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La obra de Benlliure en la actualidad. |
Luis de Castro firma en el número 25.764 del periódico 'La Época' el siguiente artículo que vio la luz el 26 de julio de 1.922:
El gran escultor Mariano Benllliire tiene ya modelado en barro el mausoleo a Joselito. Es una obra escultórica de marcado carácter andaluz, en la que resplandece, con admirable plasticidad, toda la fuerza creadora del ilustre artista levantino.
Por esta vez—y ya iba siendo hora de que alguien lo iniciara-Benlliure ha prescindido de simbolismos para ofrecernos un momento de la vida, uno de esos instantes en que, aun sin querer, nos hace fruncir el entrecejo el misterio de la muerte, guiándonos camino de la meditación. Así son los hombres andaluces de Benlliure, que llevan sobre sus hombros—al entrar en el cementerio— el féretro del infortunado Joselito. Amigos, admiradores incondicionales del diestro, en cuyos rostros ha sabido dejar impreso el artista un ramalazo de dolor, de ese dolor que por no tener lágrimas, es más amargo y es más sombrío.
Las mujeres que figuran en el grupo, son tipos sevillanos, encarnaciones vivas del alma de Andalucía Mocitas que ocultan el llanto, entre los ramos de flores que llevan a la tumba del torero. Mocitas de talle juncal, presas de una tristeza suave; suave como las líneas de sus cuerpos, como la ondulación de sus rizos, como el ritmo cadencioso de sus andares pintureros...
¿Y la expresión de los chiquillos? ¿Quién no dice que aquel chavea, como de unos catorce años, que sigue a la fúnebre comitiva no presiente en aquella hora las hondas tragedias de la torería, en la que él es ya un iniciado? Delante, rompiendo marcha, una mujer joven y bonita, y apenada, lleva en sus manos una imagen de la Esperanza, la Virgen a la que, como es sabido, profesaba Joselito una honda devoción. Sobre el féretro, a los pies del cadáver, se ve extendido primorosamente el capote de paseo del lidiador, prenda a la que Benlliure piensa dar toda la policromía de sus sedas y bordados.
Así es el mausoleo que acaba de modelar el gran escultor valenciano. Obra viva, arrancada de un bloque de la cantera de la raza. Monumento airoso y fuerte que legará a la posteridad una visión luminosa, de nuestros tipos, de nuestros trajes y de nuestras costumbres.
Consta el mausoleo de 19 figuras en tamaño natural. Será todo él de piedra, bronce y mármol. Seguramente dentro de un año o año y medio podrá ser emplazado en el cementerio de Sevilla, en terreno cedido generosamente por aquel Ayuntamiento y elegido expresamente por Mariano Benlliure. Y allí, bajo el cielo sevillano, la obra del prodigioso escultor esplenderá al sol, magnifica y triunfal, como algo de maravilla...