miércoles, 8 de mayo de 2019

A BOTELLAZOS

Antonio Fuentes

El domingo 22 de marzo de 1903 se celebró en la plaza de Castellón una corrida de toros con Antonio Fuentes y Rafael en el cartel, que despacharon un encierro de Basilio Peñalver, que resultó encastado, con nueve caballos muertos. El público llenó las localidades.

Como curiosidad, el cronista del Heraldo de Castellón, al ver que se producía un brindis entres los dos diestros, interpretó que Fuentes “confirmó la alternativa al muchacho”.

El festejo sin ser excesivamente brillante, resultó entretenido, pero la noticia estuvo en los tendidos y, más tarde en los alrededores del coso.

Desde el 2º toro algunos espectadores estaban avisando a las fuerzas de orden público de la actitud de un grupo de militares que ocupaban un palco y que tenían una actitud violenta y desafiante con el resto del público.

Tras el arrastre del 5º, se desencadenaron los acontecimientos. Desde el palco comenzaron a arrojar botellas y sillas contra el tendido, y desde allí les respondieron de igual manera. El tumulto fue a más hasta que la guardia civil intervino y detuvo a espectadores civiles y militares. Hubo numerosos heridos aunque ninguno de consideración.

La gente que esperaba la conclusión de la corrida en el parque de Ribalta, aledaño a la plaza, al oír el estruendo pensó que se había escapado un toro, por lo que se produjeron escenas de pánico, hasta el punto que hubo personas que se arrojaron al estanque.

El gobernador militar de la plaza estaba presente en la corrida, por lo que ordenó a la judicatura militar que abriera diligencias para depurar responsabili

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