miércoles, 6 de junio de 2018

CARTA DE FERNANDO GÓMEZ

En el número 889 de la revista El Toreo (27 de abril de 1891) se publica una carta de Fernando Gómez Gallo en respuesta a la crítica realizada por el redactor de ese medio, Francisco Media Luna, a su actuación en la plaza de Madrid el 19 de abril, en la que confirmaba la alternativa Enrique Vargas ‘Minuto’. El Gallo se negó a cederle la lidia del primer toro, al no aceptar que una alternativa concedida en otra plaza tuviera que confirmarse en Madrid.Se da la circunstancia de que, en el 3º, de la divisa de Aleas, ‘Minuto’ se vio obligado a saltar la barrera y sufrió una grave herida en la cabeza que le impidió continuar con la lidia, por lo que no pudo confirmar la alternativa.


Enrique Vargas 'Minuto'


Apreciable señor mío: En el periódico que usted dignamente dirige, y en su número 887, aparece una revista firmada por Paco Media-Luna, en la cual se me hacen cargos por mi conducta con motivo de la alternativa de mi compañero el espada Minuto.

Perdone Vd., Sr. Director, que abandone por esta sola vez la espada y la muleta, para tomar la pluma, fiado en la benevolencia del público (á quien tantas distinciones debo), y fiado al mismo tiempo en su imparcialidad y justicia.

Se incomoda conmigo el señor Media Luna y malhumorado y lleno de cólera se ocupa de mi humilde persona, increpándome duramente por lo ocurrido en la corrida del domingo último.

Ya se convencerá el Sr. Media-Luna cómo carecen en absoluto de fundamento sus censuras.

Con respecto á la validez de las alternativas, como yo creyera que había motivo de dudas, no ahora, hace mucho tiempo traté de cerciorarme de la conducta que debía seguir cuando se me presentara un caso como el ocurrido el domingo último. Pregunté si las alternativas dadas en Sevilla eran tan válidas como las dadas en Madrid, y el Sr. Juan Martín (la Santera), me contestó en sentido afirmativo.

Quise poner más en claro la cuestión, y amplié mi pregunta diciéndole: “¿Es de imprescindible necesidad que un matador dé dos veces la alternativa á un diestro cualquiera, en plazas como las de Sevilla y Madrid?” El Sr. Juan Martín (la Santera), que en materia de tauromaquia me merece tanto ó más respeto que el Sr. Media-Luna, me contestó que no era necesario, y que únicamente por cortesía podían hacerlo los que con el novel espada no hubieran alternado.

Yo no sé si para el Sr. Media-Luna ésta será una opinión respetable, pero por si no le basta, allá va otra. Manuel Domínguez, que santa gloria goce, hace ya algunos años le consulté acerca del mismo asunto, y me contestó que las alternativas no se toman ni se dan más que una sola vez. Con perdón sea dicho del Sr. Media-Luna, la opinión de Manuel Domínguez me parece bastante respetable. ¿No cree Vd. lo mismo, Sr. Media Luna?

Porque es natural. Aquel célebre maestro me decía: un médico o un abogado que toma el título de doctor en Sevilla o Madrid o Barcelona, para ejercer su profesión no necesita revalidarse en todas las capitales de España.

Consulté este asunto, ¿con quién dirá el señor Media-Lima? con Antonio Sánchez (el Tato), y el eminente maestro del toreo opinó lo mismo que la Santera y que Domínguez.

¿Qué culpa tengo yo, Sr. Media-Luna, de que los maestros del toreo piensen de distinta manera que Vd.? Por si no lo sabe el Sr. Media-Luna (creo seguramente que no), le referiré el siguiente hecho.

 Estando el Tato en Madrid, ajustaron á Manuel Domínguez por la primera vez, y no faltó quien le dijera al primero que Domínguez debía torear después de él, puesto que nunca habían alternado en la plaza de Madrid. ¿Y sabe el Sr. Media Luna lo que hizo el Tato? Pues ceder el primer puesto á Domínguez, porque éste era más antiguo, es decir, porque había tomado con anterioridad la alternativa en Sevilla.

La ley, como sabe muy bien el Sr. Media-Luna, la establece la costumbre.

¿Qué he hecho yo, Sr. Media-Luma, sino seguir la costumbre establecida por eminencias del toreo á quien respeto y cuya opinión me parece tan respetable como la del Sr. Media-Luna?

Vea el apreciable revistero de EL  TOREO cómo sus censuras, a más de injustificadas, dicho sea con perdón, me parecieron prematuras.

Es más: Antonio Carmona (el Gordito) me aconsejó en este mismo sentido.

 El Sr. Media Luna podrá censurarme porque está en su derecho, pero entienda que no tiene motivo para hacerlo.

Es más: Rafael Molina (Lagartijo), otra eminencia del toreo, está conforme con la opinión de los diestros citados.

¿Puedo decirle más al Señor Media Luna)

 Sin necesidad de que nadie se lo diga, comprenderá que sus censuras no están bien justificadas en esta ocasión.

Voy á terminar, Sr. Director, porque Creo que ya comienzo á molestar á los respetables lectores de EL TOREO, citando un hecho que este humilde servidor de Vd. presenció en la plaza de Madrid.

 Francisco Arjona Reyes (Currito), descendiente de dos maestros tan celebrados como Francisco Guillén y Cúchares, dio la alternativa á Cuatro-dedos en la plaza de Sevilla. Al año siguiente tuvieron que torear ambos espadas en esta plaza y cumpliendo con la jurisprudencia establecida, Currito no cedió su primer toro a Cuatro-dedos.

Vea el Sr. Media Luna otro caso igual al que me ocurrió a mí el domingo último.

Si el revistero de EL TOREO tiene memoria, lo recordará seguramente.


Queda, por tanto, demostrado que no he faltado en nada a las reglas establecidas, por lo que las censuras del señor Media Luna carecen de fundamento.

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