domingo, 28 de abril de 2013

RAFAEL EL GALLO EN BUEN HUMOR

El Gallo, blanco del humor.
La revista Buen Humor dedicó algunas perlas a plasmar la personalidad de Rafael Gómez “El Gallo”. La publicación vio la luz el 4 de diciembre de 1921 y perduró diez años. Subtitulada “semanario satírico”, tenía 24 páginas, las interiores en blanco y negro y el resto en cuatricomía. Sus medidas eran de 20 x 26 cms. y su precio de 40 céntimos. Fue su fundador Antonio Villahermosa y Borao (1869-1954) y se imprimía en Gráficas Reunidas, S.A. Su aparición coincidió con el advenimiento de una nueva mentalidad europea que se orientaba hacia el porvenir; la radio, el automóvil y el avión auguraban un futuro trepidante; surge un sentido desdramatizado de la existencia; el fox-trot y el jazz-band imponen ritmos nuevos; las vanguardias irrumpen poderosas en todos los terrenos del arte; los surrealistas comienzan a explotar analogías humorísticas imposibles; y en la España dominada por la mediocridad y la rutina hay quien quiere abrir puertas al vendaval renovador...

Ya en el número 4, de 25 de diciembre de 1921, en La cena del poeta Enrique Polo afirmaba sobre una tradición tan típicamente navideña:

Es la hora de la misa del Gallo, que no me explico por qué razón la oye tanta gente, cuando sólo debiera oírla Rafael Gómez Ortega, y si acaso su cuadrilla. 

Al año siguiente, en el número 16 de 19 de marzo, el mismo Polo escribía en el Diccionario de Buen Humor como primera entrada de la letra G, satirizando la fama de diestro medroso de nuestro personaje:

Gallo.— Cosa que ha dado lugar a enormes escándalos en espectáculos públicos, en forma de pateos, broncas y denuestos. Es indiferente que la frase se refiera a una nota chillona, estridente y desafinada de un cantante, o a otra cosa llamada Rafael Gómez Ortega. En ambos casos, el tumulto público suele ser disparatado e inenarrable. 

Un mes después, el 16 de abril, en el número 20, Néstor O. Lope relacionaba en el artículo ¿La crisis de la vivienda? una lista con supuestos domicilios de famosos de la éopoca

Rafael Gómez (Gallo), — Silva, número 832. 


Buen Humor convocaba concursos en los que sus lectores podían hacer aportaciones recompensadas con premios. Explicando uno de ellos en el número 25, de 21 de mayo de 1922, vuelven a referirse al Divino Calvo:

Esto no quiere decir que los caballeros, los pollos tiernos, y hasta el Gallo (Rafael), queden excluidos del concurso en cuestión; pues aunque el premio que ofrecemos es femenino por su aspecto, su elegancia y su uso, si un caballero resulta agradado (que lo dudamos, dada la epidemia de fealdad reinante), puede y debe obsequiar con él a la señora de sus pensamientos, de sus afanes y de sus ansias; y si no está enamorado, a la señora de su más íntimo amigo; y si no dispone de amigos íntimos, a una de las hijas del jefe de la oficina donde preste (o venda, o alquile) sus servicios. Y si está solo en el mundo, puede también vender nuestro obsequio en pública subasta, y comer unos días de lo que saque. 

Unas páginas más adelante, en Paralelos humorísticos, nueva referencia al diestro:


OBRAS DE TIRSO DE MOLINA 

El burlador de Sevilla. — Rafael Gómez (Gallo), que además es burlador de las otras cuarenta y ocho provincias españolas y de los respectivos reglamentos de las corridas de toros que tiene cada una.


En el número 227 de  4 abril 1926 hay un pie de foto en el que se ve a unos niños representando teatro ante una casa de juguete coronada con una veleta en forma de gallo:
Buen Humor ha descubierto una Compañía Tchico escolava de Género chicos. Vean una escena de El Gallo Veleta (no es Rafael Gómez) representada por loa tres actores más grandes de la escena contemporánea.

Al año siguiente, el 19 de junio, en el número 290, son los lectores quienes aportan chistes:

Exámenes de Latín.

Profesor.- ¿Cómo se llama el gallo?

Alumnos.- En latín no lo sé; pero en castellano se lo diré inmediatamente.

Profesor (sorprendido).- Pues bien, dígamelo usted en castellano.

Alumno.- Rafael Gómez.

El tío Paco.- Zaragoza

En un breve, se puede leer lo siguiente:

ESTAFETA TAURINA

DON ROQUE RUIZ. BARCELONA.—La única estocada bien puesta que ha administrado Rafael Gómez Ortega en su larga vida, la dio en Chinchón el año del cólera y todavía la está cacareando por ahí. 
Sepa usted, pues, que el Gallo cacarea más de lo que debía cacarear.


De nuevo hay una referencia a los pocos arrestos del coletudo en el número 291,de 26 de junio:

Noticias sueltas

El desmesurado y genial torero Rafael Gómez Gallo está ligeramente enfermo de indigestión por haber comido carne de toro en malas condiciones.
Era la única manera de que un toro le hiciese daño a Rafael: en filetes y guisado.

El 2 de octubre escribía Ernesto Polo en Información Telegráfica un delirante relato en el que un chino que vende collares de perlas llora desconsoladamente a la puerta de una joyería cuyo dueño lo denuncia porque “el manchú estaba autorizado para desprenderse de perlas sólidas, pero nada más”:


El incidente ha tenido aquí más resonancia que si Rafael Gómez "el Gallo" se hubiese presentado con el pelo a lo "garçon". 

Finalmente, el 10 junio de 1928 Luis de Tapia hace en Charlas Dominicales una reflexión sobre la pena de muerte:


Y nosotros proponemos, cual transacción, el nombramiento de los pertinentes comités paritarios. Un representante de los verdugos, y otro de los reos. Y como presidente del Tribunal, Rafael Gómez, "El Gallo", que en esto del matar es neutral completamente, ya que unas veces mata, y otras, ¡se los deja vivos !... 

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