miércoles, 12 de febrero de 2014

RAFAEL EL GALLO, DE LA POLÍTICA A ORTEGA

Reaparición barcelonesa
de Rafael.
La revista barcelonesa La Fiesta Brava publicó en su número 363, aparecido el 4 de mayo de 1.934, un comentario titulado … Y armas al hombro! relativo a la estancia de Rafael Gómez El Gallo en la Ciudad Condal el año de su regreso a los ruedos. En el mismo se refleja un acto solidario del genial diestro con unos manifestates liberales y su opinión sobre Domingo Ortega.




¡El Gallo!

Sigue siendo Rafael el número cumbre del programa de festejos primaverales de esta alegre y confiada ciudad ex-condal.

No hay salsa ni guisote en los que el cavino no ponga la nota pintoresca con su agitanada presencia.

Exhibiciones apoteósicas por los carrers, asistencia de honor a los espectáculos, intervius periodísticas por la mañana, por la tarde y por la noche. Y por si faltaba algo para divinizar más el contorno cañí de Rafael, hasta alocuciones de este por Radio, al pueblo de Barcelona.
¡El desantenen, señores!

En vista del incremento turístico que se observa aquí desde el advenimiento del glorioso Gallo, no nos extrañaría que la Sociedad de Atracción de Forasteros tomara el acuerdo de nombrar a Rafael socio de mérito de la entidad.

Lo que estaría muy puesto en razón. Y si, además, le sufragan los gastos de hotel durante su permanencia en Barcelona, mejor.

Pues, entonces, es seguro 
que, ante esa amabilidad
saca el Gallo entre nosotros
cédula de vecindad.


Hotel Colon, residencia de Rafael.
Y a propósito del Gallo. No es cierto, como alguien ha propalado por ahí, que Rafael sea un enamorado de Mussolini. El gallo, para que la humanidad socializante se entere de una vez, siente por el fascio un profundo desdén.

Así lo dio a entender el domingo con motivo de la manifestación antifascista celebrada en Barcelona.

Cuando el estado mayor de los rabasaires desfilaba en manifestación frente al hotel Colón. Rafael, al aire su divinísima calva y embutido su salerosa humanidad en un delicioso pijama, apareció en el balcón de su habitación y empezó a batir palmas, adhiriéndose a la protesta de los rabasaires.

No hay que decir que este heroico gesto de ciudadanía del invicto cañí causó entre los manifestantes una impresión enternecedora y que Rafael fue ovacionado con delirio.
Un poco más y se piden para él las dos orejas de Albiñana.

Y luego dirán que es
“conservador” este diestro.
¿Conservador, Rafael?...
¡Si es más liberal que Riego!

Domingo Ortega
Rafael el Gallo lleva fama de hablar bien de toros y de toreros. Es uno de los poquísimos artistas que saben decir “cosas” y decirlas con gracia.

De ahí que sus opiniones tengan siempre casi tanta importancia como las de Guerrita.

En una reunión de amigos en la que se hablaba de los toreros actuales, alguien requirió a Rafael para que diese su opinión sobre Domingo Ortega, a lo que el Gallo repuso sin meditar la contestación:

- ¿Que qué me parece Ortega? Pues sencillamente que es un “desbravador” formidable.
¡Lástima que a todas las jacas les dé la misma doma!

¡¡Definitivo!!

Breve, conciso, certero,
este juicio ¡vive Dios!
Retrata de cuerpo entero 
al paleto de Borox.

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