domingo, 7 de abril de 2024

RAFAEL Y RODOLFO OPINAN UNO DEL OTRO

Alejandro Montani, como referimos en la última entrada, escribió en 1993 un libro, 'Mi vida en los toros', en el que recoge vivencias compartidas con diestros de época. Así, al preguntarle a Gaona su opinión sobre Rafael, el mexicano le respondió con esta frase:

"De El Gallo  aprendimos todos y cuando estaba bien, estuvo mejor que todos". 

También le pidió al Divino Calvo un juicio sobre el de León de los Aldamas que tuvo la siguiente respuesta:

"Fue tan grande ese indio, que en una corrida en Sevilla, cómo torearía un toro que cuando salió el mío, no sabiendo qué hacerle, pedí una silla y por primera vez daba un pase sentado".

miércoles, 3 de abril de 2024

GAONA OPINA SOBRE JOSÉ

El diestro peruano Alejandro Montani publicó en 1993 'Mi vida en los toros', libro donde repasa su trayectoria en los ruedos además de opinar sobre los diestros que conoció. En el apartado dedicado a Rodolfo Gaona, pone en boca del Califa de León las siguientes palabras referidas a Joselito:

"Hablando con Gaona de vuelta de torear en Morelia, le pregunté: "Don Rodolfo, es cierto lo que dicen que Joselito fue un fenómeno del toreo?". Y me contestó: "La verdad es que sí, era muy soberbio; cuando te veía hacer algo, enseguida quería superarte. El toreo hubiera progresado más si no la toma conmigo, ya que Belmonte no le podía mantener el tren de pelea a Joselito, que era muy largo y variado en su toreo y él estaba más cómodo sin mí, así que trataron de molestarme para que regresara a México".

domingo, 31 de marzo de 2024

¡VIVA BERMONTE!

La anécdota que reproducimos la cuenta Verdades en 'El Noticiero Gaditano' de 27 de junio de 1930:

¡VIVA BELMONTE!


Estaba en su período más vivo y apasionado la competencia entre los grandes toreros Gallito y Belmonte. La noble lucha de ambos diestros se reflejaba entre los partidarios de cada uno, y como es lógico, entre los familiares de los dos famosos lidiadores. 

Alameda de Hércules. (Foto: visitarsevilla.com)
Gallito tenía un tío carnal, vago de nacimiento, que sólo vivía de sablear a su sobrino; pero llegó a tanto su desahogo, que ya Gallito cerró el grifo de sus dádivas y se limitaba a cada petición a ofrecerle trabajo decoroso con que ganar para sus necesidades.

Un día entraba Gallito en su casa de la Alameda de Hércules, cuando se le acercó su tío.

- Oye, Joselito, hijo de mi 'arma'; por tu 'salú', déjame dos duros 'pa' que hoy coman mis 'chiquiyos'.

- Ya te he dicho que yo doy trabajo, pero que no mantengo vagos. 

- Mira, José, que es una 'necesidá' 'mu' grande.

José:

- Como si fuera 'mu' chica. No.

- ¿No?

- No.

Entonces, el pariente, para vengarse, buscó la exclamación que pudiera molestar a su sobrino y en medio de la Alameda, rodeado de gallistas acérrimos, lanzó a voz en cuello este grito:

-¡Viva 'Bermonte'!







 

miércoles, 27 de marzo de 2024

ANTONIO CAÑERO TRAE NOTICIAS FRESCAS DE RAFAEL

El 27 de junio de 1930 'El Noticiero Gaditano' publicó un fragmento de una entrevista al rejoneador Antonio Cañero. El jinete, recién llegado de un periplo por la América taurina, daba noticias fidedignas sobre Rafael El Gallo:


LA VIDA PINTORESCA DE RAFAEL EL GALLO


Al regresar de América el famoso rejoneador cordobés don Antonio Cañero, varios periodistas le han abordado celebrando con el famoso artista sendas interviús.

De una de ellas creemos curioso reproducir lo que don Antonio cuenta de Rafael el Gallo.

-¿Puede usted contarme algo de la vida de "Rafaé" en América?

- La vida del Gallo se desliza allí como aquí. Trágica y pintoresca al mismo tiempo.

-¿Y torea mucho?

- Nunca le faltan contratos. Se le admira y se le considera por todos, y siempre el público se muestra con benevolencia en sus tardes desastrosas.

-¿Y qué vida hace?

- Para él la de un verdadero rajá. Vive contento. Espléndido como siempre, cuanto gana lo deja en manos de los 'admiradores' que le siguen. Ahora lo administra el veterano 'Almanseño' y éste sabrá lo que gana 'Rafaé'.

- ¿Y algún rasgo pintoresco?

- En la última corrida en la que tomé parte recuerdo que 'Rafaé' toreó a su primer toro llevando al hombro una toalla. Daba la impresión de que se acababa de afeitar. ¡Cosas del Gallo!. En este toro obtuvo un gran éxito. Pinturero y artista emborrachó al público con las filigranas de su capote mágico que arrancaba explosiones de entusiasmo. En cambio en el otro toro estuvo desastroso. Y 'Rafaé' luego justificaba su fracaso diciendo que el bicho tenía dentro los "espíritus de la Pastora".

- ¿No piensa volver a España?

- Por lo menos ahora, no. Cuando se le pregunta sobre esto contesta que en América se cuenta por dólares y en España por pesetas.



domingo, 24 de marzo de 2024

¿RAFAEL PASTELERO?


Las prolongadas ausencias de Rafael de nuestra tierra provocaron que se desbordara la imaginación de gacetilleros y periodistas. Rumores y noticias no contrastadas, entre otras ciertas, llegaban a la península Ibérica dando razón de sus andanzas. 

Así, el 22 de junio de 1930 'La Voz de Aragón', en su sección 'TIC-TAC' anunciaba lo siguiente:

"Dicen de Méjico que Rafael Gómez, 'El Gallo', se ha establecido en Lima, explotando una pastelería.

Es lo menos que al divino calvo le corresponde: acabar la vida dulcemente, que bastantes amarguras ha sufrido".

miércoles, 20 de marzo de 2024

NUEVA ANÉCDOTA DEL DIVINO CALVO

En esta ocasión la anécdota que transcribimos está recogida del diario 'El Adelantado de Segovia', en su edición del 14 de febrero de 1930:

¿ES QUE VAMOS A NADAR?


El anecdotario de Rafael Gómez 'El Gallo', encierra muchas páginas y mucha gracia. Y es que Rafael es andaluz y gitano, es decir, que tiene "ángel" por los cuatro costados. He aquí una de sus infinitas anécdotas:

Una mañana, Rafael, en unión de varios amigos se introdujo en una taberna del distrito quinto de Barcelona. Estaba llena de parroquianos el establecimiento cuando hicieron su entrada en él Rafael y sus acompañantes. La parroquia quedó pendiente de los gestos del torero. Se acercó el camarero a Rafael y, solícito, le espetó el castizo: "¿Qué va a ser?".

-Tráete manzanilla - requirió "el Gallo".

- A los cinco minutos, sobre la mesilla, a cuyo alrededor estaban sentados el torero y sus amigos, doraba las copas de manzanilla. Iban con Rafael diez amigos, y otras tantas veces se vaciaron y llenaron las copas. Aquello parecía un rito.

Ahora unos chatos por mí -dijo uno.

-Estos los pago yo - expresó otro.

Diez amigos, diez chatos cada uno. A Rafael tanto chato le pareció demasiado. En esto, un parroquiano quiso participar también en el rito, y en voz alta ordenó al camarero:

- Ahora, tráete unos chatos, que los pago yo, en honor de Rafael y sus acompañantes.

El Gallo no pudo contenerse y replicó vivamente:

- ¡Zeñore! ¿Ez que vamo a nadar?

domingo, 17 de marzo de 2024

MÁS ANDANZAS DEL GALLO EN 'LA GACETA DE TENERIFE'

'La Gaceta de Tenerife', en su edición del 7 de febrero de 1930, publicó el siguiente artículo en el que glosó la personalidad del inigualable Rafael:

LAS ANDANZAS DEL GALLO


El notable crítico del 'Nervión' de Bilbao, Luis, nos cuenta lo siguiente:

"Está visto y revisto que Rafael (El Gallo) sigue siendo genial a la vejez.

Últimamente ha toreado dos corridas en Quito, capital de la República del Ecuador y de la provincia de Pichincha, en unión del Almanseño, y en la actualidad se encuentra en Lima, dispuesto a "sacrificar su afición" para engrandecimiento y bienestar de los que le rodean.

Hasta aquí la cosa no tiene en realidad marcada importancia, pero señores del margen, es el caso que Rafael, después de estas andanzas, piensa retornar a España allá para Abril y esto, verdad, es algo lamentable.

Porque un diestro de la categoría y fama de Rafael Gómez Ortega, que después de dejar aromas geniales de su arte gitanísimo y ganar siete u ocho millones de pesetas vuelta a dar tumbos "misericordiosos" de plaza en plaza y de ruedo en ruedo es, ante todo, bochornoso e incomprensible.

No hay remedio para este torero de intuición creadora, pues al lado de lo sublime de su arte nos presenta lo ridículo de otro de su modo de ser y junto al despilfarro de millones nos trae la miseria más absoluta.

El Gallo, como es sabido, nació en Madrid el 17 de Julio de 1882, en la casa número 3 y 5 de la antigua calle de la Greda (hoy de los Madrazo) y se tiene por sevillano, ya que en Sevilla pasó los años de su niñez y mocedad.

Rafael Gómez lleva 27 años de matador de toros, pues tomó la alternativa en Sevilla en Septiembre de 1902, y la confirmó en Madrid el 20 de Marzo de 1904, alternando con Rafael Molina (Lagartijo).

Hace unos años le preguntaron unos amigos a Rafael:

- ¿Es verdad que piensas retirarte?

- No hagáis caso de bromas -contestó-. Yo no puedo retirarme, porque es de lo que vivo. El día que me vaya de los toros, en casa no va a haber ni para sopas.

Y tenía razón, porque El Gallo es así de castizo.

De sus rasgos de altruismo generoso se pueden contar numerosas anécdotas.
Cierto año empezó la temporada con un duro en el bolsillo y con más de diez mil de deudas.
Llegó a Madrid y un corredor de alhajas, quieras que no quieras, le obligó a que le comprara un solitario de diez mil pesetas.
- ¿Y cómo te voy a pagar? - preguntó Rafael.
- No te preocupes -contesto el negociante avispado-. Me llevas a las ferias de Valencia, allí toreas cinco corridas y tienes margen para pagarme...
Y con unas entradas para los toros, la cuenta de la fonda y la del viaje, todos tan contentos.
Accedió el gitano, se firmó el trato y el joyero fue a Valencia formando cuerpo con la cuadrilla. Pero en la capital levantina esperaban al Gallo otros acreedores y el hombre de la sortija no pudo cobrar la factura como creía.


Entonces empezó la peregrinación, porque aquella sombre a de acreedor siguió a Rafael a Santander, Vitoria, San Sebastián, Bilbao, Logroño y Valladolid, donde fue el pago.

Allí se hicieron las cuentas y en números redondos resultó que la alhaja le había costado al torero 'cañí', además de los dos mil duros de la tasa, otros mil por la demora.
Pero no paró ahí la cosa. Rafael marchó después a Sevilla y en la feria de San Miguel fue a los toros y un compañero suyo -Francisco Martín Vázquez- le brindó la muerte de las reses, y el Gallo, no teniendo a mano otra cosa con que obsequiar, le arrojó la alhaja que le había costado unos días antes 60.000 reales.
¡Las andanzas del Gallo! ¿Para qué seguir?
La historia del torero Rafael Gómez Ortega tendrá, a a través de los tiempos, el glorioso recuerdo de algo inexplicable, y todas sus proezas se contarán bajo el alegre sol de Andalucía, entre el repicoteo de unas castañuelas y unos chatos de manzanilla".


miércoles, 13 de marzo de 2024

EL GALLO, NÁUFRAGO EN LIMA

 

Foto aérea de Lima hacia 1930 (Foto:https://www.researchgate.net/)

El periódico almeriense 'El Mediterráneo' daba cuenta el 3 de enero de 1930 de un incidente naval en el que se vio inmerso el popular Rafael Gómez 'Gallo', que días antes había partido de la ciudad ecuatoriana de Guayaquil con rumbo a Lima:

Lima.- El trasatlántico norteamericano que conducía esta ciudad al famoso torero Rafael Gómez "El Gallo", ha embarrancado en los bajos de Samanco.

El pasaje se puso a salvo, como así mismo la tripulación.

Para el lugar del accidente han salido dos remolcadores para intentar poner a flote el buque".

Sánchez Ortiz, en 'Heraldo de Zamora', apostillaba:

"El capitán del barco ha manifestado que aunque es muy problemática la salvación del buque, no hay que lamentar ninguna desgracia personal".

'El Progreso', por su parte, aportaba más datos relativos al nombre y nacionalidad de la nave: Mapocho, de Chile.

'El Luchador' apuntaba a la niebla como causa del accidente.

'La Libertad' cifraba en 1.552 toneladas de desplazamiento del buque y que "entre los pasajeros existe algún pánico, motivado por el temor de naufragio". El máximo responsable de la navegación afirma que "la posición del buque no es peligrosa".

"Correo Extremeño", afirma el 4 de enero que "el vapor se hundió pocos minutos después de haber encallado, pero afortunadamente todos sus tripulantes han logrado ser salvados".

'El Día Gráfico' recoge el día 5 el siguiente breve de la Agencia Americana: 

"Lima, 4.- Han llegado a esta capital  los pasajeros del vapor costero chileno "Napucho" (sic), que embarrancó al sur de Samanco, en el arrecife de Punta Negra, lugar reconocido como muy peligroso para la navegación.

Las operaciones de salvamento tuvieron que realizarse rápidamente, pues el buque se inclinó con extraordinaria rapidez hacia un lado, haciendo peligrosísima la permanencia a bordo.

Los pasajeros fueron embarcados en las lanchas salvavidas del 'Napucho' (sic). Entre ellos figura el célebre torero español Rafael Gómez 'El Gallo'.

Por su parte 'La Voz de Aragón', con mucha sorna y una vez resuelto felizmente el incidente, publicó: "Se fue a pique el vapor en el que viajaba El Gallo y Rafael Gómez, hecho náufrago, se salvó del cataclismo.

¿Náufrago El Gallo? ¿Pero ha dejado de serlo el pobre torero alguna vez?"










domingo, 10 de marzo de 2024

LOS DE HERNÁN IMPIDEN EL LUCIMIENTO DE LOS NIÑOS SEVILLANOS EN BAYONA

Arènes de Bayonne. (Foto: https://www.tripadvisor.jp/)

El número 35 del  periódico 'Le Sport', publicado en Bayona el 5 de junio de 1910, daba cuenta de la novillada celebrada en esa plaza el domingo anterior, 29 de mayo, con astados de Máximo Hernán. La crónica, firmada por Brunito en la sección 'La Novillada de Dimanche', se centraba en las actuaciones de Limeño y Gallito Chico, la pareja de moda en los espectáculos taurinos menores, y la de Pacorro, que actuaba como sobresaliente y, si había lugar, despachaba al sobrero.

La empresa Ostolaza et Cte. quiso suspender la comparecencia de los Niños Sevillanos, pese a que ninguna circunstancia podía justificar la medida. Nuestro reportero afirmó que "Limeño es un buen matador y Gallito un excelente torero", tras haber visto las evoluciones del dúo en San Sebastián y en la misma Bayona.

La tarde que nos ocupa no acabó en triunfo por el mal juego del ganado, "manso, cobarde y con tendencia a tomar el olivo". Hasta 17 saltos registra en su cuaderno de notas el bueno de Brunito, amén de otros que, por despiste, omitió. En los caballos flojearon los de Hernán, manseando en banderillas y cortando terreno. Nada pudieron hacer los torerillos en el último tercio, pues no mejoró el comportamiento de sus antagonistas.

Brindó Limeño a las presidentas, que no lucían la clásica mantilla española, pasó de muleta al torete que abrió plaza con la diestra y dejó una estocada a flor de piel y otra de mejor colocación, entrando muy recto en las dos ocasiones. Se le recompensó con aplausos.

Al segundo le dibujó cuatro pases superiores de cabeza a rabo y cobró un espadazo tendido que le valió una oreja. 

Con el último estuvo mal pero muy valiente, rematando de gran estocada y cinco pinchazos, con el cornúpeta muy agarrado al piso y sin hacer nada por él. Dos descabellos precedieron a los pitos finales. 

La labor de muleta en este novillo fue buena al principio, pero luego se diluyó. Limeño anduvo sobrio con el capote y bien con las banderillas, clavando de frente al séptimo torete.

Gallito hizo con su primero una bonita, e ineficaz, faena de muleta.  Algunos buenos pases por bajo para dejar tres medias estocadas caídas y un buen pinchazo. La parroquia lo aplaudió.

Ante su segundo hizo poco con la muleta. Un solitario buen natural, un mal pinchazo y una pescuecera que mereció que se dividieran las opiniones del respetable. 

Pasaportó al sexto, tras tres buenos pases por bajo y varios malos, de un espadazo en el cuello por moverse el novillo, otro que hizo guardia, nuevo pinchazo y un descabello. Aplausos. 

Gallito se mostró, en las raras ocasiones que tuvo la oportunidad de manejar el capote, como un maestro. Destacó al natural con la muleta y le plantó un par de banderillas al cambio al séptimo que fue muy aplaudido.

Pacorro, el sobresaliente, despachó al séptimo, haciendo las delicias de los espectadores con la muleta: dos naturales, un molinete, desarme y, con otra muleta, cobró dos estocadas, una hasta el puño, saliendo triunfador de la plaza. 

Mal los del castoreño. Los banderilleros Limeño, Torerito y Cara-Ancha, trabajadores y afortunados. El puntillero, nulo y la entrada a la plaza, mala. 

miércoles, 6 de marzo de 2024

BUENA TARDE DE RAFAEL EN VALENCIA

El domingo 13 de junio de 1926 se celebró en Valencia una corrida en la que Rafael El Gallo compartió cartel con Ignacio Sánchez Mejías y Braulio Lausín 'Gitanillo', en la lidia de seis toros de Veragua. Aguaíyo relata lo sucedido en 'Diario de Valencia' de martes siguiente:

Cabecera del periódico. (Fuente: prensahistorica.mcu.es)

EL GALLO CANTA


Rafael el Gallo defraudó la esperanza de cerca de 20.000 espectadores el domingo último.

Se llenaron por completo las localidades y tendidos del circo, y se llenaron, más que nada, por ver hacer al Gallo piruetas, 'espantás' y degüello de reses.

Pero se equivocaron los que con tan 'piadoso' fin fueron al circo de la calle de Játiva, pagando las localidades a alto precio; se equivocaron, porque el Gallo "no hizo reír"; el Gallo canta todavía, y canta el ki-ki-ri-kí con muchos más bríos que antes de marchar a América.

Rafael, con sus cuarenta y siete años, su escasa salud y sus muchas vicisitudes, puede con los toros todavía; y no sólo logra que le ovacionen cuando torea, sino que corta orejas, como el domingo.

Era el primero de Veragua lo que se llama un señor toro, con trapío, pitones y arrobas; y Gallo lo saludó con tres verónicas, una navarra y un recorte, que pusieron en pie a la concurrencia. Siguió artístico y adornado en quites, y cuando llegó la hora de matar, después de un discurso más largo que su calva, abrió cátedra de torear, muleteando cerca, erguido, quieto, con pases de todas las marcas, incluso la suya de cambiarse la muleta de mano por la espalda. Más que nada se le vio en aquella faena verdadero conocimiento de los toros y del arte de torearlos, porque sacó de aquel bravo y nobilísimo animal todo el partido que sacarse podía. Después, entrando habilidosísimo, mató de media estocada 'lagartijera' y hubo las palmas consiguientes, salida a los medios y vuelta al redondel.

En el cuarto de la tarde, que no era tan noble, ni tan suave, ni tan bravo, sino huido desde que pisó la arena, el "gitano de la Alamea", después de brindar a los de los tendidos de sol, izo con la muleta una faena efectista, parando unas veces de modo asombroso y rectificando otras, pero cerca y pinturero, aunque rara vez el bicho pasó. Vino luego una 'espantá' nueva, sin tomar el olivo; mas repuesto pronto, compuso la cabeza del veragüeño y lo hizo rodar a sus pies de media delantera en lo alto, tan habilidosa como suya. Entonces se desbordó el entusiasmo de la concurrencia y hubo concesión de oreja, vuelta al anillo y ovacionaza. Resumiendo: que el Gallo dio un mentís el domingo a cuantos fueron a la plaza para divertirse a su costa. Rafael el Gallo canta todavía a pleno pulmón. ¡Ki-ki-ri-kí!

Fue el cuñado de Rafael, Ignacio Sánchez Mejías, otro de los encargados de despachar los seis veraguas, y, como siempre, derrochó voluntad por complacer al público, que no salió disgustado de sus faenas.

Por eso yo, que no comulgo con las muchedumbres ni estoy dispuesto a luchar con ellas, acato su fallo, aunque, en calidad de aficionado puro, no me satisfaga nunca la actuación del señor Ignacio.

Y no me satisface porque el toreo es arte, y por lo tanto ,debe practicarse como tal, no como ciencia.

Eso de mediar con compás y escuadra los terrenos, con ayuda de 'portamiras' y descomposición de la línea gallarda del lidiador para clavar un par de rehiletes, lo creo de gusto deplorable.

Eso de los pases en el estribo, para el que sabe algo de matemáticas y de Física, como él, no tiene mérito, porque está en el secreto de que la masa toro ha de tomar su terreno, que es la cuerda del arco, y no la circunferencia; luego hay truco.

En resumidas cuentas, que el señor Ignacio me parece hombre de extraordinario valor con los toros, pero no un artista del toreo.

Sin embargo, al público le gustan sus cosas, y yo respeto esos gustos, diciendo lo que ese hombre realiza cuando torea, pero no dedicándole una palma nunca, no puedo, ante todo y sobre todo soy aficionado.

Veroniqueó Mejías al segundo de la tarde cerca y voluntarioso, pero sin lucirse. Tomó las banderillas después, y en la suerte natural clavó dos pares de frente, buenos. Haciendo alarde de facultades, al hilo de tablas, colocó seguidamente otro par, saliendo por las afueras. Y para terminar clavó un cuarto par por dentro, sin mérito alguno, porque el bicho estaba muy distanciado de los tableros.

Su labor de muleta en ese toro fue por la cara y con la derecha, intercalando en ella pases en el estribo, rodillazos y demás suertes de mejor o peor gusto. Alargando el brazo y sin pasar dejó un pinchazo escupido; después otro, mejor ejecutado, pero saliendo por la cara también. Encogiendo el brazo pinchó una vez más, y con un estoconazo delantero, cuarteando a la salida, terminó. Sonaron palmitas. 

En el quinto de la tarde tuvimos que padecer de nuevo los pares de la 'mariposa'. El público le decía que no los pusiera de esa clase; pero él prometió poner uno, y clavó tres, para demostrar, sin duda, la muchas maneras que sabe de parear con mal estilo.

Fue el primero de los tres pares pasado y con el toro bastante abierto; el segundo, a la puerta de los chiqueros, dándole así mucha ventaja al toro y sin el truco del capotito entre barreras para favorecer la retirada, y el tercero, después de muchas voces de mando para que le colocaran al bicho y de infinitas medidas, porque en ocasiones se puso casi a gatas, colándose entre el toro y la barrera de perfil, porque no había sitio para más.

¿Por qué ese hombre no hará lo que Márquez cuando practica esa suerte: marcas con el pie la salida al bicho y clavar luego con auxilio del quiebro de cintura? ¡Cuánto más artística, gallarda y fácil resulta así esa suerte!

En el último tercio ya no podía el bicho con el rabo porque había recargado en varas y recibido una de gran castigo de Molina.

Mejías muleteó entablerado, por altos, con la derecha cerca. Pinchó echándose fuera, y con media en lo alto, cuarteando al salir, tiró al bicho patas arriba.


La presidencia le concedió oreja y rabo, y el señor Ignacio dio vuelta al anillo con las preseas que le habían dado. 

Se le aplaudió un quite tirando el capote por encima del caballo del picador, que había caído al descubierto. Es una nueva manera de 'quitar' en la que no pensó Francisco Montes al redactar su tauromaquia.

Gitanillo, el tercero de los espadas, pasó inadvertido hasta que le tocó su primer toro, hasta el punto de que algunos preguntaban:¿Quién es ese torero?

Como si hubiera oído la pregunta el espada, cuando le tocó actuar a él quiso demostrar al público su valentía, en competencia con el señor Ignacio, y "muleteó de rodillas" muchas veces, no por rodillazos, para terminar dando la espalda al toro, y hasta se acostó en la cara de la fiera, como hizo aquí Fabrilo en tarde memorable. Sufrió un desarme y un pitonazo en el vientre, antes de realizar esos alardes de valentía. Arreó media delantera, entrando recto; y con otra media contraria, saliendo trompicado y enganchado por la faja, terminó.

Total: que en este toro estuvo Gitanillo más valiente que Mejías, porque hizo más atrocidades que éste, sin saber matemáticas. 

En el último de la tarde también estuvo valiente y cerca, pero soso, como había llegado el bicho a la muerte. Pinchó tres veces y acabó con el descabello.

El ganado de Veragua, bien presentado y poderoso, aunque respecto a bravura dejó bastante que desear, excepción hecha del primero, tercero y quinto.

Se distinguieron con la vara larga larga Avia y Molina, que defienden su pan, haciendo lo posible para que no se bastardee ni se suprima la gallarda suerte.

El Gallo, después de sus hazañas, se pasó la tarde dando vueltas al redondel, hinchado de gozo, recibiendo las felicitaciones de los entusiastas.

El 'fenómeno' Don Pío, si hubiera tenido la suerte de asistir a esta corrida, hubiese entonado a todo pulmón el ¡Ey, Carballeira!, como Rafael matizó el ¡¡Ki-ki-ri-kí!!

El peso de la canal de los toros

Primero, 307 kilogramos; segundo, 332; tercero, 292; cuarto, 208; quinto, 272 y sexto, 310. Total: 1.808 kilogramos.

























domingo, 3 de marzo de 2024

'LA SAGA DE LOS ORTEGA' DE FRANCISCO RODRÍGUEZ AGUADO

 

'La saga de los Ortega. La forja de una estirpe entre los tablaos y los ruedos' es un libro publicado en octubre del pasado año por Francisco Rodríguez Aguado en Editorial Club Universitario. En las más de 400 páginas se repasa la trayectoria de los miembros de tan linajuda familia de artistas.

El tema no es nuevo y en su día se acercaron el mexicano Daniel Medina de la Serna; Gabriel Ortega Gómez, popular recitadora sobrina de Rafael y de José, o el propio Francisco Rodríguez en 'Toreo por seguiriyas' (Egartorre, 2013), pero no con la profundidad y erudición del trabajo que nos ocupa en el que flamencos y toreros se alternan en un relato donde los datos no impiden seguir el hilo de un discurso bien trazado y que se pierde en la noche de los tiempos. Así, aparecen parientes de la matriarca Gabriela como Gualimpia y la Cantorala, que vivieron a finales del XVIII hasta desembocar en Marcos Sánchez Mejías, el último torero de la dinastía, hoy apoderado.


miércoles, 28 de febrero de 2024

RAFAEL REPITE EN BILBAO

Portada de la revista. (Foto: hemerotecadigital.bne.es)
Rafael, como se recoge en la entrada anterior de este blog, toreó en Bilbao la tarde del  1 de mayo de 1906 con Bombita. La pareja repitió al día siguiente, pero esta vez el ganado fue de Teodoro Valle. 'La Fiesta Nacional' publicó el 14 del mismo mes la siguiente crónica firmada, como la anterior, por K. PITA:

"En la corrida del día 2 se lidiaron 6 toros de D. Teodoro Valle que no resultaron, ni con mucho, tan bravos y duros como los de Saltillo. Sin embargo, no dejaron mal puesto el pabellón salamanquino. 

 BOMBITA. Se limitó a cumplir (mejor dicho estaría a salir del paso) y como queriendo poner de manifiesto que la asaura se va apoderando de él. ¡Rediez; y qué conservadores se vuelven estos astros en cuanto tienen un par de cortijos y cuenta corriente en el Banco de España! 

 GALLITO. Vamos: en la segunda corrida y hasta el cuarto toro ya nos enseñó algunas cosillas buenas de esas que se aplauden sin reservas. Con estoque y muleta trató de conquistar el tercer puesto de nuestras famosas corridas de feria y según parece lo ha conseguido en parte, pues según rumores la Comisión de la Plaza ha quedado bien impresionada de la labor de ambos empleada por Gallito." 

domingo, 25 de febrero de 2024

RAFAEL CON SALTILLOS EN BILBAO

Gallito. (Foto: La Fiesta Nacional)
El 1 de mayo de 1904 Rafael Gómez 'Gallito' se anunció en Bilbao para despachar astados de Saltillo en compañía de 'Bombita'. 'La Fiesta Nacional', en su edición del 14 del mismo mes, da cumplida cuenta de las actuaciones de ambos coletudos con la siguiente crónica:

" No cabe hacer distingos entre unos y otros de los seis Saltillos. Todos ellos hicieron la pelea del primer tercio con voluntad y gran poder, dando lugar a que la corrida pueda ser calificad. de superior por parte del ganado, no habiendo llegado a ser calificada de archisuperior por la maldita brega que caballeros y peones dan hoy día a los toros; pero, amigo, con las lanzas modernistas, con el toreo modernista y con el ajetreo modernista no es posible que haya toros bravos ni toreros concienzudos. 

BOMBITA. El primer Saltillo llegó a sus manos muy debilitado de los remos delanteros. El muleteo fue breve y sin mérito alguno; lo despachó Ricardo de una estocada ida y contraria, entrando recto aunque desde largo. Su segundo llegó a la muerte con la cara en el suelo, a pesar de lo cual el matador hizo toda la faena por bajo, bueno está el arte. Desde buen terreno agarró media, pasada, deshaciéndose de su enemigo de una estocada caída, caidísima, yéndose del mundo con todo descaro. La maldita aprensión según unos, y según yo la maldita desconfianza, le originó en su tercero un susto mayúsculo. Intentó comenzar el muleteo con un cambio a muleta desplegada, pero como a Ricardo los riñones le deben estorbar, no se atrevió a meterse en el terreno verdad para cargar la suerte, y como quedó en el de la mentira hizo el toro por él encunándolo y derribándolo con aparato horripilante; gracias a que quedó debajo del toro en buena posición no sufrió más que el susto consiguiente, pues el animal en su afán por empitonarlo, a manotazos se lo llevaba debajo de su hocico; el experimento duraría así como unos cinco segundos de minuto. Gracias a que el sustazo no hizo mella en Bombita y si lo hizo se le pasó con un trago de agua que por lo visto es un gran remedio y con tranquilidad lo pasó con tres naturales con la izquierda para una estocada hasta las cintas, buena de verdad que le valió una gran ovación. 

 A excepción de un buen cambio de rodillas, varias verónicas, dos de ellas de recibo, un farolillo bueno y una de frente por detrás, dado todo ello al toro del susto, nada hizo de particular encomio. Banderilleando nada más que con deseos de agradar. En la dirección de lidia, nulo. 

 GALLITO. Toda la tarde anduve buscando por el ruedo el tan cacareado toreo del hijo de Fernando y, francamente, no lo vi. Tiene su toreo de capa algo especial, algo que alegra momentáneamente pero es como A modo de estrella fugaz; aparece y desaparece momentáneamente, pero no deja tras sí castillos luminosos. 

 Y ¡cosa rara! me convenció más como matador que como torero, todo lo contrario de lo que su fama pregona. Su primer toro llegó a sus manos más suave que la seda y Rafael aprovechó la ocasión, flameando la muleta primorosamente. Entró una vez a matar desde algo largo pero recto, cobrando un pinchazo ladeado. A volapié neto agarró media estocada en todo lo alto que le valió prolongada ovación.

Acobardado y reservón llegó a, la muerte su segundo a quien metió mano guapamente tres veces para colocar tres buenos pinchazos y luego media estocada muy buena, teniendo que hacérselo todo el matador. 

 El último llegó a sus manos congestionado a la vista y por consiguiente completamente ciego. Aunque para la inmensa mayoría la muerte de este toro fue deslucida, a mí me agradó porque vi que el matador supo lo que tenía que hacer con el toro y aunque pinchó cuatro veces lo hizo  con la vista fija en los extraños que el toro hacía por efecto de la ceguera."

miércoles, 21 de febrero de 2024

DISCRECCIÓN DE FERNANDO EN UNA TARDE DE TANCREDO

'El Correo Español' publicó en su edición del 1 de octubre de 1906 esta escueta crónica de la novillada que tuvo lugar en Tetuán y en la que tomó parte Fernando:

"Los cuatro novillos-toros del marqués viudo de Salas, malos, mansotes, huídos y sin poder. 

Los dos novillos de Mariano Torres, tan malos como los de Salas, con el agravante de tener postizos los remos delanteros: flaqueaban a cada paso y hocicaban. Pero estos últimos llevaron su merecido. Fueron estoqueados por Patolas. ¡Para qué decir más!

Fernando Gómez (Gallito) a pesar de sus condiciones toreras, no pudo lucirse, sin duda por la mala catadura del ganado. Su segundo toro lo despachó con una degollación que ni la de Herodes. 

Ostioncito, muy trabajador y afortunado en su segundo, entrando bien e hiriendo en su sitio. 

De los peones Ragel y Pajarito. 

Los de a caballo valientes y trabajadores; pero sin lucimiento. 

El empresario de caballos afortunado, porque no perdió ni una sola aleluya. 

Sin novedad Gonzalito en sus suertes tancrediles.

Y la empresa de enhorabuena, porque tuvo una entrada colosal.

Y hasta otra."

domingo, 18 de febrero de 2024

FERNANDO, BANDERILLERO EN UN ESPECTÁCULO ACCIDENTADO

El 15 de agosto de 1902 se celebró en Sevilla un espectáculo benéfico en el que tomó parte Fernando Gómez 'Gallito chico', en su faceta de banderillero. Al día siguiente, el rotativo valenciano 'Las Provincias', daba cuenta de lo que aconteció, más en su parte anecdótica que en materia taurina:

"Hoy actuaron en esta plaza Gorete, Padilla y Francisco Carrillo. Fernando Gómez 'Gallito Chico' banderilleó uno de los bichos. 

La corrida era a beneficio del hospital de San Juan de Dios.

Los toros los regalaron D. Anastasio Martín (dos), y D. Eduardo Miura, Sra. Viuda de Concha y Sierra, Moreno Santamaría y vizconde de Sanmartino, los restantes hasta seis.

Al salir el quinto lanzóse al ruedo un aficionado intentado torear.

Un guardia municipal fue a evitarlo, y al saltar la valla le cogió el toro, derribándole al suelo, donde quedó tendido. De allí le recogieron, trasladándole a la enfermería. 

El aficionado quiso huir, pero el público se lanzó sobre él, apaleándole entre barreras".

miércoles, 14 de febrero de 2024

RAFAEL EN LA MIURADA DE CASTELLÓN DE 1905: OTRA CRÓNICA (Y III)

En esta segunda crónica, Francisco Moya da sus impresiones de lo que aconteció en el mano a mano entre Lagartijo y Gallito celebrado en Castellón el 25 de marzo de 1905. La crónica apareció en la revista 'Sol y sombra' el 6 de abril:

 Siempre fue la de Castellón la plaza que cierra y abre el curso taurino. 

 Este año desconté, desde hace tiempo, el que, siguiendo la costumbre, pudiera celebrarse ningún espectáculo de alguna seriedad o presupuesto, por razón de la crisis económica por que atraviesa esa provincia. La naranja, fruto de riqueza de la misma, vióse toda helada de un día para otro, llevando la desolación a miles de familias. 

 Aquel huerto frondoso y sin interrupción, cargado del más simpático de los frutos, por que atravesaba el tren, no es hoy más que un montón de leña amarillenta, destacándose de la misma, por su soledad, millares de naranjas abandonadas.

Por esta poderosa razón, supuse que este año en la feria de la Magdalena faltaría al programa su célebre corrida de toros; pero me equivoqué. En el programa figuraba ésta, con toros nada menos que de D. Eduardo Miura y como matadores Lagartijo chico y Gallito. Había surgido una empresa valiente que, con más afición a nuestra fiesta que miedo a las pérdidas seguras, arrostró con todo, y Castellón no perdía la prioridad de abrir y cerrar el curso taurino. La animación fue grande y de Valencia no faltaron algunos miles de aficionados, viéndose la plaza con más público que el que se esperaba y sus palcos repletos de las mantillas clásicas en esta fiesta, sirviendo de marco a caras que al sol dan envidia. Y la certeza de esta afirmación mía, está en que al ocupar los palcos mis bellas paisanas, el sol se cubrió, no tardando en obsequiarnos con una ligera llovizna. La fiesta nacional se celebró, y allá va lo que fue: 

Los toros de Miura estaban bien presentados, y en conjunto dejaron satisfecha a la asamblea. 

 El primero era un bonito toro en lo que respecta a tipo y defensas; pero en el primer tercio se limitó a cumplir, buscar el callejón a la tercera vara de las cinco que tomó, a cambio de un porrazo, y a llevar la cabeza más suelta que un chivo de dos días. 

 A banderillas difícil, y entre esto y el sobón de los peones, llegó áa manos de Lagartijo chico como digan dueñas. 

Este, de negro y oro, le toreó con la derecha, viendo en este toro al animal más difícil que tocarle pueda en lo que resta de temporada, consignándolo así el público. Pinchó una vez, y acabó de media estocada caída. ¡Vaya un animalito que se quitó de delante el de Córdoba! 

 El segundo fue el toro más bravo y noble de la corrida. En el primer tercio tomó siete varas por tres caídas y tres acémilas, dando lugar a que los matadores entablaran competencia en eso de los adornos. 

 Sevillano coloca un buen par. 

 Gallito, de azul celeste y oro, principió con un pase ayudado y uno en redondo. Siguió un muleteo movido, sin causa ni razón justificada, dio un pinchazo, y terminó de media estocada buena. (Aplausos.)

En tercer lugar salió un  toro largo, fino y levantado. Hizo una buena pelea en el primer tercio, aguantando seis lanzazos por cuatro caídas y un penco. A la muerte llegó noble hasta dejárselo de sobra, dando con esto ocasión a que Lagartijo chico le toreara de muleta sobrio y con tranquilidad. Le toreó por abajo según indicaba el estado del toro, y después de dos medias estocadas, entró al volapié con muchos redaños, dejando una monumental estocada, de la que salió el toro muerto de las manos. ¡Olé los niños entrando a matar! 

Gallito ante el cuarto. (Foto: Sol y Sombra)
 El cuarto llevaba el tipo legítimo de la casa. Tomó cinco varas, por tres caídas y dos caballos. Esto es decir que a pesar de su tipo era mansurrón. Se banderilleó a la media vuelta, y Gallito le toreó de muleta con la derecha y sin lucimiento y con despatarramiento. Pinchó bajo y acabó de una esto cada delantera, con derrame externo. Intercalando en esto un achuchón con abandono de mercancía y fuga... de vocales. 

El quinto toro fue el que más satisfecha dejó a la concurrencia. Seco en el arranque, de poder, certero y bravo. Pedir más sería gollería. ¡Vaya un toro! Tomó sus siete varas, dio siete porrazos y mató seis caballos. Los matadores se arrodillaron, tocaron el testuz y amenizaron la lidia de tan bravo animal. Tomaron los palos los maestros, y aquí hubo su pequeño incidente entre ellos, que llegó al público, gracias á Gallito, que proporcionó una bronca á Lagartijo chico. 

Lagartijo entrando a matar. (Foto: Sol y Sombra)
 Antiguamente y cuando los matadores tomaban los palos y había más compañerismo, era sencillamente con la sana intención de buscar el lucimiento, sin perjudicar al que debía estoquear aquel toro. Hoy las cosas cambian, y si se toman loa palos, es para pasarse un cuarto de luna en preparaciones y saliditas en falso y que llegue a manos del compañero con resabios. Esto el público no lo comprende y de ahí que se ponga al lado del matador de las sanas intenciones, creyendo que es orgullo o falta de compañerismo el que deje o no banderillear al que con él figura en el cartel. Tres toros corresponden a cada uno; si se tiene voluntad de lucirse con los garapullos, puede elegir si quiere el primero o el último, cuya muerte le corresponda. A tal conclusión ha llegado o debe llegar las intenciones sanas de les toreritos que hoy padecemos, sin exclusión. 

 Lagartijo chico, como Gallito dejaron un buen par al cuarteo. El primero de éstos muleteó a este toro con pases por abajo, se arranco bien a matar y dejó un pinchazo hondo, dos en hueso y una estocada hasta lo rojo de la empuñadura. 

 El último salió aplomadote, y antes de aparecer en el ruedo se presentó en escena un émulo, provisto de muleta, de la cual no pudo hacer uso por entregarle Lagartijo chico a las autoridades con trastos y todo.

 Este toro no fue gran cosa, aceptando cuatro varas por una caída y dos caballos. 

Gallito, con ganas de acabar, entró a matar al tercer pase, pinchando; repítese la escena, pero esta vez perdiendo los papeles el matador. Entra de nuevo al cuarteo, para media estocada delantera y atravesadilla y acaba de una entera. Todas las veces que entró a matar en este toro, lo hizo sin esperar a que igualara; así resultó ello. 

 Y como me he extendido demasiado, no entro en consideraciones menudas que alguien me agradecerá.

domingo, 11 de febrero de 2024

RAFAEL EN LA MIURADA DE CASTELLÓN DE 1905: UNA CRÓNICA (II)

 

Caída con Lagartijo al quite. (Foto: Sol y Sombra)
Seguimos con la corrida de la Magdalena de 1905 verificada el 25 de marzo en la plaza de toros de Castellón. Solventadas las incidencias acaecidas durante la desencajonada, veamos cómo refleja 'Heraldo de Castellón', en su edición de 27 de marzo, la actuación de los diestros, en una crónica firmada por X.:

"Con mejor entrada de la que hacía esperar el año, aunque una poquita menos que en otras mejores circunstancias hubiera conseguido la empresa, se celebró el sábado la anunciada y esperada corrida de toros. 

El día amaneció espléndido, hermoso, meridional y estimuló el deseo de los aficionados forasteros de venir a presenciar el espectáculo taurino y gracias al extraordinario contingente de público de los pueblos ha podido la empresa salir por un lado, aunque todavía habrá perdido algunos cuartos. 

Al empezar el espectáculo se aturbonó el horizonte y empezó a gotear con visible enojo de los aficionados pero la cosa no pasó a mayores y tras el desfile de las cuadrillas y todas las ceremonias del caso se abrió la puerta de las sorpresas y saltó el primero de Miura que, con sus restantes hermanitos, con la sola excepción de los lidiados en segundo y quinto lugar que resultaron de bastante poder y sangre y supieron crecerse al castigo, traían la pólvora mojadita y no demostraron la bravura e intención propia y exclusiva de los miuras.

Los siniestros augurios que se hicieron de los toros no han tenido afortunadamente realidad con la pesadumbre de los que van a estos espectáculos sólo por ver si hay hule. 

Y es que ha ocurrido con los mocitos de miura lo que con un tal Espresati, de feliz memoria, de quien era fama que se comía los niños crudos cuando sólo tenía de Herodes lo que yo de obispo. 

Lagartijo estuvo apático en su primer toro pero en el segundo reivindicó el honor de la casa solariega y trasteó a su adversario parado, elegante y ceñido, como quien dice con todas las de la ley y tras de un pinchazo bien señalado emprendió nuevo viaje y soltó un volapié casi tan bueno como el del amigo Llorens en la última sesión del ayuntamiento. 

En el último, bien al empezar, pero se descompuso enseguida y cuarteó de mala manera al echarse la carabina a la cara, resultando los tiros mal dirigidos. 

Con el capote se mostró activo e inteligente y apretó para que no se llevara todos los aplausos El Gallo, y como este hizo quites oportunísimos, se arrodilló delante de su enemigo y le puso la montera entre los pitones. 

Gallito empleó un precioso trabajo de muleta en sus tres toros pero al herir estuvo desgraciado como su compañero. Sin embargo, en todos los quites electrizó al público arrancándole palmas y bravos con sus floritures, largas, molinetes y quiebro de rodillas que ejecutó a la perfección. 

Parearon al quinto los dos maestros muy acertadamente y en algunos momentos de la lidia produjeron el delirio en el público por su guapeza y valentía. 

Las cuadrillas estuvieron muy mal toda la tarde, los del castoreño picaron bastante menos que el sol, inmolando en su apatía o asaúra unas diecisiete Rebecas. ¡Pobrecitas!

La presidencia a cargo del señor alcalde don Joaquín Peris muy acertada.

Algunos palcos estaban que daba gloria verlos. Había cada manola que arrancaba "un mar de suspiros". 

El desfile resultó lucido y brillante". 



miércoles, 7 de febrero de 2024

RAFAEL EN LA MIURADA DE CASTELLÓN DE 1905: LA DESENCAJONADA (I)

El 25 de marzo de 1905 Castellón celebró su tradicional corrida magdalenera. En los corrales, tras no pocas incidencias, seis toros de don Eduardo Miura esperaban a sus matadores: Rafael Molina Martínez 'Lagartijo' y Rafael Gómez Ortega 'Gallito'...

Cuenta 'La Correspondencia de Valencia' del martes 21 de marzo que el domingo anterior se celebró en el coso de Ribalta la desencajonada...:

"Los dos primeros bichos fueron desencajonados sin novedad y lo propio sucedió con el tercero, que pasó inquieto y buscando pelea al primer corral. Al abrirse la puerta que comunica al segundo corral, los toros segundo y tercero se embistieron y al tropezar lo hicieron con tal fiereza que los dos quedaron muertos en la misma puerta. Uno tenía fracturado el cráneo y el otro quedó desnucado. 

El público, que estaba entusiasmado de la hermosa lámina de los bichos, sufrió la natural sorpresa de aquel nuevo espectáculo que tan caro ha costado a la empresa. 

El cuarto bicho, bonito animal, dio un salto tan tremendo que colocó las patas encima de un burladero; después embistió al primero que había sido desencajonado, produciéndole una pequeña herida. 

Los dos restantes toros se desencajonaron sin novedad. 

El público presenció cómo sacaban de los corrales los dos toros muertos.

La empresa telegrafió enseguida al ganadero para que dispusiera que mañana salgan para Castellón dos toros más de Miura. 

Aquí no se habla de otra cosa, lamentando todo el mundo lo ocurrido, y la empresa ha pedido dos buenos toros cuesten lo que cuesten. 

Los toros que quedan en el corral están muy bien criados, bonita y fina lámina, muchas libras y bien armados. La corrida promete."

"Acaba de recibirse un telegrama del ganadero Sr. Miura diciendo que esta mañana han salido de la ganadería, para ser embarcados, dos toros superiores que sustituyan a los dos muertos. 



 

domingo, 4 de febrero de 2024

RAFAEL CUMPLE 75 AÑOS

La revista 'El Ruedo' conmemoró el 75 aniversario del nacimiento de Rafael publicando un extenso, y curioso, reportaje en su número 683 de 25 de julio de 1957. Firmado por Francisco Serrano Anguita, ya había visto la luz días antes en 'Hoja oficial del lunes':

Rafael con unos partidarios. (Foto: El Ruedo)

«Si estoy en Madrid, no faltaré al homenaje que piensan ofrecerle a Rafael Gómez el Gallo con motivo de sus primeros setenta y cinco años. El famoso torero nació en nuestra villa el 17 de julio de 1882, y sigue tan flamenco y desconcertante como en la juventud. He sido gran admirador de su arte y figuro entre sus amigos, aunque solemos vernos muy de tarde en tarde. Siempre han de volver presentármelo, pues él es bastante desmemoriado y yo no frecuento las tertulias taurinas. Sigo mis costumbres de revistero en La Mañana, el semanario que fundó el insigne Manuel Bueno y que dirigió después don Luis Silvela. 

 Durante los dos años que ejercí la critica —de algún modo hay que llamarla— sólo tuve un amigo profesional, y no de los más brillantes: Remigio Frutos, el Algeteño, sobrino de aquel Ojitos que fue maestro y mentor de Rodolfo Gaona. Remigio, muerto no hace mucho tiempo, era un gran tipo y una gran persona. Había sido alcalde en Algete. su pueblo. Luego se hizo picador de reses bravas y acabó matando novillotes de media casta en la placita de Tetuán de las Victorias. En El Algeteño se compendiaron todas mis amistades con la torería de la época. A Manolo Bienvenida, El Papa Negro, del que asimismo fui entusiasta, lo conocí a bordo del vapor María Cristina, en un inolvidable viaje de regreso de Cuba a España, en el que nos acompañaba el eminente actor don Enrique Borrás. Y ni entonces ni luego supo Manolo que yo era aquel Ballestilla que le consagró tantos ditirambos en prosa y en verso..., porque uno cambiaba a veces la seda tersa del estilo llano por el percal ripioso de unos malos sonetos o de unas pésimas octavas reales. 

Volviendo a Rafael, tampoco busqué su trato,, y eso que él me envió una fotografía con esta magnífica dedicatoria: "A mi estimado admirador Ballestilla. Rafael Gómez, el Gallo." Y en cuanto a las presentaciones, ya he dicho que fueron múltiples, y debo añadir que se iniciaron del modo más pintoresco.

Alejandro Pérez Lugín, luego célebre novelista, y en 1910 notabilísimo reportero de El Mundo, modelo de críticos de tauromaquia y gran maestre de la orden del gallismo en todas sus ramas —la disciplinada y subalterna de Fernando, el mayor de los tres hermanos; la pinturera y garbosa de Rafael y el tierno brote de Joselito, ya triunfador en su aprendizaje de becerrista—, había hecho de mi una especie de edecán de su grupo, a lo que yo me sometía gustoso por el afecto que nos ligaba y porque así iba adiestrándome en el oficio periodístico. Lo que no conseguía Lugín era unirme al cortejo del divino calvo. Siempre que intentó llevarme a las reuniones del partido tropezó con mi obstinada negativa, porque no quise que mi devoción al torero en la plaza se quebrantase con el conocimiento del torero en la calle, en el café o en la taberna. Un día, sin embargo, no pude resistirme a los deseos del jefe. Se había celebrado en Madrid una corrida en la que Rafael quedó... una mijita desiguá. 

La desigualdad consistió en cubrirse en el primer toro y dar el mitin en el segundo. Un mitin previsto desde que el bicho salió de los chiqueros y afrontado con la serenidad que El Gallo ponía en tales espectáculos. Ni dio ningún lance, ni siquiera quiso divertirnos con sus habituales espantás. Limitóse a ver cómo trabajaban sus peones, y cuando llegó la hora de matar, apenas si desplegó la muleta. "Yévatelo p'ayá." "Córrelo a este lao." "Sácalo de las tablas." "Tráemelo al dos"... La gritería era espantosa. Llovían almohadillas sobre la arena y el coso amenazaba hundirse a impulsos de la indignación del gentío. Rafael, impávido, como ajeno al tumulto, iba de un lado para otro, contoneándose y a pasitos cortos — "Con mucha repajolera grasia, sí señó", decían sus partidarios—, y de vez en cuando miraba al palco presidencial, haciendo al usía señas y guiñadas, como si le dijera: "Pero, hombre de Dios, ¡que ya es hora de que salgan los mansos!..."

 Y salieron. ¡No habían de salir! El toro se fue vivo a los corrales, porque ni siquiera le arañó el estoque del diestro. Refugióse éste en el callejón con aire de resignada condolencia, y ya no pudo asomarse al ruedo sin que le persiguieran los denuestos de la colérica multitud. 

No hay que decir cómo abandonamos la Plaza los infortunados gallistas. Péréz Lugín —Don Pío para la afición— iba ronco de replicar a los que le increpaban en gradas y tendidos: "¡A pesar de todo, el mejor! jKi-ki-ri-ki! ¡El mejor! ¡Ey, carballeira!" Y ya fuera del coso, todavía gritaba, entre la riada de los comentaristas del desastre: "E1 mejor!... ¡Siempre el mejor!... ¡Hasta en loe fracasos!... ¡Nadie fracasa como él!..." Porque él fracaso no podía negarlo el bueno de Alejandro, y de ello se valió para torcer mi voluntad de independencia. 

 —Mira, niño —me dijo—, hoy no puedes negarte a venir a saludar a Rafael. En los malos trances se conoce a los amigos. Esta tarde no habrá en la fonda mangantes ni pelmazos que vayan a beberse unas copas con el héroe y a pedirle un par de duros. Únicamente estaremos los cabales, los de verdad, y tú tienes que ir. Te agradecerá mucho la visita. 

 ¡Por fin iban a presentarme al Gallo! Entramos en el antiguo hotel de Roma, de la calle del Caballero de Gracia, y subimos a la habitación del ídolo. Aquello parecía un velatorio. Tendido en la cama yacía el torero, con una camiseta de color rosa y unos calzoncillos de céfiro listado que partían los corazones. Sobre la blancura de la almohada, su cabeza era como un barro cocido, y la coleta, en desorden, fingía ser la aureola del mondo cráneo. Fumaba Rafael un largo veguero, del que arrancaba densas bocanadas de humo- para lanzarlas estoicamente al cielo raso. Rodeando el lecho, los cabales: unos graves caballeros y ocho o diez gitanos de los que constituían el séquito de Rafael. Caras cetrinas, tufos aceitosos, pupilas negras y llameantes; éste con un clavelito sobre la, oreja, aquél , dándole vueltas al ancho sombrero mugriento, el de más allá jugueteando con la vara de mimbres de Antonio Torres Heredia... Y los comentarios: 

-Er toro achuchaba por los dos laos... El (Gallo, chupando con deleite su cigarro, lanzaba un chorro de humo y argüía: 

-Que he estao mu malo... 

-¡A un bicho azín no había máz que ejarlo que ze lo yevazen! 

-Yo no me opuse: pero he estao mu malo... 

-Er público, no sabe lo que píe..: ¿Qué se iba a jasé con un renegao que embestía p'atrás? 

 Y el retornelo de Rafael: 

-Que he estao mu malo, mu malo... Hubo un largo silencio y nadie se atrevió a romperlo. Don Pío, muy en su papel de introductor de embajadores, avanzaba ya hacia la cabecera de la cama. Seguíale yo con timidez no exenta de curiosidad. Y entonces surgió la voz honda y cavernosa de un viejo cañí que se había acurrucado en un rincón de la estancia y evocaba el nombre del toro que fue a los corrales: 

-¡¡¡Y se yamaba Madroño!!!... 

 Volvióse el maestro hacia el individuo, hizo uno de sus guiños característicos, dio una larga fumada al tabaco y contestó con sonrisa picara: 

 —Por mí se yama toa vía. 

 Ya no hubo presentación, porque me acometió la risa, y para soltarla a mis anchas salí huyendo del cuarto y eché escaleras abajo, sin atender a las voces de Pérez Lugín, que venía tras de mí haciendo coro a mis estruendosas y repetidas carcajadas. Y asi fue cómo se malogró mi primera presentación al divino calvo.

miércoles, 31 de enero de 2024

TRES CONTEMPORÁNEOS RECUERDA A RAFAEL: (Y III)

 La revista 'El Ruedo' dedicó un amplio despliegue a plasmar la figura de Rafael El Gallo tras su muerte. El 2 de junio de 1960, en su número 832, apareció un extenso reportaje firmado por Santiago Córdoba. En esta tercera y última parte, el ganadero Antonio Pérez Tabernero recuerda al diestro:

Antonio Pérez Tabernero. (Foto: El Ruedo)

— Don Antonio, ¿qué subraya usted 
de la personalidad del «Gallo»? 

—La influencia, de la raza gitana  sobre las demás razas humanas. Porque en Rafael se impuso tanto la media sangre de Gabriela, que en nada recordaba a su padre, el señor Fernando «el Gallo».

Don Antonio Pérez Tabernero, uno de los más amenos conversadores con que ha tropezado el periodista, es quizá el más antiguo amigo de Rafael «el Gallo». Le conoció en el siglo pasado y cultivó su amistad toda la vida. Por eso, don Antonio, con cuatro palabras, ha calado hondo en la personalidad de Rafael. Prosigamos. 

 — ¿Cuál de los dos hermanos acusa más la raza gitana, Rafael o «Joselito»? 

 —Indudablemente, Rafael. José parecía payo por los cuatro costados. Y para establecer más la diferencia entre los dos hermanos, basta saber cómo se administraban. José era un financiero, y Rafael, un pródigo; el hombre que ha vendido una partida de yeguas o potras en un ferial y espléndidamente se deshace de las utilidades en una juega. Nunca me expliqué una diferencia tan grande entre dos hermanos.

— ¿Y cuál de los dos exponía más ante los toros? —

Para mí, sin duda, Rafael, porque con el toro que se confiaba estaba más cerca que nadie de aquella época, y eso siempre es peligroso; pero es que cuando huía, cuando daba sus célebres espantadas, perdiéndole la cara a los toros, era cuando corría más peligro, 

 — ¿ Qué torero de hoy está en una u otra línea de los «Gallos»? 

 — Yo no hablo de los toreros que están en activo. 

— ¿Usted qué fue. «gallista» o «joselista»? 

 — Siempre he sido partidario del torero que más puede con el toro.

 — ¿Visitaba Rafael con frecuencia su casa de San Fernando? 

 — Los dos hermanos fueron mucho a casa, sí. 

 — ¿Cómo eran en la intimidad? 

-Tan opuestos como en, el toreo. Rafael, graciosísimo en sus frases, que casi siempre eran certeras. «Joselito», een cambio, muy reservado y siempre calculador. 

 —Confidencialmente, ¿qué decía José de su hermano Rafael? 

 —José sentía una gran admiración por su hermano; pero conociendo el riesgo que corría, por las razones que antes expuse, siempre estaba influyendo para que se retirase. 

 — ¿ El rasgo humano que más admiraba usted en «El Gallo»? 

 — Lo fácil que se acoplaba a las situaciones, por difíciles qué fueran. Igual se adaptaba a la conversación con un Grande de España que le seguía la corriente a un «calé», aunque supiera desde un príncipio que iba a darle un sablazo. ¡Ah! Y lo supersticioso que era, cosa que nunca compartí con él.

 Así era «El Gallo», aquel torero de multitudes, famoso por sus genialidades; así era Rafael, aquel hombre que era la más viva representación de una época que ha muerto con él.

domingo, 28 de enero de 2024

TRES CONTEMPORÁNEOS RECUERDAN A RAFAEL (II)

La revista 'El Ruedo' dedicó un amplio despliegue a plasmar la figura de Rafael El Gallo tras su muerte. El 2 de junio de 1960, en su número 832, apareció un extenso reportaje firmado por Santiago Córdoba. En esta segunda parte, el matador Vicente Pastor recuerda a su rival:

Pastor

—Don Vicente, usted que corrió la fabulosa aventura del toreo junto a «El Gallo», ¿quiere recordarle? 

-¡Pobre Rafael! le han salido del alma estas dos palabras. Don Vicente Pastor está visiblemente afectado por la muerte del compañero con quien compartió durante tantos años las alegrías y los sinsabores que acarrea la profesión de torero.

— ¡Qué le voy a decir de Rafael! Empezó de novillero a la vez que yo, y toreamos muchas corridas juntos y muchos mano a mano: Me ha impresionado su muerte. Me enteré en la cama; acababa de acostarme y me dieron la noticia. 

 — ¿Cómo y cuándo conoció a Rafael? 

 —Fue en Castellón, al coincidir en. la primera novillada que toreamos juntos; si no recuerdo mal, fue el año 99. Y seguimos de novilleros hasta 1902; él tomó la alternativa en Sevilla en el mes de septiembre y yo en Madrid. 

-¿Cómo era Rafael, don Vicente? 

—Como un chiquillo. Yo le tomé verdadero cariño, porque fuimos juntos por los trenes y paramos en las mismas fondas. 

 — ¿Qué fue, qué representó para usted «El Gallo»? 

 —Con sus desigualdades, una gran figura. Le echó mucha sal hasta en lo que llamaban las espantadas; porque hasta en eso tenía personalidad. 

 — ¿Qué comentarios hacía con sus compañeros en la Plaza? 

 — En ese trance ya sabe usted que los toreros apenas hablamos. Rafael en las tardes de éxito, se limitaba a decir: «¡Qué buen toro me ha tocado!" Y en las tardes de fracaso, lo contrario: «¡Qué «hueso» me ha tocado!» Yo me he llevado bien con todos los toreros, pero con Rafael mejor que con nadie. Siempre que nos encontrábamos, nuestro primer saludo era preguntarnos por la madre. Recuerdo que en una ocasión en que «Joselito» estaba herido en Barcelona fui a verle y me recibió una señora; yo me supuse que se trataba de su madre. Me dijo que José estaba durmiendo. Entonces le anuncié que volvería por la tarde y que le advirtiera que había estado Vicente Pastor. Al oír mi nombre, su madre reaccionó: «¿Pero es usted Vicente Pastor?... Usted no se va sin ver a mi niño; porque usted es el mejor amigo que tiene mí hijo Rafael. Por eso, cuando torea con usted estamos tan tranquilos.»

miércoles, 24 de enero de 2024

TRES CONTEMPORÁNEOS RECUERDAN A RAFAEL (I)

La revista 'El Ruedo' dedicó un amplio despliegue a plasmar la figura de Rafael El Gallo tras su muerte. El 2 de junio de 1960, en su número 832, apareció un extenso reportaje firmado por Santiago Córdoba en el que Gregorio Corrochano, Vicente Pastor y Antonio Pérez Tabernero lo recuerdan. 

En esta primera entrega se recogen las palabras del cronista taurino:


Corrochano
Vamos a hablar de Rafael Gómez, «el Gallo». Sí, vamos a seguir hablando del torero que dio más que hablar. Porque no ha habido una figura taurina más admirada, más pintoresca, más discutida, más celebrada, más simpáticamente popular que «El Gallo». 

 «El Gallo, dentro y fuera de la Plaza, tenía una personalidad arrolladora, En el redondel era distinto a todos los toreros; cuando le soplaban las musas, incomparable; cuando tomaba precauciones, único. Por eso era «El Gallo». Pero no divaguemos. Vamos a hablar de «El Gallo» con tres contemporáneos suyos. Tres representantes de la época gloriosa de Rafael «el Gallo». Un ilustre cronista taurino, un famoso torero y un ganadero de solera: don Gregorio Corrochano, don Vicente Pastor y don Antonio Pérez Tabernero. Tres nombres prestigiosos de la Fiesta. El mejor cartel que se puede ofrecer hoy en homenaje al torero más sensacional de ayer. 

 — Don Gregorio, vengo a robarle un artículo. Usted habla y yo escribo. Vengo a que me hable de Rafael «el Gallo».

A don Gregorio, que podría dictar de un tirón la tauromaquia de «El Gallo», se le agolpan los recuerdos. Pongamos orden a la garbosa palabra del maestro. 

 — Empecé a ver a Rafael de matador de toros en Madrid, en la época de Mosquera, cuando empezó a revelarse como lo que era. Mosquera le dio oportunidades, como a Vicente Pastor. Entonces se ve lo cerca que torea; tanto, que cuando se perfilaba para matar apartaba con la mano las ban erillas. Todos lo habían hecho con el estoque. 

 — ¿Qué escuela acusa «El Gallo»? 

-La escuela sevillana, empalmada con la rondeña, El trajo lo de cambiarse la muleta de  mano; así torea al natural —arte rondeño— y se adorna — arte sevillano—. «Don Modesto» ve a «El Gallo» y escribe: «Que pase con su pase. Con ese pase se pasa a la Gloria sin permiso de San Pedro.» 

 — Muy bonito. Verá, verá. Entonces «Don Pío», gallista por convicción, pero también por polemizar con «Don Modesto», cuando «El Gallo» estaba bien, gritaba: «;Kikirki... Ey Carballeyra!...» Estos gritos los daba en la Plaza y en «La Tribuna», su periódico. Y cuando el torero daba la vuelta al ruedo recogiendo puros y devolviendo sombreros. «Don Pío», tirando las cuartillas a su paso» le decía: «Pon lo que quieras, que yo lo firmo.» 

 — ¿Se mezclaron entonces los gallistas de Rafael y de José? 

 — No. Rafael tenía un partido suyo, único, entusiasta y fanático, que no tenía nada que ver con «Joselito». Y tornamos a la anécdota. Porque «El Gallo», como todos los genios, como todos los hombres fuera de serie, es pura anécdota. Y don Gregorio, que tiene una prodigiosa memoria y un estilo verbal que emboba al que le escucha, como su pluma deleita al que le lee, cuenta...

—En «El Huerto de Capuchinos», donde se desarrolla la comedia quinteriana titulada «Las flores», un viejo aficionado que se pasaba la vida cultivando flores con el mismo amor que cultivaba su admiración por «El Gallo», me preguntó un día: «¿Qué le ha pasado a Rafael el otro día en Madrid?...» «Pues nada -le respondí vacilante—, que le salió un toro a contraestilo, que no se arrimaba...; pasó el tiempo y se lo devolvieron al corral.» Y él replicó sentencioso: «Pues no  pasará mucho tiempo sin que le saquen ustedes bajo palio.» Efectiva mente, a los pocos días, un 15 de mayo, con un toro memorable de Aleas, al que Rafael hizo una de las mejores faenas que se vieron en la Plaza madrileña, lo sacaron a hombros. Entonces recordé al viejo aficionado de «El Huerto de Capuchinos" y le puse el siguiente telegrama: «Rafael ha salido bajo el palio de las palmas de los espectadores.» ¿Sabe usted lo de «El Alfombrista»?

 -No. 

-Sale para Rafael un toro en Madrid. «El Alfombrista», gallista hasta los tuétanos, ve que va a estar fatal su ídolo; se pone en pie y grita al usía: «¡Señor presidente: este toro es «burraco!» Se corre por la Plaza el grito, se arma la marimorena y el presidente saca el pañuelo verde y cambia el toro Al día siguiente hago la crónica, lo cuento y hago la siguiente definición del toro: «"Burraco", toro negro. picado de blanco por detrás, a quien  los vaqueros llaman «Burraco» por el parecido del color de las urracas.» Habían echado para atrás un toro por el pelo, como podía haber sido berrendo, castaño o cárdeno. 

 —Don Gregorio, ¿cómo definiría usted a Rafael «el Gallo»? 

 —Un torero clásico, con el arte jugoso de la escuela sevillana. Tan clásico, que macheteaba con la izquierda, suerte poco lucida, pero necesaria, como hacían los clásicos. Y lo hacía con la izquierda, con objeto de no perder tiempo para matar.

 — ¿Y Rafael como persona? 

 —Bondadoso, educado, muy educado y humilde, cualidad ésta que rara vez se da en el toreo. Jamás habló mal de nadie. Del pecado de envidiar, del mal causado por injuria y calumnia, ni siquiera por ligereza de juicio, se va libre. Rafael «el Gallo», cuando hablaba de algún torero, solamente cogía para hacer mención la parte buena. Elogios le oí muchos, disculpas también. Censuras, ninguna.

— ¿Cuándo le yio usted por última vez? 

 —El 8 de mayo último, en Sevilla. Me despedí de él, incorporándose trabajosamente en la cama. Ayudado por el abrazo que le di, me echó los brazos al cuello. Nos separamos procurando que la emoción no se asomara a los ojos. Por decirle algo, le dije: «Volveré pronto», y él me contestó: "A. ver si es verdad». Pero los dos comprendimos que no volveríamos a  vernos.