Crónica de 'El Noticiero Sevillano', firmada por El Nene, de la novillada celebrada en Sevilla el 13 de julio de 1899 con la participación de los Niños Sevillanos: Manuel Molina 'Algabeño chico' y Rafael Gómez 'Gallito chico' con reses de José Clemente, de Trigueros (Huelva):"A las cinco y cuarto, hora anunciada en los carteles, ocupaban el balcón presidencial los señores Mensaque, Castañer y Amores.
Hecho el paseo y el cambio de la seda por el percal, se dio suelta al
Primero
Antes de la salida del toro, los espectadores del sol invaden los tendidos bajos de sombra.
Uno, al saltar la barrera cae al suelo, siendo conducido a la enfermería en brazos de los municipales.
Berrendo en colorado, capirote, es el novillo.
Algabeño le da tres lances de capa y Gallito una verónica.
Con cinco varas, midiendo el suelo los picadores en cuatro ocasiones, se pasa al segundo tercio. Los matadores se lucen en quites.
Uno de los peones al dar el quiebro es cogido y volteado aparatosamente, saliendo ileso.
Su compañero cuelga un buen par; repiten ambos con dos pares buenos.
Algabeño, de verde y oro, después de brindar se dirige al berrendo al que pasa muy bien de muleta, dando una estocada atravesada.
Dos pases más y un pinchazo.
Dando tablas, vuelve a pinchar. El toro derrota. Un pinchazo hondo, saliendo achuchado. Más trasteos y media estocada. Otro pinchazo. Descabella al primer intento. (Palmas).
Segundo
Colorado, ojo de perdiz. Gallito da varias verónicas que se aplauden.
Con cuatro picotazos sin detrimento para la gente montada, haciéndose buenos quites por los espadas, se pasa a banderillas.
De las cortas da Chicuelo un quiebro sin clavar, después cuelga medio par saliendo volteado. Sagasta coloca un par al cuarteo. Repiten ambos con dos pares, el primero en dos tiempos.
Gallito, de morado y oro, se dirige al de Clemente, que por dos veces intenta saltar al callejón.
Gallo pasa bien de muleta, entre los aplausos del público, y deja media estocada caída y atravesada, de la que dobla la res. (Muchas palmas).
Tercero
Retinto en colorado.
Algabeño le da algunos lances de capa.
Cinco varas por una caída y una baja en las cuadras componen el primer tercio.
Los banderilleros cuelgan cuatro pares buenos.
Algabeño chico da tres pases sufriendo una colada, y cobra una estocada. Más pases y un intento de descabello. Acierta al segundo golpe. (Palmas).
Cuarto
Colorado, lucero y bragao.
Gallo da el quiebro de rodillas que le resulta sucio. Después da dos verónicas y un recorte. Algabeño da otro.
Los picadores clavan en cinco ocasiones la garrocha, sufriendo dos caídas. En una de ellas el de aúpa queda sentado en el lomo de la res.
Tres pares bastan para que el bicho pase a manos del Gallo.
Este manda retirar a la gente, da solo dos pases y citando a recibir clava media estocada tendida.
Después juguetea con la res y sacándole el estoque descabella a pulso. (Ovación).
Quinto
Colorao con bragas.
Continúa la ovación al Gallo.
Los espadas torean al alimón, terminando hincados de rodillas y echando arena al hocico del becerro. (Ovación).
Entre marronazos y puyas aguanta el torete cinco sin percances desagradables para los de aúpa.
Gallito coge los palos y deja un magnífico par cambiando los terrenos, después cuelga otro par. (Muchas palmas).
Uno de los peones termina con medio.
Algabeño chico en el primer pase es cogido aparatosamente.
Más pases para un pinchazo sin soltar, dos pases más y otro hondo, más trasteos y una pasada sin herir. Un estoconazo, otra atravesada. Por fin descabella al segundo golpe. (Palmas).
Sexto
El último era de pelo berrendo en negro, capirote y botinero.
Cinco varas por dos caballos muertos, compusieron la primera parte.
Los peones adornan el morrillo de la res con tres pares y medio.
Gallito pasa de muleta con inteligencia y consintiendo al bicho que está huido, entra a matar señalando una estocada atravesada y tendida. Dando tablas cobra una buena. (Palmas).
Comentarios
Y llegó el jueves y el público llenó por completo la plaza y todos los espectadores salieron satisfechos, celebrando a voz en grito las faenas del torero en miniatura que ha sabido conquistarse en dos tardes las simpatías de todos los buenos aficionados.
Al anunciar la corrida se creyó al algunos que la empresa estaba loca y que se hallaba mal avenida con sus intereses; y los que vimos torear al muchacho la otra tarde creímos siempre que era un gran negocio darle cuantas corridas quisiera torear aun cuando se celebraran en días laborables.
¡Es mucho el ruido que se trae el Gallito!
Entremos en detalles. Los becerros de don José Clemente tenían el tamaño apropiado para los toreros que los había n de lidiar; pero estaban mal mantenidos y carecían de bravura hasta el extremo que casi todos se refugiaron en las tabla para morir.
No habiendo enemigos, inútil será decir que los picadores han estado más valientes que leones, saliéndose a los medios para salvar a los becerros de la chamusca.
Los banderilleros con muchísima voluntad y pareando con presteza. Resultará su trabajo mejor cuando tengan más calma y no se precicipten tanto.
Algabeño chico es valiente y sabe mover el capote y la muleta. Entra a matar con guapeza y tiene bastante afición; sin embargo adolece del gravísimo defecto de embarullarse, y por esta causa hace menos de lo que debiera, prolongando las faenas.
Este matador, lo mismo que los banderilleros, deben refrenar los ardores de la sangre para dar realce al trabajo y adelantar.
Gallito. Las sobresalientes faenas ejecutadas por este joven lidiador en la tarde de hoy y la circunstancia especial de haber sido él mismo el que sacó de sus casillas a todos los aficionados obligándoles a echar un paréntesis en la tarde de hoy en sus cuotidianas ocupaciones, me fuerzan a ser más prolijo al comentar su trabajo, satisfaciendo así los deseos de los aficionados que solo desean oír hablar del Gallito.
¿Ha defraudado este lidiador las esperanzas concebidas la otra tarde? ¿Decayó en algo su cartel? Con la rotunda negativa hay que contestar ambas preguntas.
Si se analiza con detención el trabajo ejecutado en la tarde de hoy por nuestro simpático paisano, preciso es reconocer que ha bullido menos que la otra tarde, pero que su trabajo ha sido hoy, si cabe, más completo porque no contaba con las reses, porque no se daba hoy en los novillos el elemento más indispensable, la bravura, para que luzca el trabajo del lidiador.
Rafael ha estoqueado hoy tres cornúpetos mansos y ha banderilleado perfectamente a un novillo mansurrón, quedado y que adelantaba las manos más que un gazapo.
En todos los momentos de la lidia se le ha visto reposado, inteligente, sereno, adornándose y con mucho arte. Sus faenas no son para juzgarlas por el resultado, no son para telegrafiarlas ni para reseñarlas, porque el resultado no dice, ni al consignarlo puede expresarlo lo que se vio, las mil perfecciones que el inteligente descubre mientras el muchacho trabaja, mientras tiene los trastos en la mano.
Rafael Gómez se coloca para torear en el terreno debido, retrocede cuando ve hay precisión de ello y avanza hasta la misma cuna cuando se penetra que lo hace libre de cacho; y como en esto precisamente consiste la inteligencia y la vista torera hay que reconocer que el muchacho posee estas dos cualidades en algo grado.
También ha demostrado esta tarde que sabe enmendarse y tapar los extraños, consintiendo a los cornúpetos mansurrones y atraerlos a la muleta y al capote hasta apoderarse de ellos como si los magnetizara. El segundo novillo que estoqueó esta tarde, hizo con él cuanto le vino en gana, sujetándolo con el trapo lo mismo que si lo tuviera amarrado.
Capeando estuvo bien, en quites y brega muy acertado y en banderillas clavó al quinto un soberbio par cambiando los terrenos desde alguna distancia, pero con mucho adorno. De segunda intención metió otro buen par llegando bien y saliendo apoyado en los palos a consecuencia de haberse metido demasiado para tener toro.
Por último, y para concluir: el Gallito pisa la plaza con mucha tranquilidad; está en la arena con el mismo sosiego que pasea por la calle de las Sierpes, y sabe sacar partido de todo. Así como se dice de los cómicos que dominan la escena que tienen muchas tablas, hay que decir de éste que tiene mucha arena.
A juzgar por el entusiasmo que tan justamente ha despertado el Gallito, es de presumir que el domingo se vea también llena la plaza, porque a este aliciente se agrega también el de que los toros que se juegan pertenecen a la celebérrima vacada de don Eduardo Miura.
La presidencia ha apurado mucho en la suerte de varas.
Los servicios buenos y la entrada un lleno con su correspondiente invasión de los espectadores solares.