El 5 de octubre de 1910 hubo una revolución en Portugal tras la que se proclamó la Primera República que puso fin a la monarquía.
La subyugación del país a los intereses coloniales británicos, los gastos de la familia real, el poder de la Iglesia, la inestabilidad política y social, el sistema de alternancia de los dos partidos en el poder (progresistas y regeneradores), la dictadura de João Franco y la aparente incapacidad de acompañar la evolución de los tiempos y adaptarse a la modernidad contribuyeron a un inexorable proceso de erosión de la monarquía portuguesa del cual los defensores de la república, especialmente el Partido Republicano, supieron sacar el máximo provecho. El Partido Republicano se presentaba como el único con un programa capaz de devolver al país el prestigio perdido y colocar a Portugal en la senda del progreso.
Tras la oposición del ejército a combatir a los cerca de dos mil soldados y marineros rebeldes entre los días 3 y 4 de octubre de 1910, la república se proclamó a las 9:00 del día siguiente en el balcón del ayuntamiento de Lisboa.
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Primera página de El País referido. |
Gallito fue uno de los testigos presenciales de los históricos acontecimientos y concedió a su regreso a Madrid una entrevista publicada en el periódico El País del domingo 9 de octubre:
Anoche, desde mucho antes de las ocho, rondaba el reporter que escribe estas noticias la casa en que habita El Gallo.
Me acompañaba un entrañable amigo, y los dos paseamos a largos pasos, impacientes y nerviosos, la calle de la Visitación como torvos y sigilosos espías.
Habíamos sabido, por una verdadera casualidad, que Gallito, el torero, el de las filigranas y el clasicismo, llegaba a Madrid a las ocho de la noche, y audazmente decidimos interrogarle para que nos contara qué había visto y observado en Lisboa, donde le han sorprendido los históricos acontecimientos revolucionarios de la pasada semana.
Y, efectivamente, tercos en nuestro propósito, conseguimos satisfacerlo, pudiendo hoy ofrecer al público algunas interesantes noticias que con lenguaje pintoresco nos contó Rafael Gómez.
Charlando en su casa
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El Gallo anunciado en Valencia en 1910. |
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Rafael larga tela en San Sebastián el mismo año. |
En el amplio comedor de la casa del simpático “Nardo”, residencia habitual de Gallito, y cuando éste acaba de llegar, en pie todos, un poco fatigado él del largo viaje y atentos todos los circunstantes, hablamos detenidamente.
Los primeros momentos.- Blanquito cree que son salvas
Dice Rafael que estaba hospedado en el hotel Continental, que se encuentra precisamente en la plaza del Rocío, centro de Lisboa, y donde se han desarrollado importantes sucesos.
Había toreado el domingo en Campo Pequenho y tenía que volver a vestir el traje de luces para en la misma plaza torear otra vez el jueves, alternando con Malla.
Se deslizaba tranquilamente la vida en Lisboa, y cuando el atentado a Bombarda, al saberse que éste había perdido la vida, sólo ocurrieron pequeños desórdenes a los que nadie concedía importancia.
- Yo –dice Gallito- hacía mi vida normal tan inocente de que iba a presenciar una revolución.
Pero el día 4 –continúa- estando lavándonos momentos después de abandonar la cama, oímos una espantosa detonación, y asomados a las ventanas vimos caer en el centro de la plaza una terrible granada que explotó, abriendo un gran agujero en el pavimento y sembrando de balas las paredes de las casas.
Entonces me convencí –manifiesta vivamente el Gallo- que aquello era una cosa de “veras”, porque toda la madrugada había estado oyendo cañonazos, y Blanquito me tranquilizaba diciendo:
- No es ná. Son sarvas, porque aquí se celebra mucho la Virgen der Rosario.
No se puede salir a la calle
A partir de este día los sucesos vinieron precipitada y vertiginosamente.
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Manifestación en los días revolucionarios lusos. |
Ninguno de los que nos encontrábamos allí podemos contar detalles minuciosos, porque bloqueados en los primeros instantes en nuestros domicilios a causa del fuego horroroso de fusilería y ametralladora, nos veíamos imposibilitados de salir.
- Crea usted –me dijo el Gallo- que librarse de las tarascadas de los toros para exponerse a que nos corte la coleta una bala de cualquier clase, es cosa tonta.
La heroicidad de los marinos
Le da Rafaelito, el de la maravillosa muleta, dos chupadas al habano, se pasa la mano por la cabeza queriendo arreglarse coquetamente los pocos cabellos sobre la calva, y me explica su admiración por la heroicidad de los marinos.
- Eso sí lo vi, que se batieron admirable y denodadamente, y que se multiplicaron, acudiendo a todas partes, y que la impresión general de todos es que a ellos principalmente se debe el triunfo de la República.
El duque de Oporto no se ha batido
Le pregunté a Gallito si conocía alguna referencia de la actitud del duque de Oporto, tío del ex rey, quien se ha dicho que se batió al frente de los leales.
Blanquito metió el capote, muy bien, como siempre, contándome que era completamente inexacto el rumor, y que lo desmintiera en absoluto, porque el duque de Oporto no se puso al frente de las tropas monárquicas, ni mucho menos, sino todo lo contrario.
El Gallo sintetizó en una frase lo que hizo la familia real.
- Han tenido todos mucho miedo, y sólo han procurado huir.
Enormes destrozos
Gallito sigue su interesante narración, dándome cuenta de que fue a ver el Palacio das Necesidades, y se encontró con que estaba casi destruido, arrasado por las granadas explosivas de los barcos de guerra.
En un paseo que dio por Lisboa, ya triunfante la revolución e instaurada la República, observó que han quedado destruidas muchas casas particulares y que, según le dijeron, pertenecían a conocidos políticos monárquicos.
Son grandísimos los destrozos hechos en las casas y en las calles a causa de los disparos de los contendientes, sobre todo de la metralla lanzada por la artillería.
El número de muertos y heridos ha sido grandísimo también.
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Idealización de la República. |
Júbilo y alegría por el triunfo
Habíamos entretenido demasiado tiempo al torero y quisimos poner fin a la entrevista.
Pero antes de despedirnos le interrogamos sobre su impresión acerca de la manera que ha recibido el pueblo lusitano la República.
- El júbilo y la alegría –dice Gallito- han sido extraordinarios.
Los caudillos republicanos eran vitoreados frenéticamente por la muchedumbre y en el Rocío coronaron, creo que a Costa, con laureles que llevaban nombres del pueblo.
Se mostraban las mujeres animosas y radiantes y el cuadro fue sublime, sobre todo después de los trágicos días pasados.
He hablado con muchos militares –añadía Gallo- de diversas opiniones políticas y todos están acordes en la opinión de que la República se consolidará definitivamente, y que la revolución se ha hecho de una manera admirable.
Haga usted constar también que todo Lisboa se hace lenguas de la correcta conducta de los revolucionarios que no cometieron ningún acto punible.
Gallito a España.- Entusiasmo en los pueblos.
Como Rafael Gómez ha venido por Figueira da Foz, pasando por muchos pueblos de Portugal, ha visto que en todas partes reina la alegría, y que circulan por las carreteras y calles de las poblaciones automóviles y coches engalanados con banderitas republicanas y que los trenes son recibidos con grandes demostraciones de entusiasmo por parte de los buenos patriotas.
Gracias, y hasta mañana
Estreché afectuosamente la mano a Rafael, dándole las gracias y también al inteligente Manuel Rodríguez y a Blanquito por la exquisita amabilidad con que acogieron al importuno reporter. Y me despedí deseando buena suerte para él, hoy en que han de verse publicadas estas notas, día en que Rafael, el clásico, podrá hacer otra “revolución”, si quiere, en estos castizos y republicanos Madriles.