domingo, 26 de febrero de 2023

EL ARTILLERO, PICADOR DE JOSELITO

Rafael Andrades 'El Artillero', fue un conocido picador de toros. En febrero de 1.946 la revista 'El Ruedo' le hizo una entrevista con motivo de cumplir 50 años y 31 como profesional. El Artillero cuenta sus comienzos y su vinculación con Joselito en este extracto firmado por Cruz Ernesto Franquet:

—¿Es usted el picador más viejo en el escalafón?

—Posiblemente. Tengo cincuenta años.

—De picador, ¿cuántos?

—Treinta y uno. Como verá usted, yo empecé muy joven. Tenía diecinueve años (temporada de 1.915) cuando piqué el primer toro. Desde entonces estoy en la profesión.

—¿A las órdenes de qué matador empezó picando?

—Con José Gómez, Gallito, en la feria de Valencia,

donde piqué treinta y ocho toros, en la puerta misma de los chiqueros.

—¿Muchos años en la cuadrilla de Gallito?

—No. El año 1918 pasé a la cuadrilla de Saleri II, y el año 20 pasé a la de Chicuelo, con el que estuve

hasta el 23. Luego estuve a las órdenes de Nacional II , Juan Belmonte, Rayito, Manolo Bienvenida,

Vicente Barrera, Domingo Ortega, Manolete,

Escudero, y en la actualidad con Cañitas.

miércoles, 22 de febrero de 2023

JOSELITO, PORTADA DE 'EL RUEDO'

 

El 25 de enero de 1.951, en su número 344, la revista 'El Ruedo' dedicó la portada a Joselito reproduciendo una imagen que se ha convertido en icónica al paso de los años.

domingo, 19 de febrero de 2023

LA NOVILLADA DE LA PRENSA DE VALENCIA EN 1.905

Dauder, Angelillo, Vito y Gallito esperando la hora del paseíllo. (Foto: El Ruedo)
Don Justo firmó en la revista 'El Ruedo, de 23 de agosto de 1.951 este interesante reportaje donde cuenta la gestación de la novillada de la Asociación de la Prensa de Valencia de 1.905 en la que se estrenó, entre otros, el pasodoble 'Gallito':

Cumplido el centenario de las corridas inaugurales de la Plaza de toros de Valencia, histórico suceso del que recientemente se ha ocupado EL RUEDO, muchos y muy notables fueron también los acontecimientos de carácter taurómaco que tuvieron como escenario, durante la centuria que ya ha pasado, esa Plaza, condenada a ser demolida para construirse otra en las afueras de la dos veces leal ciudad levantina.

Vamos hoy a desarchivar de nuestra memoria uno de aquellos sucesos, inolvidables para los que de él fuimos testigos, organizado por los periodistas valencianos, del que como estela ha dejado los compases de un pasodoble torero, cuya popularidad se mantiene a pesar del mucho tiempo transcurrido.

Cincuenta y cuatro años de existencia contaba en 1905 el circo taurino de la calle de Játiva, así llamado por los aficionados de la terreta.

Pocos antes llevaba también de vida la Asociación de la Prensa Valenciana y, por consiguiente, no era muy próspera su situación económica.

Presidente de la entidad al cumplirse el primer lustro del siglo en curso el entonces director de "La Correspondencia de Valencia, don José Clemente Lamela, en junta general celebrada el 18 de mayo, se tomó entre otros acuerdos el de celebrar una corrida de toros a beneficio de la Asociación.

Aún subsiste en la confluencia de la Plaza de la Reina y la calle de la Paz el café "El Siglo", en el que tuvo su primera tertulia el desventurado Manolito Granero, poseedor durante dos temporadas de las llaves del toreo.

Y en ese café, por aquel entonces, reuníanse diariamente tres revisteros de grata recordación, constituidos en comisión permanente para organizar la proyectada corrida: José Epila, "Latiguillo", Salvador Muñoz, "Cencerrito"', y Aurelio Yanguas, 'Aguaiyo".

Señalada por ellos la fecha del acontecimiento - 29 de Junio, festividad de San Pedro— y adquiridos ocho buenos mozos del ganadero colmenareño don Félix Gómez, surgieron algunos inconvenientes para ser lidiados por matadores de toros y entonces acordaron correr las temidas reses como novillada, siendo contratados Fernando Gómez, "Gallito", Agustín Dauder, Ángel González, "Angelillo", y Manuel Pérez , "Vito", valenciano el segundo y los demás nacidos en la ciudad del Betis.

No se durmieron los organizadores de la fiesta, haciéndose de esta una fantástica propaganda.

Regaláronse por distintas señoritas magníficas moñas que con otras artísticas donaciones se rifaron entre el público.

Se confeccionaron preciosas banderillas de lujo y la afamada litografía de Ortega hizo un alarde del mayor gusto artístico en la tirada de carteles y billetaje.

El escaparate del comercio de Amador, situado en el centro de la ciudad, bajo la dirección del artista Pepe Benedicto, fue convertido en simulado palco de la plaza, adornado con cabezas de toros disecadas, capotes de paseo, una muleta, un estoque y una montera usada por "Guerrita", todo ello combinado artísticamente con las moñas regaladas.

Los infatigables periodistas no olvidaron la intervención musical, y seis bandas de música, la de Beneficencia. Veteranos, Catarroja, Torrente, regimiento de Mallorca y la Municipal, dirigida por el maestro Lope, intervinieron en el espectáculo.

Por iniciativa de, "Agüaiyo", este maestro compuso cuatro pasodobles, dedicados a los matadores, para ser estrenados durante la corrida.

Llegado el momento de empezar ésta, la Plaza, adornadísima, ofrecía un deslumbrador aspecto.

El ruedo representaba el parche de una pandereta,

y en el centro, con finísimos colores, aparecía reproducido el Miquelete

Las rodajas de la pandereta se hallaban admirablemente pintadas en los tableros de la barrera.

Imponente el lleno, en los tendidos bellísimas mujeres tocadas con la clásica mantilla.

Desfilaron las seis bandas de música antes de que los toreros hicieran el paseo, y al mismo tiempo que aquéllas lanzaban al espacio las notas de alegres pasodobles se dio la libertad a 600 palomas, que revoloteando por todo el ámbito del circo, ofrecieron un cuadro maravilloso. 

Jinete en un magnifico caballo, Pepe Riquelme, el graciosísimo e inolvidable actor cómico, salió a pedir la llave de los toriles, y su presencia fue acogida con una ovación formidable.

En la mañana de la corrida las bandas de música recorrieron la capital, no faltaron las detonantes tracas, y todas las calles se inundaron con alegría, desbordada, en superlativo grado.

Artísticamente ningún grato recuerdo dejaron los espadas, y cuando cada uno de éstos banderilleó su respectivo toro, el maestro Lope, al frente de la novísima Banda Municipal, estrenó los pasodobles dedicados a los matadores, soberbias piezas musicales que pronto alcanzaron justa celebridad.

En la caja de la Asociación ingresó el producto de la memorable fiesta: 12.500 pesetas, porque el precio de las localidades se puso al alcance de las clases más modestas.

Como estela de ésta aun oímos con mucha frecuencia ese pasodoble de Lope titulado Gallito que, dedicado a Fernando "el Gallo", constituyó un formidable éxito del inmortal compositor, pasando a ser el himno torero de sus hermanos Rafael y Joselito en las brillantísimas épocas de estos formidables lidiadores.

Y como final de este pretérito reportaje un ruego a mis admirados amigos y compañeros, los actuales críticos taurómacos de la actual Prensa de la perla del Mediterráneo.

¿Por qué en la próxima corrida de la Asociación no se rinde un sencillo homenaje al maestro Lope interpretándose durante el tradicional descanso de la fiesta por la Banda Municipal los cuatro pasodobles estrenados en aquélla, organizada con tanto acierto por los famosos periodistas Latiguillo, Cencerrito y Agüaiyo?


miércoles, 15 de febrero de 2023

EL GALLO EN ROSARIO DE SANTA FE

 

La foto de esta entrada forma parte de las ilustraciones de la entrevista que en la revista 'El Ruedo' de 27 de septiembre de 1.951 protagoniza el mozo de espadas José María Vizcaíno.

Pertenece al día en que alternó en Rosario de Santa Fe con el genial Rafael El Gallo y con Almanseño.

domingo, 12 de febrero de 2023

MANOLO RAMÍREZ DEFINE A JOSELITO

Manolo Ramírez. (Foto: El Ruedo)
Manolo Ramírez fue un mozo de espadas que, entre otros, sirvió a las órdenes de Pepe Dominguín, de Antonio y Ángel Luis Bienvenida. Intentó en su mocedad la aventura del toreo pero, falto de valor, decidió cambiar de carnet.

En la revista 'El Ruedo' de 6 de septiembre de 1.951, Pepe Montera le hace las siguiente preguntas cuyas respuestas, aunque escuetas, no dejan lugar a la duda: 


— ¿Cuál ha sido su torero favorito?

—¿De la época pasada?

—Naturalmente

—"Joselito".

—¿ Motivos ?

—El fundamental, uno: "Joselito" era el extracto del toreo. En él se veía todo: arte y valor, dominio y extensión.


miércoles, 8 de febrero de 2023

JOSÉ ORTEGA 'GALLITO' EN GRANADA: UNA MALA TARDE...

 

'Gallito' ve morir a manos de 'Perete' el último de la tarde. (Foto: El Ruedo)
La plaza de toros de Granada acogió el día de El Pilar de 1.951 una corrida de toros, a beneficio de la Campaña de Invierno, que contó con la presencia del diestro Rafael Ortega 'Gallito', quien compartió escenario con Cagancho y Gitanillo de Triana, en un cartel que se presumía de arte. La terna se las vio con astados de Rogelio Miguel del Corral y la tarde fue de lo más desafortunada en cuanto al lucimiento de los coletas.

Seis días después, y en la revista 'El Ruedo', Curro Danagra daba cumplida cuenta de lo que aconteció:

Patrocinada por el gobernador civil, y para allegar fondos a la obra benéfica "Campaña de Invierno" —de su propia institución—, tuvo lugar el pasado día 12 una corrida de toros, de la que quisiéramos dejar al otro lado de un tupidísimo velo el resumen artístico.

Don Rogelio Miguel del Corral (del campo de Salamanca) había enviado para este festejo una corrida gorda, con la edad cumplida, bien puesta y a la vez comodísima de cabeza, brava, noble, inocente, "tonta", y es el caso que no empezó mal la función, porque Cagancho, para 'fijar" y "quitar", en el que rompe plaza, paró, templó y mandó con la sal y la pimienta de sus mejores tiempos. "Gitanillo de Triana" provocó el delirio en un quite por verónicas escalofriante, que rayó en lo inconcebible, y "Gallito", en su turno, se hizo ovacionar también en otro quite muy bueno por chicuelinas. Todavía las "musas" dejan captar a "Cagancho" algún que otro momento de inspiración durante la faena de muleta que ejecuta en este su primer toro, al que pasaporta de un pinchazo y media atravesada. Ovación vuelta y saludos.

Fieles a la verdad, podemos afirmar que con el arrastre del primer toro la corrida ha terminado. Todo es inútil a partir de este momento. Ni la bondad de los toros de don Rogelio Miguel del Corral, ovacionados a la salida y en el arrastre; ni, la buena predisposición del público —aunque "Gallito" opinara lo contrario en improcedentes manifestaciones—, ni la benevolencia presidencial. Mantazos, carreras, "'espantás", desconcierto general y sablazos, muchos sablazos, buscando siempre los "bajos".

Cuatro veces pincha ""Cagancho" para un último metisaca que acaba con su segundo enemigo. Pitos.

"Gitanillo de Triana" prende una estocada caída y atravesada que asoma por abajo, pincha feamente y descabella al quinto intento en su primero. En el segundo, pincha tres veces y descabella a la segunda intentona. Y "Gallito" —que, dicho sea de paso, debió olvidar la montera o perderla en el viaje—, con media delantera, perpendicular y atravesada, y un descabello en su primero, pone colofón en el que cierra plaza pinchando hasta siete veces para que el toro se acueste aburrido. 

El público, que llenando la Plaza ha manifestado una vez más su adhesión al gobernador civil de la Provincia, y asimismo el decidido propósito de cooperar con él en la meritísima, humanitaria y cristiana labor de caridad que de manera constante viene realizando, ha salido, sin embargo, íntimamente satisfecho, ya que ha visto coronados por el éxito más rotundo los fines económicos de la organización.

domingo, 5 de febrero de 2023

EL GALLO, VIEJA GLORIA

 La revista 'El Ruedo', de 20 de diciembre de 1.951, publicó en la sección 'Viejas Glorias', el siguiente texto dedicado a Rafael El Gallo a propósito de su asistencia al homenaje que en Barcelona se tributó al empresario de sus plazas, Pedro Balañá Espinós. La foto, correspondiente al citado acto, rebosa torería:


Está de moda este tema de las glorias pasadas. En los deportes, especialmente, ya que bien reciente está el empate del partido entre toreros que son y futbolistas que fueron. Pero también el toreo tiene sus viejas glorias, y una de ellas —de las más típicamente populares— es esta de Rafael "el Gallo", que saluda al público barcelonés, que le ovaciona, durante el festival celebrado en homenaje a la simpática figura de don Pedro Balañá.

A la hora de ocuparnos de los viejos ídolos del toreo, acaso ninguno sea tan representativo como este Rafael "el Gallo", que reúne en sí las cualidades de ser al mismo tiempo hombre popular y torero genial; que hizo fortunas y las deshizo como Castilla hace con sus hombres; optimista en la certera oportunidad de un gesto, o en las proximidades de una guitarra que se alegra en las falsetas del cante chico... y enigmático en su toreo, hecho de revoleras y espantadas, o en las supersticiones que cambiaron tantas veces el rumbo de su vida; hombre capaz de despertar pasiones taurinas violentas por el irregular zigzagueo de su ánimo ante el toro y que tuvo siempre a flor de labio la frase ingeniosa, el gesto impar.

Y, en fin. Cuando tanto se habla de eso de la "personalidad", que tiene tantas definiciones como para hacer con ellas un tomo de 300 páginas, no hay duda de que ésta de Rafael "el Gallo" es auténtica. Inconfundible. Dentro y fuera de los ruedos nadie se le pareció, aunque muchos le imitaron. Es el gitano que cuando estaba en vena era capaz de pasarse un buen mozo por la faja y además —como en una histórica corrida regia en San Sebastián— volverse en cada pase, con un desplante torero, hacia el palco de los reyes para hacerles una venia, mientras los negros buriles de su enemigo intentaban cincelar la línea de su espalda...; y a renglón seguido, en medio de la más colosal faena, cuando cabalgaba borracho de esencias de toreo sobre las nubes de la fama, tiraba la muleta y el estoque y se arrojaba de cabeza al callejón con el mismo desaliento desesperado con que un náufrago se arroja al mar por huir de la muerte. Era tornadizo y garboso como la misma gracia.

Su vida de aventuras a los dos lados de la mar océana: sus amores, tan populares, que corrieron en copla y como letra de un pasodoble que popularizaron todos los corrillos infantiles de una España ingenua: su actuación en el toreo, todo ello evoca una época cercana en la cronología, pero remota en el ritmo del tiempo.

Si siempre ha habido diferencia entre el modo de entender las cosas entre dos generaciones consecutivas, podemos decir que entre la nuestra y aquella —la de nuestros padres— en que "el Galio" era figura, hay un abismo que parece de siglos. Tan lejanas nos parecen las perspectivas.

Tan lejanas, que parecen pertenecer a mundos distintos. Y con ello no nos queremos referir tan sólo al modo de entender el toreo, sino a la manera misma de entender la vida. Hay en la figura de "el Gallo", aplaudida en el ruedo de Barcelona, algo que nos trae recuerdos de aquellos años en que los que iban a la Plaza de toros no eran espectadores, sino aficionados; en que se tachaba de chicos, a poco que se descuidasen, los toros de treinta arrobas: en que la pasión de los tendidos se exteriorizaba con gritos de ronquera y bofetadas de escándalo, difícilmente contenido por los "guindillas", en cuanto toreaban juntas dos figuras rivales; tiempos de "pan y toros", en los que el traje de luces envolvía al "ídolo" en lugar de envolver, como ahora, a la "atracción".

Pero también y, sobre todo, tiempos más fáciles los de aquella época, en que la vida se podía hacer más amable; en las gentes había señorío; el mundo se miraba con menos odio y la técnica no asfixiaba los últimos restos de poesía que iban quedando por el mundo.

Por todo cuanto recuerda, y con nuestra mejor simpatía, traemos hoy a estas páginas al gran tipo impar que ha sido y es Rafael Gómez, "el Gallo".

miércoles, 1 de febrero de 2023

JUAN EVOCA A JOSÉ

Entrevistador y entrevistado. (Foto: El Ruedo)
El recuerdo, la referencia a Joselito en cada una de las entrevistas que se le hicieron a Juan Belmonte tras la tragedia talaverana, no podía faltar en la que firmó en el número 396, de 24 de enero de 1.942, Santiago Córdoba.

En dos momentos puntuales se refiere explícitamente a la estrecha relación que los unió:


—¿Recuerdo más persistente de su gran rival Joselito?

—Pues verá usted... Quizá una conversación de José. Dejaba entrever una amargura por la falta de afecto y confianza sincera por parte de ciertas personas.

—¿Detalles?

—Me los dio, pero no se pueden contar. Generalmente, José y yo hablábamos de caballos, nuestra afición común. Incluso cuando estábamos en la misma Plaza.


Más adelante, evoca el amargo retorno al coso madrileño, del que ambos salieron abroncados el 15 de mayo de 1.920:


-¿Qué tarde derramó más lágrimas?

-Recuerdo perfectamente la primera corrida que toreé en Madrid después de la desgracia de José. ¡Notaba que aquellos aplausos no eran a mi solo! ¡Era. el recuerdo!!'...