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Don Antonio Pérez Tabernero. |
Marino Gómez-Santos publicó en 1.958 un librito -por extensión, no por contenido-, en el que reflejaba una larga conversación mantenida con el ganadero charro Don Antonio Pérez Tabernero. El protagonista habla de su tierra, de su concepto de la crianza del toro bravo, de ovejas, de idas y venidas a Madrid, de flamenco... y de Joselito:
"Aparece en los ruedos la pareja Bombita y Machaquito, que llevaban el mando del toreo. -Hasta que surgen Joselito y Juan Belmonte. Lo mismo que una esponja se pasa por un encerado barrieron todo lo que de importancia había hasta aquella fecha. Hasta la muerte de Joselito, el año veinte, ningún empresario intenta planear sus combinaciones sin antes consultarlas con esta pareja.
- ¿Pero tanto exigían?
- Sí, valían mucho, pero exigían mucho. También exigió antes Guerrita. La independencia de la fiesta acabó con Frascuelo y Lagartijo. (...)
- ¿A qué toreros admiró usted, don Antonio?
- Como torero largo, a Joselito; como torero intenso a Belmonte. (...)
A Joselito le conoció don Antonio en Villar de los Álamos.
- Era muy espigado y no tenía ninguna de las cualidades gitanas que tanto dominaban en su casa. José, sobre todas las cosas, era una buenísima persona. Mis hermanos y yo éramos muy amigos de Rafael el Gallo, su hermano mayor. Un día, el pobre José fue a torear una novillada con picadores a la plaza de Salamanca, y con ese motivo se acercó a San Fernando para saludarnos. De allí arrancó una buena amistad que había de durar hasta su muerte. (...)
- Entonces, cuando toreaba José, los toreros cobraban muy poco dinero. Apenas aumentaron mil pesetas él y Juan Belmonte sobre lo que venían cobrando Bombita y Machaquito".
Más adelante es el escritor quien refiere una anécdota de Rafael, a propósito de la intención que tenía de que protagonizase otra de sus obras:
"Me presentaron a Rafael El Gallo, con intención de incluirse en esta "Pequeña historia de grandes personajes", y no necesité más que entrar en un cortísimo diálogo para darme cuenta de que no había nada que sacarle.
- ¿Y usted qué recuerda, Rafael?
- Hombre, pues eso, que toreé muchos toros.
- ¿Y qué más, Rafael?
- ¡Hombre, pues no lo sé! ¡Nada!... ¡Que todo era 'mu' bueno!"
Cabe decir que tiempo después consiguió hacerle una entrevista larga y sustanciosa que se recoge en el volumen 'Mi ruedo ibérico' publicado por Espasa-Calpe en los años noventa.