José descabellando al segundo. (Foto: Respetable Público) |
La revista 'Toreros' de 23 de abril de 1911, publica una crónica firmada por Azul y Plata de la actuación en Bilbao de la Cuadrilla de Niños Sevillanos.
Hoy nos obsequió la empresa de Vista Alegre, con una novillada, actuando en ella los niños sevillanos y siendo los aspirantes de bueyes, que se corrieron, de la vacada de Amador García, estando además los becerretes escasísimos de carnes hasta el extremo de que al corrido en tercer lugar los rehileteros pasaron las moras para conseguir poner dos palitos de las calientes, pues de seis pares que intentaron ponerlos, consiguieron adornarle con un palito por barba, dada la finura del morrillo. Con ganado de estas condiciones no hay lucimiento posible, aunque los chicos pusieron todos sus buenos deseos por agradar a la concurrencia que era grande, pues el sol, se llenó antes de la hora, y en la sombra sólo se veían algunos claros. ¡Señores, qué becerros!... Mejor es guardar silencio por esta vez...
Limeño, demostró que es un torerito apañado, muleteando al primero con sosiego, queriendo adornarse al rematar algún mantazo, sin conseguirlo y entrando como un hombrecito, colocó media archisuperiorisima en las agujas que hizo innecesaria la puntilla, premiándole la labor el público con una gran ovación y concediéndosele la oreja. Al tercer toro lo pasó de muleta algo intranquilo y como no le salieran limpios dos pases de molinete, quiso desquitarse con un buen pase rodilla en tierra, para dos pinchazos y una chalequera. En el último, después de artística preparación, colocó un par de las cortas y dos reglamentarios, tumbándole después de un trasteo sin taparle lo debido la cabeza
con una entera que se aplaudió.
Gallito, ¡vaya un niño! Hizo cosas bonitas con la percalina, y con la muleta estuvo superior, acabando algunos pases como consumado maestro, al primero sin aguantar lo debido, le despachó de una baja. A su segundo, colocó un monumental par al cambio, de las cortas, que le valió una ovación, y después de un trasteo inteligente, le arreó una superior aunque torciéndose desde largo, que le valió una ovación y la oreja. Al que cerró plaza, como se aproximaba la hora de tomar el tren (por torear el
lunes en Salamanca), estaba de prisa y soltó una malísima que también el cónclave aplaudió indebidamente.
Mi aplauso al hermano de Limeño, que es un peón infatigable y superior rehiletero, y de los demás, cero... El servicio de caballos, infame; y la presidencia, buena, gracias.