domingo, 30 de julio de 2023

CINCUENTENARIO DE JOSELITO (IX)

 'Hoja del lunes', en su sección 'Cambio de tercio' y con la firma de Manolo, daba cuenta el 18 de mayo de 1970 de los actos celebrados el sábado 16 para conmemorar el medio siglo de la desaparición de Joselito:

CONMEMORACIÓN EN MADRID DEL CINCUENTA ANIVERSARIO DE LA MUERTE DE JOSELITO

Oratorio de Caballero de Gracia.
Además de los diversos actos conmemorativos rendidos a José Gómez (Gallito) al cumplirse el cincuentenario de su trágica muerte en el ruedo de la plaza de toros de Talavera de la Reina, donde el pasado sábado, así como en Sevilla, puede decirse que se dedicó la jornada a tributos y sufragios; también los aficionados madrileños entregaron ayer mañana parte de su tiempo libre a merecida y justa entrega.

Así, a las doce y media de la mañana hubo una misa en sufragio por el alma de Joselito en el oratorio de la calle Caballero de Gracia, por dedicación expresiva de la peña de 'Los de José y Juan', que el día anterior se habían desplazado en pleno a Talavera para acompañar a aquellas autoridades en cuantos actos dedicaron inolvidable maestro taurino de Gelves. Terminada la misa, los asistentes se dirigieron a la calle de Arrieta, en la que vivió Gallito, para depositar coronas y florea en la lápida que allí le recuerda.

miércoles, 26 de julio de 2023

CINCUENTENARIO DE JOSELITO (VIII)

 El periódico 'Nueva Alcarria' publicó el 16 de mayo de 1970 el siguiente artículo firmado por Domingo Cardero Prieto:


UN RECUERDO A JOSELITO EN EL CINCUENTENARIO DE SU MUERTE



Precisamente hoy, 16 de mayo, hace cincuenta años, en la plaza de Talavera de la Reina, el toro «Bailaor», de una ganadería hasta entonces sin historia, de la viuda de Ortega, segó la vida en flor de José Gómez Ortega «Gallito», uno de los toreros mejores que la tauromaquia ha tenido.

Por razones de edad no pudimos verle torear, ya que en la fecha de esta efemérides trágica que comentamos aún no habíamos visto la luz de este mundo, pero de boca de buenos aficionados, en libros, leyendas y biografías, hemos estudiado y conocido la vida taurina de este torero singular que, por ironías del destino, siendo el más sabio de todos, encontró la muerte en una plaza oscura en un día ferial sin suerte.

Tal vez a muchas personas que lean generosamente estas líneas, de forma especial a los jóvenes y a los que no son muy dados a la tauromaquia, las circunstancias que hoy se conmemora no les diga nada o muy poco.

Pero, la realidad es, pese a que en el mundo de los toros la leyenda y el mito adquieren caracteres de firmeza como en pocas otras profesiones, José Gómez Ortega, junto con Juan Belmonte, fue el torero más completo, largo y más sabio del siglo actual. Con él el arte taurómaco comenzó a alcanzar gloriosas metas. Pletórico de afición, con un conocimiento innato de la lidia, con un arte exquisito, José Gómez era tan estampa viva del perfecto lidiador. En sus toros jamás había un capotazo innecesario, un pase de más, un gesto desabrido o el menor alboroto en la lidia. Sabía a qué toros había que torear artísticamente o a cuales había que «aliñar» rápidamente porque no admitían el toreo tal como él lo sentía.

De su saber y de sus extraordinarias dotes taurinas se cuenta lo que de ningún otro torero se ha escrito, pese al medio siglo transcurrido desde su muerte en Talavera: que en una tarde en que toreó solo seis toros de una acreditada ganadería, instrumentó nada menos que veintiséis quites distintos. (Hoy en cuanto se sale de las consabidas chicuelinas, ya no hay nada que hacer). Puso, en tres toros, once pares de banderillas de diferentes estilos, poder a poder, de dentro a fuera, al cambio, por la derecha o por el lado izquierdo, desde los medios, hasta las barreras.

 Pero esto que hubiera podido ser un hecho aislado en cualquier otro diestro, en José Gómez, «Joselito» o «Gallito», que con ambos denominativos vive en el recuerdo de los aficionados, era cosa que se repetía cada tarde en que se vestía de luces.

Por ello, porque fue ejemplo, maestro e ídolo de la torería de su tiempo, desde este espacio que cada semana escribimos para la benevolencia de los lectores, queremos testimoniar nuestro homenaje sencillo con este recuerdo emocionado. Creemos que un torero de su talla, su temple y gallardía no debe permanecer en el olvido aunque el transcurso del tiempo trate de borrarlo en la memoria.

domingo, 23 de julio de 2023

CINCUENTENARIO DE JOSELITO (VII)

 El periódico 'Baleares' publicó el 16 de mayo de 1970 una entrevista con José Castell 'Joselito', mozo de estoques y rendido admirador del Coloso de Gelves. El trabajo lo firmó Caldentey: 


"TRES MESES LLEVÉ LUTO POR LA MUERTE DE GALLITO"

Hoy, al cumplirse medio siglo de la muerte de José Gómez Ortega "Gallito", más conocido en la historia por Joselito, por diferentes razones que no es necesario explicar nos consideramos obligados a rendirle un recuerdo de homenaje. Nadie mejor en Mallorca, para hablar del coloso de Gelves, que José Castell, el veterano mozo de estoques, primer admirador de Joselito en la isla; de quien tomó, como máxima expresión entusiasta, el apodo.

—¿Por qué te llaman Joselito?

—Porque cuando murió Gallito en Talavera me puse luto y no me lo quité en tres meses... Entonces, un amigo que toreaba conmigo de salón, en las afueras de la Plaza de Toros vieja, me dijo: "Más que llevar luto toda la vida por Joselito, lo mejor es que te pongas su nombre, ya que sois tocayos"... Y, naturalmente, acepté la sugerencia del amigo.

—¿Cuántas veces viste torear a Joselito?

—La primera como becerrista, en Palma... Fue la única vez que vino a torear a Palma... Fue la única que vino a torear a Palma... Lo hizo con Limeño, con quien encabezaba la famosa cuadrilla de los 'Niños Sevillanos"... Toreaban de becerristas, pero con picadores que simulaban la suerte de varas... Después le vi, ya como matador de toros, dos veces en Barcelona y una en Valencia.

- ¿es cierto que Joselito fue el torero más fabuloso de todos los tiempos?

- Dentro de su personalidad profesional, por lo menos uno de los más grandes... Fue el más científico de su época, una época en la que para ser figura del toreo era necesario, por encima de todo, dominar el oficio... Y él era un técnico inmenso.

- Belmonte, su gran rival, sin embargo no era un torero dominador.

- No lo era al principio, pero de Joselito asimiló la técnica suficiente para poner sostén a su toreo revolucionario.

- Explícame, en pocas palabras, cómo toreaba Joselito.

- Pues el toro bueno lo toreaba con gusto y perfección, dentro de la moda de aquella época, haciendo alarde siempre de un repertorio infinito... En los quites incapaz era de repetir uno solo, ni siquiera en las corridas que estoqueaba seis y hasta siete toros... Si viera a los de ahora, que no saben otra cosa que hacer chicuelinas... Tenía fantasía, que es lo que hay que tener, oor lo menos cuando se carece de genio... Como banderillero, el más completo. Lo mismo por un pitón que por otro banderilleaba de poder a poder, al quiebro, al sesgo, al cuarteo... Y con la muleta no digamos... Le gustaba mucho el pase natural en redondo, que en sus primeros tiempos ejecutaba apoyando la punta del estoque en la franela... Alguien se lo criticó y ya siempre dio el pase natural apoyando el estoque en la espalda.

- ¿Y como matador?

- Nunca fue Joselito un virtuoso de la estocada, pero le cogió el tranquillo a la suerte de matar y los toros le duraban el tiempo que él quería.

- ¿De cuántos pases se componía una gran faena de Joselito?

- Doce, catorce... A los marrajos los dominaba a base de ayudados por bajo y mucho toreo por la cara, pero siempre con gracia e inagotable repertorio... Hoy no hay quien toree por la cara porque la gente no le concede importancia a ese toreo, teniendo tanta.

- ¿Qué edad tendría en la actualidad Joselito?

- Joselito nació en Gelves el día ocho de mayo de 1895, exactamente en la calle de la Fuente número dos, en la huerta llamada 'El Algarrobo'... Joselito tendría ahora setenta y cinco años justos.

- ¿Cuándo tomó la alternativa?

- La tomó en Sevilla el día 28 de septiembre de 1912, de manos de su hermano Rafael... El toro se llamaba 'Caballero'... El día uno de octubre del mismo año...

- No sigas, ya tenemos bastante.

Muy dignamente lleva el apode de Joselito.



miércoles, 19 de julio de 2023

CINCUENTENARIO DE LA MUERTE DE JOSELITO (VI)

El diario 'Pueblo' publicó la siguiente crónica en la que, bajo las iniciales de M. F. M., el popular Manolo Molés da cuenta de lo que fue la corrida en la que se conmemoró en Talavera de la Reina el cincuentenario de la muerte de Joselito:

RECORDAR ENTRE BRONCAS

Le puedo asegurar, don José Gómez (Gallito) que José Gómez (Gallito), que los hombres de esta generación no han sido flacos de memoria a la hora de darle a usted la gloria que merece. Le digo esto porque me consta que la tarde del sábado fue en todo el país un puro recuerdo a su memoria, y más aún aquí, en Talavera, donde usted se tropezaría con las astas de «Bailaor» cuando todavía sonaban en sus oídos los enfados de los madrileños en aquella aciaga tarde de San Isidro. Sería el suyo un final triste, pero, al tiempo, hermoso.

Era hoy fiesta grande en Talavera. Como entonces. Claro que usted ya no conocería a estas gentes y a este pueblo. Ni la feria en donde la mecánica le ha ganado la mano a tratantes de mulas y rocines.

No hubo música en el paseíllo. Hubo, eso sí, un minuto de silencio en su memoria y algún que otro brindis a su parcela de cielo. Y en un palco, muchos hombres, para los que usted todavía permanece vivo.

Pero sepa, don José Gómez, que la corrida, montada con mucho acierto, pasó del recuerdo a las broncas con una rapidez de vértigo, y todo porque los toros de don Lisardo Sánchez, bastante serios y desiguales en todo, tuvieron problemas con su fuerza y en ocasiones con su cuerna, más que astillada de tanto cornear en los corrales. Por esto último retiraron al segundo —muy bravo— y por aquello abroncaron a1 sexto que completaba el lote de Camino. Aquí fue de órdago el enfado. El presidente no accedió a retirar el toro, y Paco Camino, altivo y rabioso, se negaba a darle muerte, entretanto la arena sobre la que usted cayó herido de muerte se cuajaba de almohadillas. Al fin, Camino accedió a matar la res y cayó el telón de la tarde.

Antes Diego Puerta, tan valiente como el que más lo fuera en los tiempos de usted, arrancaba a golpes de corazón y buena maña una oreja al toro que abría plaza. Diego, variado con el capote, se montaba en el triunfo pese a que el toro, por poco picado, se creció en el último tercio. EI cuarto, brindado al doctor Leal Castaños, poco bueno llevaba dentro. Diego apuró la faena lo más posible y se ganó palmas muy fuertes.

Fíjese usted qué cosa, don José: resulta que este Paco Camino, al que hemos dado en llamar el Joselito de nuestro tiempo, lidió su lote entre broncas enormes a sus toros y, sin embargo, él se ganó tremendas ovaciones y tuvo el público a su favor; pero es que resulta que Paco Camino se subió a la apoteosis con solo estar valiente en su primero y con lancear a1 que devolvieron a los corrales, amén de un quite por verónicas que por bello bien valía esta corrida. Su actual sucesor, don José Gómez honró su memoria como imaginarse no puede. ¿Sabe una cosa, Joselito? Pues que a uno le hubiera gustado —y no por comparar precisamente— que usted y Paco hubiesen coincidido en un portón de cuadrillas, coincidiendo en un mismo tiempo de existencia. ¿Se imagina dos «gallitos» de estos vuelos en plena pelea?

Completaba la tarde Currito Vázquez, un muchacho al que las cosas se le están poniendo feas, porque los toros y la vida parecen estar en su contra. Sepa usted, don José, que este chaval tiene un arte que tira de espaldas y, sin embargo, ahora anda perdiéndose en un querer y no poder, que duele no poco a quien esto escribe. Con su primer toro no se confió, y con el otro, bueno cuando se le daban los adentros, la cosa fue a más, aunque al final Currito no alcanzase lo que pretendía. Y es que este tierno matador necesita mucha moral para que las esperanzas en él depositadas no se pierdan.

domingo, 16 de julio de 2023

CINCUENTENARIO DE LA MUERTE DE JOSELITO (V)

 Continuamos con las referencias de la prensa de 1970 al cincuentenario de la muerte de Joselito en Talavera de la Reina. 'Hoja de lunes' recogió en su edición del 11 de mayo el siguiente artículo, sin firma, sobre la cabeza de 'Bailaor' que, más de cincuenta años después, no ha dejado de ser un misterio:

UNA CABEZA APÓCRIFA DE 'BAILAOR'

Sobre la cabeza del toro "'Bailaor" se ha dicho que la mandó cortar Sánchez Mejías y que la trajo a Madrid, para su disecación, Antonio Moreno (Lagartijillo), que era eI contratista de la carne. Don Luis, que pasó aquella trágica noche en Talavera, asegura que Ignacio le dijo que mal podía él haber dado tal orden cuando ni siquiera se enteró de la muerte de su cuñado hasta que le vio de cuerpo presente en la pueblerina enfermería de la plaza. Además, otras personas que debían estar bien informadas, también sostuvieron que la cabeza en cuestión estaba ya destrozada cuando se recibió en el desolladero la orden de cortarla, dada no se sabe por quién- ¿acaso el  mismo contratista y que la que Lagartijillo se trajo era la del sexto toro. ¿De quién era, de añadidura, la propiedad de un trofeo tan preciado para la historia del toreo? Porque no se comprendo que uno como aquél anduviese rodando de pueblo en pueblo por las casetas do feria, exhibiéndose a tanto entrada, y ya ni sepa adónde fuera a pudrirse.

miércoles, 12 de julio de 2023

CINCUENTENARIO DE LA MUERTE DE JOSELITO (IV)

'Hoja del lunes' publicó el 11 de mayo de 1970 el siguiente artículo, sin firma, en el que se referencian los monumentos que de José había en ese momento y algunos datos más:


TRES MONUMENTOS ESCULTÓRICOS Y TRES LÁPIDAS MURALES EN MEMORIA DE JOSELITO


Tres efigies de bulto y tres lápidas adosadas a otras tantas edificaciones evocan en cuatro poblaciones españolas a la egregia figura taurina de José Gómez Ortega, más conocido como Joselito o Gallito, de cuyo nacimiento se han cumplido setenta y cinco años el pasado día 8, y de cuya trágica muerte se cumple medio siglo el día 16 próximo.

El más notable de los monumentos dedicados a tan célebre torero se alza sobre su propia tumba, en el cementerio de San Fernando, en Sevilla. Es obra de Mariano Benlliure, en bronce, y representa en figuras de tamaño natural a toreros y a gitanos y gitanas (Joselito era 'calé') llevando a hombros o acompañando, en procesión de dolor popular, al cadáver del gran lidiador, yacente en féretro descubierto. El cuerpo embalsamado de Gallito fue conducido desde Talavera de la Reina a Madrid, y desde aquí, en tren, a Sevilla, donde se le dio tierra. A partir de su llegada a dicha capital andaluza, las campanas de la Giralda estuvieron doblando lúgubremente durante veinticuatro horas seguidas, y por acuerdo del cabildo catedralicio se ofició en el grandioso templo metropolitano, con asistencia del gobernador civil y del Ayuntamiento en pleno, un funeral tan solemne como los aplicados en sufragio de los cardenales que rigieron la archidiócesis.

El BOTIJO ROTO

 Otro de los monumentos aludidos se encuentra cerca del coso taurino de Talavera de la Reina; es un busto de mucho mérito, en bronce sobre pedestal de mármol blanco, con esta breve inscripción: "1895 - Joselito - 1920". Cuentan algunos viejos talaveranos que a muy poca distancia del lugar en que se halla dicho busto es donde el 16 de mayo de 1920, cuando Joselito y su cuadrilla se dirigían en tartana descapotada desde la estación ferroviaria al hotel, alguien ofrendó amablemente un botijo de artesanía talaverana al matador, con el nombre de éste bellamente dibujado; pero al tomar agradecido la bonita pieza de loza, se le cayó a Joselito y se rompió en muchos pedazos, quedando su nombre partido por la mitad, lo cual impresionó mucho al torero gitano por considerarlo un mal presagio, que, en efecto, se cumplía pocas horas después.

El tercer monumento, con la inscripción "A Joselito el Gallo, la afición española", fue inaugurado en abril de 1964, costeado por suscripción pública, en el pueblo de Gelves, a pocos kilómetros de Sevilla, donde el famoso diestro vio la luz primera y donde, siendo aún niño, su padre le enseñó a torear las primeras becerras. La escultura, elegida en previo concurso de maquetas y fundida en bronce, es original de Federico Coullaut Valera, quien, para realizarla, estudió centenares de fotografías de Joselito y contó además, para ciertos detalles taurinos, con el asesoramiento de Antonio Bienvenida. Representa al torero triunfador en el instante supremo en que el toro cae muerto, de un estoconazo, patas arria.

EMOCIÓN DE UN BRINDIS

En el mismo pueblo sevillano de Gelves, en la modesta casa de la huerta donde Gallito vino al mundo hace ahora tres cuartos de siglo, hay una lápida conmemorativa, por iniciativa del anterior duque de Alba (el padre de la actual duquesa), quien, costeándolas de su bolsillo, dedicó también sendas lápidas artísticas a Teodosio en el pueblo segoviano de Coca (la Cauca de los romanos), donde dicho emperador nació; a Garcilaso de la Vega, en Frejus (Francia), donde el galán y valiente poeta cayó herido de muerte al asaltar la fortaleza de Muy; y a don Antonio Machado (en este caso no se trata de lápida, sino de unos azulejos) en el palacio sevillano de Las Dueñas, en el cual vino al mundo el genial cantor de los campos de Castilla, pues su padre tenía allí vivienda como administrador de dicha finca de la casa ducal de Alba.

Otra de las lápidas evocadoras de Gallito está en la plaza de toros de Talavera de la Reina, en la cual fue muerto por el toro 'Bailaor', hijo de 'Canastillo' y 'Bailaora', que era el quinto de la tarde. El cartel era un mano a mano entre Joselito y su cuñado Ignacio Sánchez Mejías, quien también moriría de una cogida en la plaza de Manzanares. Una especial emoción tenía para Joselito aquella corrida, como se desprende del brindis de su primer toro: "Brindo por el presidente, por su distinguido acompañamiento y por el pueblo de Talavera, donde tenía muchas ganas de torear porque esta plaza la inauguró mi padre, por cuya memoria también brindo". Treinta años antes, ciertamente, en 1890, se había inaugurado ese coso con un mano a mano entre Fernando Gómez, padre de Joselito, y Antonio Arana (Jarana).

CARROZA HISTÓRICA

Tres cuartos de hora escasos vivió Gallito tras el momento de la terrible cogida. La mesa de operaciones en la cual expiró aún la conservan en Talavera los descendientes del médico forense don José Fernández Sanguino, quien practicó la autopsia y redactó la certificación facultativa del fallecimiento. Aquella mesa o cama de operaciones y el instrumental quirúrgico eran propiedad del citado galeno, y cada vez que había corrida se trasladaban desde su clínica privada a la enfermería de la plaza de toros.

Finalmente, hay otra lápida relativa a Joselito en Madrid, sobre la fachada de la casa número 14 de la calle de Arrieta, junto a la plaza de la Encarnación. Dice así: "En esta casa vivió José Gómez (Gallito) y aquí le rindió Madrid el último tributo de admiración. Gelves, 8 mayo 1895. Talavera, 16 mayo 1920". Costeó este recuerdo mural la peña taurina Los de José y Juan, gallistas y belmontistas unidos. En ese piso de la calle de Arrieta, que ocupaba Joselito durante sus estancias en Madrid, quedó expuesto su cadáver, y ante él se oficiaron varias misas, una de las cuales oyó devotamente el estadista don Antonio Maura, admirador y amigo de aquel gran torero. Luego, el fúnebre cortejo  por las calles de nuestra capital, hasta la estación ferroviaria de Atocha, fue seguido o contemplado por todo Madrid. Se utilizó en aquella ocasión la más lujosa carroza funeraria para tiro de caballos, dándose la circunstancia de que en ese mismo carruaje negro fueron llevados al Panteón de Hombres Ilustres, en 1912 y en 1921, respectivamente, los cadáveres de dos famosos hombres públicos asesinados: Canalejas y Dato. Cuando en Madrid se motorizaron los traslados mortuorios, esa histórica carroza fue vendida a una empresa funeraria de Gijón, que allí la siguió empleando y que, a comienzos de 1967, siéndole ya innecesaria, intentó venderla con destino a algún museo de Madrid, per aquí ya no interesó a nadie. Era un recuerdo demasiado voluminoso y bastante tétrico.


domingo, 9 de julio de 2023

CINCUENTENARIO DE LA MUERTE DE JOSELITO (III)

Antonio García-Ramos firmó el siguiente artículo en 'Hoja del lunes' del 11 de mayo de 1970, en el que repasa el trofeos obtenidos por el coloso de Gelves en las plazas más señeras:

El venidero sábado, día 16. se cumplirá medio siglo de la trágica muerte de Joselito el Gallo en el coso de Talavera de la Reina, en cuya enfermería, según Rafael Sánchez Mazas,

Cuatro blandones había

y cuatro banderilleros

llorando en la enfermería

por la flor de los toreros.

Dibujo de Roberto Domingo que ilustró el artículo reproducido.

Quiero concretar su amplia personalidad torera en el enfoque de sus más graciosas actuaciones en Madrid recordándolas, través de la prensa de la época, por las orejas quo ganó. salvo error u omisión, pues entonces estos premios -que se habían iniciado seriamente con Vicente Pastor en 1910-—se reservaban para faenas excepcionales. (Tan a cuentagotas se concedían en la capital de España que el propio Joselito sólo consiguió 16 en 81 corridas, mientras en Sevilla, con público no benévolo -desde 1915, en que conquistó la primera que se otorgaba-—, obtuvo en 40 corridas otras tantas orejas.)

La primera la  logró en 5 de Junio de 1913, con el toro 'Jimenito' de Saltillo, al que lidió y estoqueó a la perfección. Buen toreo de capa, cuatro quiebros con las banderillas por el lado derecho y en los medios, faena con la zurda y ejecución primorosa por tres veces de la suerte de recibir. "De continuar así va a traer de cabeza a toda la gente que use espada y muleta. 

Cuatro cortó en 1914. Una, el 2 de mayo en la primera corrida en que alternaba con Juan Belmonte en Madrid: la de 'Azuquero' de Contreras, en el que puso cátedra desde el cambio de rodillas con la capa hasta la media estocada en las agujas. Otra, el 7 de junio, con 'Caramelo', de Contreras, coronando su formidable labor con una estocada volcándose sobre el morrillo. Y dos, las de 'Coralino' y 'Presumido', el 3 de julio, la tarde memorable en que mató siete toros de Vicente Martínez y Don Modesto le proclamó 'Papa-rey de la torería'.

En 1915 ganó dos: una, el 8 de mayo, el primer mano a mano con Juan en el coso madrileño y ganado de Contreras. "La faena al tercero fue magistral porque de un toro reservón desde que salió del toril y mal picado logró que tomase la muleta y que el público tocase las palmas entusiasmado; la otra, el 15 de mayo, de un nervioso saltillo. "El héroe de la tarde, José Gómez. En el séptimo, bravo, pronto y poderoso, derrochó la destreza por arrobas en una faena emocionante por lo pronto que se revolvía el bicho".

Tres consiguió en 1916. La primera, el 12 de mayo: "José tuvo una gran tarde. La faena que hizo al segundo murube es la de las que no se olvidan. Un mágico muleteo metido entre los pitones de un toro que acaba por resultar un esclavo, vencido por un torero que domina y subyuga con primorosa facilidad, ante el asombro de la multitud·. La segunda y la tercera, de 'Rondeño' y 'Sevillano', de Gamero Cívico, el 8 de octubre. "Tarde redonda. Con toreros como Joselito es imposible que la afición no salga encantada y loca de alegría, después de las variadas, elegantes, artísticas y finas labores que realizó con sus dos toros".

Una obtuvo en 1917, en la corrida de la Prensa, la de un pablorromero, el 30 de mayo. "Al tercero, que se hizo el amo del ruedo, cobardón y avisado, lo convirtió con la muleta en codicioso y noble, mientras el 'respetable' se volvía loco aplaudiendo, matándolo de una magnífica estocada en todo lo alto".

En 1918 cosechó tres. Una, el 16 de mayo con astados de Gamero Cívico. "El quinto, con muchos pitones, le corneó a la salida de un quite. Con el traje destrozado, sin mirarse, tres formidables pares de banderillas. Faena angustiosa, comenzada de rodillas, con el público en pie, rematada de emocionante estocada. Frascuelo, Espartero, Reverte, Machaquito... ¡Eche usted valientes! ¡Joselito!. Las otras dos, las de 'Gorrión', de Guadalest, el 10 de octubre. "Desarrolló un curso completo de la lidia de un toro entre el delirio general".

Una oreja cortó en 1919, con la corrida de despedida de Cocherito de Bilbao, sacando un asombroso partido a un manso contreras, al que dominó y toreó prodigiosamente.

La última oreja conquistada en Madrid fue la de 'Rondador', de Vicente Martínez, el 5 de abril, en la corrida de Beneficencia. Luis Fernández Salcedo subraya certeramente: "Como alternaba con dos valientes -Belmonte y Sánchez Mejías- y un estilista matador de toros -Varelito-, descolló Joselito como temerario y como estoqueador, siendo para él la única oreja de la tarde". Su segundo resultó el único malo del encierro reseñando Clarito: "En el quinto, bronco y tirando muchas cornadas, José dio unos cuantos trallazos inteligentísimos para ahormar la cabeza, y en cuanto se puso a tiro, media caída de efecto rapidísimo". 

Joselito toreó cerca de setecientas corridas y mató más de mil quinientos toros. Sufrió seis cornadas graves: Bilbao, Barcelona, Bilbao, Barcelona, Zaragoza y Madrid. Esta última - 1 de mayo de 19119- le tuvo más de un mes sin vestir el traje de luces. Ha sido el mejor lidiador de astados que ha existido, culminando en él la línea de diestros completos_ Pedro Romero, Paquiro, El Chiclanero, Lagartijo y Guerrita. 

miércoles, 5 de julio de 2023

CINCUENTENARIO DE LA MUERTE DE JOSELITO (II)

 El vespertino Aragón Exprés publicó en su edición del 23 de mayo de 1970 una entrevista con la tata de Joselito, firmada por Fernando Gelán para Europa Press. Dolores Miranda tenía por entonces 91 años y seguía viviendo en Gelves:

LA NIÑERA DE JOSELITO NUNCA LE VIO TOREAR

Se cumple este año el cincuenta aniversario de la muerte del que fue famoso matador de toros: José Gómez 'Gallito', conocido en el amplio mundo e historia del toreo, como Joselito. Aquel joven espada sevillano que murió una tarde de un festejo que se celebró en Talavera de la Reina.

Pero en el pueblo de Gelves, lugar donde nació el famoso torero sevillano hay una mujer que recuerda la infancia del famoso Joselito. Esta mujer se llama Dolores Miranda. Está arrugada su piel por los años, la cara deformada por una caída que sufrió hace unos meses porque tiene noventa y un años de edad y ha de usar muletas para poder sostenerse. Esta anciana mujer, Dolores Miranda, fue la 'tata' de Joselito o la 'niñera' del famoso torero sevillano que nació en ese pueblo blanco de Gelves, situado a unos siete kilómetros de Sevilla. Hasta Gelves he llegado. La pequeña localidad sevillana está bañada por un sol de justicia y contrasta el cielo azul brillante, con la cal blanca de las pequeñas casas y la de su campiña. El pueblo está casi vacío. Es hora de faenas en el campo o que sus hombres estén cumpliendo su deber en las industrias cercanas. Pero Dolores Miranda está en su pueblo. En el número 68 de la calle Millán Astray. Allí la 'tata' de Joselito vive desde hace muchos años. Desde que enviudó. Ahora comparte el hogar con su hermano Francisco. Dolores trabajó como aceitunera cuando dejó de cuidar a Joselito, y vive de una pequeña pensión de jubilación que recibe puntualmente, aunque también el Ayuntamiento de Gelves le ayuda en ocasiones, como asimismo familiares amigos de la familia de Joselito. La casita de Dolores Miranda es modesta. Unos viejos y rancios cuadros de cromos descoloridos representan algunas escenas populares o bodegones intentan esconder los muros pobres de la habitación de entrada. Sobre una antigua cómoda, una pequeña silla sosteniendo un muñeco vestido con ropas antiguas. Y me atreví a preguntar a Dolores si tenía algún simbolismo. Quizá podía representar como un recuerdo de sus años que estuvo como ama junto al más grande de los toreros o de una maternidad frustrada. Pero lo cierto es que Dolores Miranda, con sus 91 años de edad, su cara morena y arrugada, deformada, con una memoria prodigiosa, nos relata momentos vividos con Joselito, aquel torero grande, de la historia grande del toreo de España que dio a luz Gabriela Ortega.

—Dolores, nos han dicho que usted conoció y trató a Joselito el Gallo y a toda la familia. ¿cómo fue esto?

Dolores no tarda en contestar. Hilvana bien la conversación. Casi habla como si estuviera viviendo en estos momentos los acontecimientos habidos hace setenta y cinco años. Dolores me responde cuando yo fijo mi vista en el muñeco sentado en la silla que está sobre la cómoda.

—Poco tiempo antes de nacer Joselito, la familia vino a Gelves a una huerta que tenían aquí. Una vez entramos muchos chiquillos a la huerta y después de un buen rato los chiquillos se marcharon y yo me quedé allí. No sé pero puede que les resultará agradable para ellos. Lo cierto que la madre de Joselito me mandó a por agua a la fuente del pueblo, le hice el "mandao", cuando regresé ya quedé a vivir con ellos. Se fueron para Sevilla, porque también tenían casa allí pero al poco tiempo regresaron a Gelves para quedarse dcl "to ", y seguí viviendo con la familia.

- ¿Y qué hacía usted en la casa?

- Yo me encargaba de hacer "mandaos'" a la familia. También llevaba al colegio a los primeros hijos de don Fernando y doña Gabriela, las hermanas de Joselito. Me acuerdo que cuando la señora de don Fernando tuvo a Joselito, me dijo el padre "más vale que vaya por los niños al colegio para que vean al hermanito que. le hemos traído en una canastita de flores".  Entonces fui al colegio por los hermanos de Joselito y me los 'traje" para la casa. Entramos en la alcoba y estaba doña Gabriela con Joselito. Empezamos a "chillar" y a gritar de alegría por el nacimiento.

- ¿Y que pasó más?

- -EI día que lo iban a llevar a bautizar los padres de Joselito le preguntaron a todos los chiquillos de la calle que quién le cogía para llevarlo a la Iglesia. Entonces contesté que yo lo llevaría . Y entonces arreglaron la ropa y llevé al niño hasta la parroquia dc Gelves. Aquella noche fue una gran fiesta en el pueblo. Hubo mucha música y de 'to" Y allí estuve yo también. Tanto cariño me cogió la familia que me quedé definitivamente en la casa con ellos, aunque yo vivía enfrente.

—¿ Y se hizo usted cargo del cuidado de "Joselito "?

- Así fue. Yo estaba siempre con Joselito. Me acuerdo que tenía un cochecito con una jaquilla que le llamaban ' Chispa'. En el coche me subía con Joselito y nos paseábamos por la carretera hasta que el niño fue mayorcito.

—¿Le quería a usted mucho la familia de Joselito ?

- Sí señor. Las hermanas de Joselito, Trini, Lola y Gabriela, que las tres se casaron con toreros, me querían mucho, Igual que los padres. Y el niño, que era un encanto. Me acuerdo cuando Joselito tenía puesto un baberito de luto por la muerte del padre que me decía: "Dolores, yo quiero pan de tu casa, porque a mí me gusta el pan de Dolores". Y las hermanas de Joselito igual, les gustaba comer en mi casa que estaba enfrente.

Al lado nuestro, en la conversación con Dolores Miranda, está su hermano Francisco. También estuvo muy unido a la familia de Joselito, y con el padre de Joselito y el hermano Rafael "EI Gallo ", jugaban en Gelves a los toros pensando en días de glorias taurinas.

- Teníamos hecho un "carrito " con la cabeza embalsamada de un toro. A cada uno le tocaba tirar el carro una vez y los otros cogían el capote y la muleta. Y yo también hacía mi "parmoteo" y mis lances con Fernando y Rafael. Tanto Fernando como Rafael venían a Gelves en muchas ocasiones y solían celebrar en Gelves las tardes de triunfos que tenían en las plazas. Entonces Gelves tuvo una época esplendorosa. Venían gente de "to er mundo".

¿ Cuánto tiempo estuvo usted con Joselito? - le pregunté a Dolores.

—Estuve poco tiempo. Hasta que Joselito tendría unos siete años. Yo tendría unos quince años. Y durante ese tiempo siempre estuve cuidando de él. Luego, a los siete años la familia se marchó a Sevilla y se quedaron siempre a vivir allí.

- ¿ Cómo era Joselito cuando lo cuidaba usted, Dolores?

- No había ningún chiquillo para poderlo comparar. Tenia un cuerpecito muy alto y era muy bonito él. Tenia una cara muy bonita...

Cuando Joselito estaba con usted, Dolores, ¿qué le decía?

- Cuando jugaba con las hermanas y les "pegaba " bromeando, me decía que me quitara. Se escondía de tras de mí, porque me decía que también me daría unos azotes Era muy simpático el niño.

¿ Con los siete u ocho años tenía Joselito. lo vio usted ya con afición a los toros?

- ¡Digo! Claro que sí. Toreaba mucho con unas cornamentas pequeñas que le hicieron y que tenía en la casa de Gelves, de aquí del pueblo. Y toreaba mucho con los chiquillos del pueblo a los siete años.

—¿Usted nunca lo vio torear en la plaza ante un toro de verdad?

—No, nunca. Solamente recuerdo que su padre don Fernando, cuando celebraba alguna fiesta en la placita de la casa que tenía aquí en Gelves, cogía a Joselito que tendría seis o siete años y lo ponía delante del toro. Nosotros le decíamos "Ay, don Fernando, que va usted a matar al niño Don Fernando decía que nos fuéramos para la cocina que al niño no le pasaba nada don él.

—¿Por qué no se fue a Sevilla con la familia? 

- Me hubiera gustado ir, porque además ellos querían que me fuera a vivir con ellos a Sevilla. Pero yo no podía dejar solos a mi padre, a mi hermano, a los que tenía que cuidar. Cuando tenía ocho años dejé de ver al niño que yo había estado cuidando con tanto cariño.

— ¿ Y no fue nunca a Sevilla?

—Sí, fui una vez. Joselito, el niño, estaba en casa. y me dijo: "Anda, ahora vas a ir con mi hermana Gabriela, a retratarte para que me deje aquí un retrato y que tenga un recuerdo tuyo". Fui a retratarme y le dejé allí la fotografía, me invitaron aquel día a almorzar, pero yo iba con una señora de Gelves que tenía prisa y no podía entretenerse y no me pude quedar.

- ¿Y no volvió a Sevilla?

- Fui  vez. Toreaba aquel día en Sevilla pero Joselito no estaba en casa. Vi el traje preparado en la casa que se tenía que poner. Pero. los jaleos que siempre se forman antes de la corrida tuve que regresar a Gelves sin verlo.

—¿Cree que la recordaba Joselito en Sevilla ?

- No sé, porque como dejé de verlo, no sé si me "mentaba " o no me "mentaba".

— ¿Cuándo se enteró de la muerte dc Joselito ?

- Se corrió enseguida por el pueblo que un toro había matado al niño. Yo me metí en casa llorando mucho. Aquello me emocionó mucho, mucho.

¿ Recuerda mucho a Joselito?

—Sí, yo lo  lloro todos los días, todos los días... A mi Joselito lo lloro yo todos los días...

Dolores Miranda. la "tata " de Joselito se queda en Gelves. Allí nació y allí vive. EI recuerdo de sus años junto al gran torero sevillano, creo que la mantiene aún viva a sus 91 años. Ella; esta mujer anciana. es todo corazón. Y las lágrimas han brotado en los ojos de Dolores porque tiene aún presente aquellas jornadas de los primeros pasos de José Gómez 'Gallito '.


domingo, 2 de julio de 2023

CINCUENTENARIO DE LA MUERTE DE JOSELITO (I)

Esta entrada, y las siguientes, plasmarán la significación que tuvo en la prensa generalista de mayo de 1970, la conmemoración de la tragedia de Talavera en la que Joselito falleció medio siglo antes.  

La primera entrega corresponde a cómo trató el tema el semanario '7 fechas' en un artículo sin firma:

COGIDA Y MUERTE DE JOSELITO EN TALAVERA

Los tres hermanos en la peña el Gallinero de Valencia.

EI día 16 de mayo de 1970 es la fecha del cincuentenario de la muerte de Joselito, cogido por el toro "Bailador" (sic) en la plaza de Talavera de la Reina.

Fue algo que los aficionados de toda España se resistían a creer. José Gómez Ortega (Gallito), el más grande torero de todos los tiempos, a los veinticinco años de edad, cuando alcanzaba las más altas cúspides de la gloria, había muerto sobre la arena de una pequeña plaza provinciana.

Afirma don José María de Cossío que la corrida de Talavera de la Reina había sido organizada casi en broma por amigos del propio Joselito, no pensando en éste para el cartel, que en principio estaba proyectado a base de su hermano Rafael (EI Gallo), Sánchez Mejías y Larita.

Pero el día 16 de mayo era fecha obligada para Joselito en Madrid, y no deseando el diestro prodigarse en la capital de España, se ofreció a sus amigos para torear aquella fecha en Talavera. EI encuentro fue casual entre Joselito y don Leandro Villar, empresario de la plaza, y el torero le dijo:

—¿Por qué no me pone usted a mí?

—Porque tú eres muy caro para Talavera —respondió el empresario.

—Yo soy el más barato —replicó el diestro—, porque soy el único que le llena a usted la plaza

Así se formalizó el acuerdo. La víspera, día de San Isidro, sí toreó en Madrid. A una actuación no muy afortunada se unió la desconsideración del público, que le abucheó airadamente. Belmonte, que toreaba con él, ha recordado aquella tarde en los siguientes términos: "Llegaba entonces a su apogeo aquella irritación de la gente contra Joselito y contra mí. Toreábamos muchas corridas, no nos pasaba nunca nada, cobrábamos bastante dinero, y el espectador llegó a tener la impresión de que les estábamos estafando, de que habíamos eliminado el riesgo de la lidia y nos enriquecíamos impunemente...".

Durante la lidia del cuarto toro de aquella corrida isidril, la excitación del público llegó al máximo. Cayeron algunas almohadillas. Una de ellas dio en pleno rostro a Joselito, mientras una voz anónima del tendido 10 de gritaba: "iOjalá mañana te mate un toro en Talavera!

Al día siguiente, pues, Joselito salió hacia Talavera de la Reina francamente contento por no tener que repetir en Madrid. Además, estaba el factor sentimental de que la plaza talaverana había sido inaugurada por su padre.

La corrida era de la ganadería de la señora viuda de Ortega, de muy cuidada. Salvo el tercio de banderillas del cuarto toro, en el que Ignacio Sánchez Mejías y Joselito compitieron brillantemente nada de particular se produjo en el ruedo. En estos pares de banderillas escuchó Joselito la última ovación de su vida.

EI quinto de la tarde se llamaba «Bailador» (sic). Negro, pequeño, bronco y con poder, su peligrosidad se hizo patente desde el primer momento. EI mismo Joselito se dio cuenta inmediatamente de ello, porque ordenó a su hermano Fernando, que salía a veces con la cuadrilla, a pesar de carecer totalmente de agilidad, que se retirase del ruedo.

«Bailador» era un toro de los llamados burriciegos. Es decir, veía bien de lejos, pero no de cerca, de tal manera que cuando Joselito comenzó a trastearle, obedecía seguramente más a la voz que al engaño, que no veía. El toro había tomado a la fuerza cuatro puyazos, matando a los cuatro caballos. Después comenzó Joselito su faena. EI señor Cossío, testigo presencial de aquel memorable acontecimiento, narra así lo sucedido:

«Al rematar uno de los muletazos quedó el toro sin atender al engaño y al parecer dominado, y pensando que debía dejarle refrescarse, se alejó de su terreno para arreglar la muleta. A1 distanciarse de él penetró en la zona en que el toro percibía los objetos, y se arrancó rapidísimamente sobre el espada. Este le marcó la salida con la muleta, pero el toro, fijo en el objeto, al llegar al diestro no podía, por su defecto visual, percibir el movimiento de la muleta, y enganchó a Joselito volteándole».

«Le levantó del suelo por la pierna izquierda, en la que le infirió un puntazo corrido; pero el cuerpo en el aire cayó sobre el otro pitón, en el momento en que el toro tiraba su derrote, metiéndole todo el asta en el vientre, asestándole una cornada mortal. Debió entrar muerto en la enfermería...

La noticia de la muerte de Joselito causó en España una impresión memorable, pues no en vano era el maestro de maestros. José Gómez Ortega había nacido en Gelves (Sevilla), el 8 de mayo de 1895, hijo menor del buen torero Fernando Gómez .Gallo». A los dos años ya jugaba a los toros con sus hermanos en la placita que había en la huerta donde vivían. A partir de los seis años ya se le ve más en las tientas que en la escuela. Al ver las excepcionales condiciones que demostraba le protegieron desde muy joven, conocedores como don Eduardo Miura, don Felipe de Pablo Romero y A los doce años Viste por primera vez el traje de luces, en Jerez de la Frontera, donde el público se opuso a que matara el segundo becerro por ser desproporcionado para su edad y sus facultades, llorando de rabia el torerillo.

De aquel festejo nació la cuadrilla infantil, en la que eran matadores Joselito, Pepete y Limeño, que cobraban diez reales por corrida. Al año siguiente, Joselito y Limeño formaron la famosísima cuadrilla de niños sevillanos, que toreó nueve corridas en la temporada. De la  seriedad con que ya entonces Joselito tomaba su profesión, da fe lo ocurrido en uno de estos festejos: el novillero Manuel Diaz "Agualimpia", que iba como auxiliar de la cuadrilla, era pariente de Joselito, y cuando toreaba este en Cádiz le advirtió en una oportunidad: "Con la derecha, José". A lo que el pequeño replicó muy seriamente: «Usted hace el favor de callarse, que yo sé bien lo que tengo que hacer". Y terminó la lidia del becerro, entre aclamaciones del público, con la izquierda. Aquél mismo año hubo de suspender sus actuaciones por orden de Gabriela Ortega, su madre, a quien él idolatraba, a pesar de que ya los empresarios le buscaban con empeño. Joselito escribió a su madre, que se hallaba en Madrid, pidiéndole permiso para torear «ya mismo, porque se me está pasando la edad de ser torero». Tenía catorce años.

EI día 13 de junio de 1912 se presentó en Madrid. Estaban previstos unos novillos del duque de Tovar, a los que se negó a torear porque eran chicos. Como no había otros novillos disponibles, exigió unos toros de don Eduardo Olea que estaban previstos para una corrida extraordinaria, de cinco años y con más de quinientos kilos de peso, con los que tuvo una actuación extraordinaria. EI 28 de septiembre de aquel mismo año tomaba la alternativa en Sevilla.

Ya matador de toros, se establece una inicial rivalidad con Bombita, entonces el amo de los ruedos españoles, y probablemente Joselito es el principal responsable de la inesperada retirada de aquél, convencido de que el torero que llegaba barrería con todos. Después la rivalidad, noble y llena de felices logros taurinos, con Juan Belmonte, llena los años siguientes hasta el de su muerte, en una competencia que mantuvo al rojo vivo la fiesta nacional. Fuera de los ruedos eran grandes amigos, y la noticia de la muerte de Joselito afectó de tal manera a Juan que hubo de guardar cama.

De los años que restan no se puede decir más que Joselito fue constantemente elevando su categoría y su prestigio, hasta el punto de que toda la fiesta giraba en torno a él. Casi todas las temporadas toreó más de cien corridas, salvo cuando las cogidas le quitaron buen número de fechas. En todas las temporadas toreaba varias corridas de seis toros él solo, siempre con triunfos inenarrables.

La muerte en Talavera fue quizá el broche obligado a tanta gloria. La muerte del torero pasó a los labios de los poetas y se cantó en los romances.