Con estas dos llamativas palabras tituló 'Arte Taurino' la crónica en la que Kastrito relata lo que ocurrió en Sevilla el 24 de junio de 1912 cuando, apenas 24 horas después de su presentación, Joselito y Limeño volvieron a pisar el ruedo maestrante. Los siguientes párrafos recogen las apreciaciones sobre Gallito:
"Tarde de triunfo, consagración definitiva de un mozalbete imberbe que reúne en sí toda la grandeza, majestuosidad, arte y sabiduría que pueda soñar aficionado alguno. Mucho más aún. ¡Qué torerazo! ¡Qué fenómeno! Estas palabras y otras de encomio por el estilo son las que salían de labios de todos los concurrentes que llenaban en su totalidad el circo taurino sevillano. Joselito el Gallo ha triunfado esta tarde de manera ruidosa. Describir sus faenas, por muy detalladamente que lo hiciera, sería una débil muestra de lo que el hijo menor del gran Fernando ha ejecutado. Baste decir que, aun viéndolo hacer, me parecía no estar en mis cabales. Aquella vocecilla aniñada que mandaba a los subalternos, ordenándoles con perfecto conocimiento las faenas que habían de realizar en cada caso, debía ser la voz bronca de un torero que llevara mucho tiempo de andar entre las reses. Y, sin embargo, yo no soñaba, estaba en mi juicio; era, efectivamente, un chiquillo quien hacía todo eso y quien ante los bichos de Agüera ha llevado a cabo faenas asombrosas por todos conceptos, y muy particularmente por la ciencia demostrada. A cada toro de los cuatro que hubo de estoquear le ha dado la lidia requerida y ha obtenido el mayor lucimiento imaginable. ¿Y con el acero? Este no se llama Gallito. ¡¡Mata!! No quedaron sus estocadas y pinchazos en los propios rubios las nueve veces que entró a matar, pero en todas ellas lo hizo por derecho.
Con las banderillas, hoy no le ha acompañado la fortuna; pero, señores, ¡qué modo de preparar y adornarse! Y luego, qué facilidad para clavar! Entusiasmado he abandonado la Plaza, y con el mismo entusiasmo me pongo a escribir estas cuartillas para terminar de referirme a Joselito Gómez, Gallito III, diciendo: ¡Paso al héroe! ¡Paso al torero soñado! (...)
El ganado de D. Adolfo Agüera, bastante grande, fue, en conjunto, manso, pues ninguno hizo franca pelea. El mejor fue el sexto. Tomaron entre los seis veinticinco varas por ocho caídas y cuatro jacos arrastrados.(...)
Como se ve, volvió a repetirse el exitazo de la tarde anterior, constituyendo un verdadero escándalo los continuados aplausos que los muchachos escucharon durante toda la corrida."
Limeño también cosechó muchos aplausos pero fue cogido al entrar a matar al tercer novillo de la tarde, siendo atendido por los facultativos de una herida en el labio de tres centímetros de extensión, con destrozos de la caja dentaria. Se estimaba que su recuperación tardaría unas dos semanas.
Gallito entra a matar a su primer oponente. |
De esta manera despachó Joselito al sexto.