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domingo, 13 de diciembre de 2015

MADRID A RAFAEL EL GALLO

Rafael Gómez 'El Gallo' nació en el número 3 de la madrileña calle de los Madrazo el 18 de julio de 1.882. Cien años después, para conmemorar la efeméride, el por entonces alcalde de la Villa y Corte, don Enrique Tierno Galván, inauguró una placa recordatoria del hecho. En otra entrada de este blog se recogen declaraciones del Viejo Profesor en Diario 16 sobre la figura de Rafael.

La sencilla ceremonia tuvo lugar el 30 de diciembre de 1.982, acudiendo en representación de la familia su sobrino Rafael Ortega 'Gallito' y Luisa Ortega, la hija del gran Manolo Caracol. En los azulejos se ve al Divino Calvo dando un pase de pecho sentado en una silla, rodeando la escena un buen número de hierros de las ganaderías más señeras.

miércoles, 31 de diciembre de 2014

TIERNO GALVÁN HABLA DE RAFAEL

Portada de 'Diario 16'.
Javier Vellón envía el siguiente texto para su publicación:


Con motivo del centenario del nacimiento de Rafael ‘El Gallo’, el alcalde de Madrid, Enrique Tierno Galván, realizó unas declaraciones a Juan Posada que fueron publicadas en Diario 16 el 9 de noviembre de 1982.

Aunque no llegué a verle torear tengo referencias de él, todas llenas de sorpresas, por lo negativo y por lo positivo. Había una conjunción extraña entre los públicos y él. Prodigó las espantás, dominó los elementos supersticiosos e hizo que los espectadores se identificaran con él, tanto cuando sentía un pánico tremendo, como al realizar una gran faena que, por lo que dicen, eran únicas.

Su calificación de lo toros en categoría extraterrena, que los convertía en mágicos, es una de las características de su carácter, personalísimo. El Gallo debió ser un hombre de mente muy despejada, aunque soñadora en grado extremo. Por eso conectó con el pueblo tan fuertemente. Hoy en día aún se utiliza su célebre espantá en el lenguaje coloquial.

Enrique Tierno Galván.
Respecto a otro torero de Madrid, Vicente Pastor, fueron muy diferentes. Pastor utilizaba una técnica más reposada; esperaba a los toros. Por el contrario, El Gallo los buscaba y les hacía un toreo floreado y estético, con reminiscencias andaluzas. Lo cierto es que a Rafael, aunque madrileño, lo consideraban andaluz, pero él nunca negó su madrileñismo.

Los toreros de Madrid, salvo Marcial, por el pasodoble, nunca han sido identificados con la ciudad. Aquí somos muy exigentes con todos los toreros y más con los paisanos, que, sin tener un estilo característico que los defina como madrileños, sintetizaron con su quehacer las formas taurómacas peninsulares.