” era otra cosa. Mitad y mitad clásico, sevillano nacido por azar en Madrid, y gitano clásico, elástico y ‘fauve’; mejor dicho, no mitad y mitad, que eso se comprendería bien, sino totalmente, lo uno y lo otro fundidos en un solo cuerpo y en una sola inspiración de gracia. Su majestad al iniciar las faenas con el toreo por alto era la misma elegancia. Ni la menor concesión al peligroso narcisismo o al barroquismo de tensión curva o arabesco. Ni por supuesto, el rígido envaramiento de otros maestros, por lo demás insignes.
Le recordamos dando –dos veces se la vimos- la larga cordobesa, que en él guardaba todo el clásico decoro romano, pero con una punta del salero que no atentaba a la suprema dignidad del lance. Y en sus verónicas, incorrectas casi siempre (según el concepto actual), por bailarlas, qué gracia incomparable para mover los brazos, solo igualada después por Chicuelo, si bien este último con un codilleo y remanguilleo en el que nunca incurría Rafael.

Gerardo Diego.
La gitanería se le conocía, sobre todo, en el tercio de banderillas. Su par al quiebro era de una nobleza y de una pureza magistral, pero su ir al toro en los pares de frente o en zigzag, con las manos al trapecio y, sobre todo,  sus precauciones jugando en un improvisado y saladísimo ‘ballet’ que no han igualado los más grandes ‘bailaores’ y ‘bailaoras’, era un espectáculo increíble que tuve la suerte de presenciar varias veces. Pasmaba entonces la alianza sencillísima del dominio del maestro, del valor del que jugaba al filo de los terrenos y de los vórtices, y de la intuición genial para acordarse con el toro en el ritmo perfecto de arrancadas y pausas; gitanería de un gran artista clásico.
Rafael sobre todo fue artista, y su don supremo la fantasía. En esto no ha reconocido par. Pues si esto es así, y su decir iguala al de los más clásicos del toreo, ¿qué importa al cabo de una vida la cuenta de sus fracasos y que otros hayan mandado en el toreo más que él? En la suma total, queda su timbre, el sonido, el son que solo él supo batir sobre el mármol de la verdad, que es el ruedo del toreo.

Rafael Gómez “Gallito”, Rafael “El Gallo”, alma de niño, hombre de bien. Que Dios te premie el pan y la sal que tan generosamente derramaste sobre la tierra.