
Siquiera en esto podríamos aprovechar las ventajas de nuestra neutralidad, ya que en todo lo demás son los Estados Unidos los que se aprovechan. Y desde luego la primera invitación ha partido ya de una casa editorial inglesa. Quiere hacerse una película española, una película de la España genuina, auténtica; y al efecto, el oro inglés se ofrece tentador y abundante a... Joselito el Gallo.
Lo sé de buena fuente: la película ha de titularse Amour, soleil et taureax, y el Gallito cobraría, caso de aceptar, 3.000 pesetas por sesión. Suponiendo que se necesitaran cincuentas sesiones para impresionar esta cinta (me dicen que el argumento consta de variaspartes), cobraría el afortunado y jacarandoso Joselito la friolera de treinta mil duros.
Ya sé yo que en esa película vamos a salir todos los españoles hechos unos Joselitos; bien comprendo que desde los tiempos de Mérímée a estos años trágicos de 1914-1915, todo ha seguido igual para España, y que a los españoles no nos queda más que esto: Amour, soleil et taureaux; pero ¡qué remedio! Hagan valer los comediantes su temperamento de españoles y ¡a la plaza! es decir: ¡a la película!

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