
A partir de 1906, tras su estancia en París, inició sus pinturas sobre toreros y ambientadas en el mundo de la tauromaquia. Una de las más destacadas fue La muerte del torero (1911), que, según algunos estudiosos, le sirvió de referente a Benlliure para su mausoleo de la tumba de Joselito.
En 1935, realizó un retrato de Rafael el Gallo a lápiz sobre papel. La disposición del diestro, su anatomía y gestualidad parecen un claro antecedente de uno de sus cuadros más famosos: el Torero de rojo. Algunos autores consideran que este cuadro es el homenaje póstumo del pintor a la figura de Joselito.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.