miércoles, 16 de agosto de 2017

JOSÉ Y JUAN TOREAN EN VALENCIA EL 22 DE JUNIO DE 1915

Ayudado por alto de Joselito en la corrida.
(Foto: Vidal)
La revista 'Palma y Pitos' recoge en su número 119, de 28 de junio de 1915, la corrida que tuvo lugar en Valencia seis días antes. Este es el juicio que emitió D. Carpio sobre lo sucedido en el ruedo, donde rivalizaron con astados de Camps Varela Joselito y Belmonte.


El solo nombre de Joselito y Belmonte fue lo que llenó por completo la plaza de toros. Esta corrida la esperaba el público de Valencia con verdadero afán, por ver frente a frente a esos dos diestros.
Los toros de Campos Varela no respondieron en bravura ni mucho menos; con la presentación y con la falta de dicho elemento, no es posible que los astros nos deleitaran con las filigranas ejecutadas con
sus capotes. Bien en lances o en quites.

Joselito, en su primero, hay que apuntarle dos lances súper, y el resto soso, pero, en cambio, toreando a su segundo, con la muleta, estuvo colosal. Como movidos por un resorte, todos, sin excepción de pasiones, aclamaban al menor de la dinastía Gallista. ¡Qué lástima no hubiera tenido por final una
buena estocada! No, señor; cuatro veces entró a matar, una con alivio y las otras sin pasar, pues a causa de lo mucho que lo sobó, el toro se quedó aplomado, y terminó con un certero descabello. De verdadera inteligencia fue la faena del quinto toro y estuvo algo mejor al entrar a matar.
A este toro le puso un buen par de banderillas a petición del público.

Belmonte, superior matando a su primero y al último de la corrida. De triunfo colosal puede calificarse su trabajo. Toreó superior; entrando por derecho, enterró todo el acero en lo alto del morrillo. El delirio de palmas y la oreja. Esto lo repitió en el último de la tarde, que le brindó al ex empresario don Manuel Carballeda. La faena fue colosal, estupenda y cortó dos orejas. Toreando con el capote no pudo hacer mucho. Hay que ver que el ganado dejó mucho que desear. De no haber trabajado estos dos toreros, estoy seguro que algunos de los toros no hubieran pasado sin fuego.

Actuaba de sobresaliente el novillero Petreño, que hizo algún quite muy bueno y puso dos pares de banderillas, cedidos por Joselito, y al último, entregado por Juan, colocó un colosal par al cambio. Grandes Ovaciones y felicitaciones de los matadores.

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