Fermín Muñoz 'Corchaíto' |
Manuel Soto Lluch publicó en la sección 'De mi archivo', el siguiente texto en el que recoge un episodio más de la generosidad de Joselito. Sentimos no poder dar detalles sobre la publicación en que apareció pues a nuestra manos ha llegado un recorte de la página.
"Como el lector sabe, Fermín Muñoz 'Corchaíto', el pundonoroso matador de toros cordobés, fue cogido de muerte en el circo taurino de Cartagena el día 9 de agosto de 1914, por un astado, 'Distinguido', de la ganadería colmenareña de Félix Gómez...
Aquella hermosa tarde actuaban con el infortunado diestro José Moreno 'Lagartijo Chico' y Alfonso Cela 'Celita'.
No relataremos los pormenores de la cogida, por ser harto conocidos, pero sí diremos que el desventurado Fermín llegó cadáver a la enfermería. Al enterarse una parte del público del fallecimiento del cordobés, pidieron la suspensión del espectáculo y se lanzaron al ruedo para impedir que la lidia continuara, pues se había dado suelta al tercer bicho de la tarde, en cuyo momento apareció el picado Avia, llorando como una criatura, y de rodillas pidió que cesara la fiesta...
Ante tal emocionante suceso el presidente señor Andeiro hizo la señal para que el bicho fuese retirado al corral. Muchos espectadores, desgraciadamente, se opusieron con energía, por lo que imperó el criterio de que la fiesta siguiese, repitiéndose una vez más, en acción, la frase de 'Nacional', el personaje de la novela del ilustre escritor don Vicente Blasco Ibáñez, 'Sangre y Arena': "Rugió la fiera, la verdadera, la única..." Mientras el cuerpo del desventurado Corchaíto, vestido con el traje de luces azul y oro, mutilado por los buídos pitones de 'Distinguido', yacía sobre la mesa de operaciones, los espectadores seguían, indiferentes a la tragedia, los incidentes de la lidia.
Y allá en Córdoba, en la tierra de los Califas, esperaban impacientes la esposa del infortunado Fermín, doña Carmen de Villafranca y sus dos hijos, el telegrama tranquilizador de "Sin novedad", que esta vez no llegó; en su lugar se recibió otro que llevó el luto, la desolación y la miseria...
Los días que sucedieron a la tragedia, la prensa de toda España relató y lamentó el triste fin del malogrado torero, ejemplo de vergüenza profesional y dechado de valentía...
El crítico taurino del semanario madrileño de los hermanos Carrión, 'Sol y Sombra, Pepito Reyes, lanzó la idea en dicha revista de celebrar una corrida de toros en Vista Alegre, a beneficio de la esposa e hijos del pobre 'Corchaíto'.
Escribieron numerosos artículos sentidísimos y admirables, patrocinando esta propuesta benéfica los populares escritores 'Corinto y Oro'. 'Mengue', 'Pepe Laña', 'Don Silverio', 'Don Justo' y Eduardo Bermúdez, pero con el criterio de que se celebrase el espectáculo en el tauródromo madrileño... Se habló mucho, se escribió más, pero el beneficio no se celebró...
Mientras tanto, la infeliz viuda y los dos hijos del infortunado Fermín Muñoz llegaron hastar verse privados de lo más necesario para la vida...
Pero, ds años más tarde, en 1916, cuando lo del beneficio se había esfumado de la mente de los aficionados, José Gómez 'Gallito', el sumo pontífice del toreo, fue a Córdoba a torear las corridas de feria y, en la noche de la última de ellas, en la que el coloso de Gelves había tenido un éxito apoteósico, su banderillero y cuñado, Ignacio Sánchez Mejías, que empezó su profesión a las órdenes del infortunado Corchaíto, presentó a Joselito a la viuda y a los dos pequeños de aquél y le refirió la miseria que estaban pasando... Al enterarse Joselito de las vicisitudes de los familiares de su difunto compañero, les dijo:
- No llore más, señora. yo lo prometo jasé lo que puea pa remediá sus penas y miseria. Si e presiso mataré yo seis toros pa que usté y los niños tengan un peaso e pan toda la vía...
Ante las palabras del gran lidiador sevillano, nacidas de lo más hondo de su corazón, los hijos de Corchaíto besaron sus manos, mientras la viuda, conteniendo el llanto, le decía:
- Hágalo, José, hágalo; no por mí, sino por eso niños.
Joselito bien pronto cumplió su promesa... El 27 de septiembre de aquel año organizó en el circo taurino de Córdoba la corrida a beneficio de la viuda e hijos de Corchaíto... El cartel lo componían seis toros de la viuda de Sala, para Rafael El Gallo, Manolete padre, Francisco Martín Vázquez, Joselito, Saleri II y Fortuna.
El resultado artístico del festejo fue brillante y el económico produjo pingües beneficios, porque todos actuaron desinteresadamente y varios ganaderos pagaron a prorrateo el importe de los toros de Salas.
Cuando después de la corrida, la viuda e hijos de Fermín fueron al hotel a darle las gracias a Joselito por el beneficio, contestó este:
- Zeñá Carmen, lo que he jecho no tiene importansia. Cualquiera en mi lugar hubiera jecho lo mismo. En nuestra profesión, que e de hombres, toos, derde er primero hasta er último, somos así...
Llenos los ojos de lágrimas, la viuda díjoles a sus hijos:
- Niños, besad a Joselito, que ha hecho más por vosotros que si fuera vuestro padre que está en la Gloria...
Los dos pequeños se abalanzaron sobre el famoso torero y le cubrieron la cara de besos...
Ante aquella demostración de cariño y agradecimiento de los niños, exclamó:
- Pequeños, que siempre os acordéis de los compañeros de vuestro desventurado pare, que han sabío cumplí con su debé; y usté, señá Carmen, to lo que he jecho por ustedes, con estos besos que me han dao sus hijos estoy bien pagao...
Y escondió el rostro para que no lo vieron llorar...
¡Así era aquel coloso de Joselito!..."
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