domingo, 30 de abril de 2023

RAFAEL, JUAN Y UNOS BECERROS

José Martín Villapecellín, en su obra ¡Este es Arruza!, refiere la siguiente anécdota que Rafael El Gallo le contó a Carlos en Sevilla, en el otoño de 1945, poco antes de que el azteca embarcara en Cádiz rumbo a su país:

"Rafael El Gallo y Carlos son un contraste original.

Rafael dice: "Todos los toreros son como mis hijos, pero éste es mi mayor orgullo".

Cuenta una anécdota. Fue con Juan a torear un festival en el Norte y se encontraron  que los becerros tenían 290 kgs. Belmonte, cuando despacha a su primero, se fue a la barrera diciendo:

"...Qui...qui...siera sa...sa...ber que...que amigo mío es el que...que...que ha elegido esos becerritos". Asegura Rafael que con grandes trabajos le tuvieron que quitar de la cabeza las ideas de asesinato". 

miércoles, 26 de abril de 2023

RAFAEL OPINA SOBRE ARRUZA

José Martín Villapecellín escribió en 1945 el libro ¡Este es Arruza!, en el que recoge las dos primeras temporadas del diestro azteca en España. En sus páginas repasa pormenorizadamente los festejos en los que participó y, en las últimas, recoge distintas impresiones de reputados taurinos sobre su figura.

Rafael El Gallo, al ser preguntado, respondió lo siguiente:

"Carlos Arruza tiene un toreo genial suyo y el valor necesario que se necesita para torear en ese sitio". 


domingo, 23 de abril de 2023

LOS GALLO EN LA COLECCIÓN DEL CONDE DE COLOMBÍ

El NO-do nº 1442 A, estrenado el 6 de abril de 1970, recoge en el único reportaje a color la colección taurina que el Conde de Colombí poseía en su casa. Libros, carteles y objetos varios ocupaban estanterías y paredes. Entre ellos se distingue un cuadro de Joselito a cuerpo entero, el corbatín que lucía el infausto 16 de mayo de 1920 y un cartel protagonizado por Rafael.

miércoles, 19 de abril de 2023

FOTO DE LA ALTERNATIVA DE DOMINGUÍN

La plaza de Madrid acogió el 26 de septiembre de 1918 un doble acontecimiento: las alternativas de Domingo González 'Dominguín' y de Manuel Varé 'Varelito'.  El padrino de ambas, Joselito. 

En la primera de las ceremonias, el de Quismondo recibió el grado de matador al cederle el de Gelves la muerte de 'Aguijito', de Contreras.

La foto. de Ete Cellos, pertenece al libro 'Dominguín, su arte y sus éxitos', de Eduardo Pagés, aparecido al final de esa temporada. 

domingo, 16 de abril de 2023

CHAVES RECUERDA A JOSÉ

Don Tioy firmó en 1.925 el libro titulado 'Chaves, el torero artista', en el que recoge los primeros años de carrera del coletudo valenciano, justo hasta poco antes de que tomara la alternativa. En las páginas finales de la obra recoge las impresiones de Francisco Tamarit, el protagonista, sobre distintos aspectos de su vida y de la Tauromaquia. 

Reciente la desaparición de Joselito, no podía faltar una referencia a la figura del Rey de los Toreros: 

"Aquel Joselito que ha sido, sin duda, el más grande lidiador de todas las épocas, que con todos los toros podía y a todos les hacía la faena ajustada, precisa, matemática. Aquel Joselito fue algo excepcional, y para convencernos de lo grande que fue ha sido necesario perderlo para siempre". 

miércoles, 12 de abril de 2023

DON JUSTO RECUERDA A JOSELITO

Vandel realizó esta foto de la lápida de Talavera.

El 15 de mayo de 1.947 'El Ruedo' recordaba, como era habitual cada año, a Joselito. Don Justo fue el encargado de glosar la figura del diestro:

Mañana viernes se cumple el XXVII aniversario de la  muerte de Joselito, genio del toreo, de imborrables recuerdos.

Tan honda huella dejó en los anales taurinos la tragedia talaverana, y tanto se escribió sobre ella, que no es menester volver a detallarla.

Joselito, como en sus respectivas épocas Francisco Montes, Paquiro y Guerrita, fue la figura representativa del toreo, ancho, largo y profundo, y desde la luctuosa tarde del 16 de mayo de 1920, dicho sea con todos los respetos para los toreros contemporáneos, aún estamos esperando al sucesor del inolvidable maestro de Gelves.

En esta fecha tan señalada no podemos prescindir de dedicar unas líneas al inmenso lidiador, primero, para evocar su postrera actuación en el ruedo madrileño, suceso del que, absorbido por el que motivó al siguiente día la muerte de José, se escribió poco o casi nada, y después, para lamentarnos del olvido en que ha caído una iniciativa nacida al calor de un homenaje, iniciativa que ignoramos por qué causa no llegó a realizarse.

Joselito, en su firme propósito de afianzarse cada vez más en el primer puesto de la torería, y considerando que la Plaza de Toros de Madrid, por su historia y por su categoría, era la primera del mundo —así continúa siéndolo, aun cuando equivocadamente se opine lo contrario—, nunca le volvió la espalda, guardando a la afición madrileña los respetos y las debidas consideraciones.

Durante su existencia torera, siempre compareció ante ella, y años hubo, como el 14 y el 15, que lo hizo en ¡catorce corridas!

Aquel inolvidable lidiador, pensando de muy distinta

manera que Guerrita —quien, enojado en una ocasión con los aficionados de l a Villa, dijo que en Madrid torease San Isidro—, tampoco dejó transcurrir ninguna de las ferias organizadas en honor del Santo Patrón sin cruzar el albero vestido de luces.

En el primero de los dos últimos citados años tomó parte en los cuatro espectáculos consecutivos celebrados, y si no lo verificó en el anterior a su muerte --1919.—, fue porque herido gravemente por un toro de Benjumea el 1 de mayo, no volvió a torear hasta el 8 de junio en Algeciras.

Tan gratos recuerdos guardaba el señor Fernando el Gallo de Madrid, que, al nacer su ultimo hijo, le impuso, al ser bautizado, el nombre de Isidro, y Joselito, que no ignoraba esto, consideraba a la Villa y Corte como su segunda patria chica, y hasta en ella, impulsado por aquel amor v no por razones de otra índole, llegó a instalar un piso con todo confort.

Por todos aquellos motivos, Joselito consideraba como un honor presentarse en la vieja Plaza de la carretera de Aragón durante la festividad de San Isidro, y la última vez que lo verificó fue el 15 de mayo de 1920.

Querían lo hiciera también el siguiente día 16; pero comprometido por unos amigos para hacerlo en Talavera de la Reina, José, antes de ser anunciado, rogó a la Empresa le cambiasen la fecha, para complacer así a los organizadores de la corrida en que halló la muerte.

Pródiga en incidentes fue esta postrer corrida de Gallito en el coso madrileño. Al hacer el paseo —él, Belmonte y Sánchez Mejías— fueron recibidos con una silba.

Sin que los diestros tuvieran l a menor intervención, los seis toros de Albaserrada, faltos de trapío, fueron sustituidos por otros de doña Carmen de Federico, y éstos, bravos, hallábanse atacados de glosopeda, teniendo que sustituirse tres durante la lidia con una res de Medina Garvey y dos de Salas.

El primero de doña Carmen tuvo que ser acogotado por el puntillero Josele por no poder los cabestros reintegrarlo a los corrales.

Bajo un ambiente hostil, Joselito, de celeste y oro, estuvo bien en el primero bis, de Garvey, con el que ejecutó una faena valiente en los medios, faena rematarla con un estoconazo, que en otras circunstancias hubiera sido ovacionada; pero parte de los espectadores, de uñas con los toreros, protestaron injustamente, y hasta uno, exaltado, arrojó una almohadilla, que dio en del rostro el diestro citando éste, amargado, devolvía la muleta y la espada a su mozo, Paco Botas.

Berrendo en negro, el mayor y más difícil de todos los corridos en aquella tarde, fue el sustituto de Salas, lidiado en cuarto lugar.

Con pases ayudados y naturales, parado y valiente, José realizó una faena de maestro, terminada con un pinchazo y una estocada, sin que el conjunto de. su trabajo, con un toro que tenía mucho que matar, sirviera para arrancar el mal humor que se había apoderado de unos espectadores, rencorosos, que hallábanse en el secreto de que Gallito, a las veinticuatro horas, toreaba en el coso talaverano inaugurado por el autor de sus días.

Joselito, en pleno apogeo de su vida artística, no fracasó en la última corrida toreada en la Plaza madrileña, de la que nunca huyó, porque no era un torero exclusivamente administrativo y porque las ovaciones que en ella escuchaba le sabían n a gloria, según decía con mucha frecuencia.

Hace, dos años se celebró, por estas fechas, en Madrid una corrida de toros, sin más alicientes que los tres toreros que en ella tomaron parte, corrida organizada por la Empresa, y anunciada pomposamente

como homenaje a Joselito en el XXV aniversario de su fallecimiento.

Se comprometió a dignísimos escritores para formar una Comisión encargada de llevar a la práctica diferentes actos que perpetuasen la memoria del famoso lidiador, entre ellos, la colocación de un busto en un lugar adecuado de la Monumental.

Pero todos los actos proyectados quedaron reducidos a un funeral en la parroquia de Santa Cruz celebrado, más que nada, por el interés que demostraron aquellos hombres de letras.

Ha pasado el tiempo, y todos los buenos propósitos de la Empresa se fueron desvaneciendo y olvidando, dejando en una situación un poco desairada a cuantos no vacilaron en constituir la expresada Comisión.

¿No permitió el resultado económico de l a corrida-homenaje convertir en realidad el pensamiento de colocar en la Plaza el busto de Joselito?

No perdemos, sin embargo, la esperanza de que, algún día, l a S. A. Nueva Plaza de Toros tenga el gesto de poner por lo menos una artística lápida en memoria del  célebre torero, no precisamente por el lugar que ocupó en el toreo, sino porque fue el inspirador y propulsor de esta Plaza magnífica, que él no llegó a pisar, desgraciadamente.

Calientes aun los restos mortales de José, del paladín del gallismo, el insigne novelista don Alejandro Pérez Lugín, Don Pío, partió la idea de colocar en todas las Plazas de Toros de España una lápida conmemorativa de la taurina tragedia.

Esta idea la recogió una revista profesional, 'The Times', que, abandonando su habitual humorismo, inició con tal objeto una suscripción.

Fueron de ésta los principales donantes don Joaquín Menchero, don Darío López, don Manuel Pineda, don Leandro Villar, don Eduardo Belluga y don Juan Soto, éste único superviviente de los citados, y todos íntimos amigos de Gallito, que constituían la plana mayor del joselismo.

El cincel de un discípulo de Victorio Ma cho, cuyo nombre lamento no recordar, dio cima a l a obra, y el 1 de noviembre de 1921, en el interior de la Plaza de Talavera, se descubrió, con el ceremonial propio del caso, la única lápida que en España se colocó, según los deseos del inolvidable Don Pío.

Nada se ha hecho este año en Madrid en recuerdo del desventurado torero, y en Sevilla, como todos los años, no dejarán de celebrarse funerales en su memoria.

domingo, 9 de abril de 2023

BARICO II RECUERDA A JOSELITO

El 8 de mayo de 1.952, fecha en la que se cumplían 57 años del nacimiento de Joselito, 'El Ruedo' publicó el siguiente artículo en el que Barico II rememora la figura del diestro. 

Las fotos que reproducimos corresponden al citado trabajo:  

Hay una fotografía que es un documento de gran interés para la historia taurina. Representa una placita en una huerta del pueblo de Gelves, y en ella se ven tres figuras humanas. Una de ellas está agachada, mientras otra, que no levanta más de tres palmos del suelo, simula que entra a matar con un palo a modo de estoque; la tercera mira el juego que sirve de entretenimiento al pequeño y a su hermano. Son Femando Gómez, ''Gallo II" , y-sus hijos Femando y "Joselito", este último en funciones de matador del improvisado toro.

Aquí queda reflejado el ambiente que rodeaba a José Gómez, 'Gallo V", cuando vino al mundo el día 8 de mayo de 1895, en la casa a la que pertenece la huerta de la fotografía que he descrito.

La biografía taurómaca de los "Gallos" comienza con un hermano del padre de "Joselito", que se llamaba igual que este gran torero. José Gómez no pasó de banderillero; sin embargo, su habilidad y eficacia en la brega le hicieron ser estimadísimo por los matadores de su tiempo, hasta el punto de figurar como peón de confianza en la cuadrilla del coloso cordobés "Lagartijo".

El segundo de la dinastía es Fernando Gómez. Como su hermano, comenzó por ser banderillero y actuó a las órdenes de 'Frascuelo", "Bocanegra", 'Cara-Ancha" y ''Gordito". Pero sus aspiraciones eran mayores y se hizo matador de toros.

Teóricamente, era de una perfección extraordinaria, aunque en el terreno de la práctica su característica peculiar era la irregularidad.

Luego, como una segunda etapa de esta familia de toreros, vienen los tres hijos de 'Gallo II": Rafael, Fernando y José, cuyo apodo, más apropiado a las circunstancias, es el de "Gallito".

El primero de ellos, Rafael, fue el que con más fidelidad siguió, en el terrero taurino, las huellas de su padre. Al igual que su progenitor, era un torero de gran calidad, pero abundaban en sus actuaciones los decaimientos, aunque incomprensibles, muy frecuentes en las gentes de Andalucía.

Fernando fue novillero; su falta de voluntad le hizo desistir del doctorado y se dedicó a banderillero, formando parte de las cuadrillas de sus hermanos.

Estos son los antecesores del coloso "Joselito" por parte de su padre; su madre, doña Gabriela Ortega, también pertenecía a una familia de toreros de Cádiz. "El Marinero", ' El Loco", "Rebujina', "Agualimpia" son toreros de la dinastía gaditana de los Ortegas antecesores de "Gallito III".

Gelves, un pueblo de la provincia de Sevilla, fue su cuna; sus ascendientes, en gran mayoría dedicados al arte taurino; en consecuencia: "Joselito" no podía ser otra cosa que torero.

Nació a unos metros de una placita de toros y murió en otra Plaza de toros. Toda su vida dedicada a un arte; sus ambiciones, sus deseos, encaminados hacia una misma meta: la perfección en el toreo.

Tenía ocho años cuando asistió por primera vez a un tentadero, acompañado de sus hermanos.

Fue en la finca de ,"Palmete", de don Valentín Collantes; al torear a una becerrilla, fue atropellado, proporcionándole un buen coscorrón, y, como consecuencia del susto, no quiso volver a torear en aquella ocasión.

El mismo año, 1903, recibió las primeras enseñanzas, que le dio el diestro "Minuto", ayudando al precoz discípulo por detrás a mover los brazos en las diversas suertes con el capote y la muleta.

No tenia trece años cuando vistió su primer traje de luces. La situación de la familia no era muy desahogada, pues, el padre había fallecido cuando "Joselito' tenía apenas dos años, y el chiquillo quería ganar dinero cuanto antes para ayudar en lo posible al mantenimiento del hogar.

Con "Limeño" formó una cuadrilla juvenil y marchó a Portugal, donde terminó de cuajarse, y, al regresar a España, se encontraba en situación de enfrentarse a novillos.

Los hermanos del diestro, a su vuelta de América en 1909, se enteraron de los progresos de "Joselito" y le animaron para que siguiera su carrera hacia el éxito.

Todavía toreó dos temporadas más de becerrista, hasta que en 1912 hizo su presentación en Barcelona como novillero. A partir de este momento su ascensión es rápida y fulminante. Se presenta en Madrid el 13 de junio con una corrida de auténticos toros de Olea. Los comentarios de los críticos coinciden en señalar en el debutante una gran figura del mundo de los toros.

Su fama subió como la espuma y tomó la alternativa el 28 de septiembre de 1912. Actuó de padrino su hermano Rafael, que le cedió la muerte del toro "Caballero", de Moreno Santamaría, y Antonio Pazos fue el testigo de la ceremonia. El 1 de octubre la confirmó en Madrid con el mismo padrino, a la vez que la tomaba Vázquez I I , de manos de Vicente Pastor.

En ocho años de matador de toros toreó cerca de setecientas corridas, cifra que por sí sola demuestra la calidad artística de esta figura cumbre del toreo.

Tanto sus éxitos como su muerte son de sobra conocidos por todos los aficionados. ¿Quién ignora que "Joselito" murió victima de la cornada que le produjo en el vientre el toro "Bailaor", de la viuda de Ortega, en Talavera de la Reina el día 16 de mayo de 1920? Todo el que se precia de tener conocimientos taurinos sabe este hecho histórico, trascendental en los anales de la tauromaquia.

Su vida terminó, pero la fama que le corresponde por ser el genio supremo de un arte tan digno, emocionante y bello como el que más, le hace inmortal.

"Joselito el Gallo" era un torero perfecto. Con el capote, desde sus comienzos, ejecutaba la larga cambiada y los recortes con gracia y buen gusto, y si no lograba gran perfección al torear a la verónica, poco a poco fue depurando su estilo hasta conseguir realizar el lance con la suavidad, el temple y la hermosura exigibles a los que pueden ser puestos como modelo.

En el tercio de banderillas ha sido el maestro supremo. Su estatura le ayudaba a poner con facilidad y excelente estilo enormes pares de banderillas.

Sus faenas de muleta quedaron como ejemplo de justeza, equilibrio y dominio. A cada toro le hacía su faena. El bravo, dócil, suave o rápido; el manso, el quedado..., cada uno encontraba en "Joselito" el lidiador que se ajustaba a sus características.

No se puede decir que fuese un mediocre matador, como afirmaban los partidarios de "Bombita", que tuvo que retirarse ante el empuje de "Joselito". Era un estoqueador fácil y seguro, pero no muy depurado de estilo. Sin embargo, mataba en muchas ocasiones recibiendo, y en otras, a "volapié" puro, siempre con rápidos efectos.

Mazzantini, al enjuiciar a Belmonte y "Joselito", pareja que llena la Edad de Oro del toreo, se equivocó, cosa no extraña, a pesar del gran talento taurino de don Luis. Decía que Belmonte moriría en las astas de un toro, mientras que "Joselito" pocas veces sufriría cornadas. La realidad es que toda España quedó sorprendida al conocer la muerte del superconocedor de toros, el gran dominador "Joselito".

miércoles, 5 de abril de 2023

JOSÉ MANFREDI Y JOSELITO

 

José Manfredi, hijo y nieto de toreros, fue un reconocido banderillero y apoderado. En una entrevista realizada por F. Mendo para 'El Ruedo' de 10 de noviembre de 1.949 rememora la relación que tuvo con José y algunos sucedidos con Rafael.


Pasamos al tema favorito de Manfredi. Sus relaciones con "Joselito".

-—Nuestras familias sostenían añeja relación aumentada por ser vecinos de la misma calle. Ambos empezamos a acudir, primero, al colegio de párvulos de la calle de la Feria y más tarde, al de San Luis Gonzaga, clases simultaneadas con la academia taurina al aire libre de la Alameda de Hércules. Esto explica que cuando el señor Martínez, "el Guindilla", organizó la cuadrilla sevillana a base de José y "Limeño", aquél me impusiera como banderillero

—¿Dónde iniciaron su "trabajo"?'

—En Jerez, actuando esta vez también de matador mi antiguo compañero "Pepete". Y como dato para la historia, recuerdo que José dejó un toro vivo en los corrales. En cambio, lo que son las cosas, "Limeño" estuvo adornado y valiente. Los matadores ganaban catorce reales por corrida y ocho los peones. El resto de los ingresos quedaba en los bolsillos del avispado Martínez. En Málaga, el gobernador, Cirié, quiso suspender la corrida al vernos tan "esmirriados" y "poquita cosa". Gracias a la mediación de unos amigos de Rafael, nos dejó torear. Luego fuimos a Portugal, toreamos tres corridas, afianzándose la sabiduría de losé, hasta el punto de que el medroso torero, que había empezado en Jerez, volvió a Sevilla sabiendo cuanto podía saber en el toreo.

—¿Cuánto tiempo estuvo usted al lado de "Gallito"?

—Cuatro temporadas, a las, que puso final un disgustillo tonto, agravado por el terco orgullo de los dos. Al marcharme, entró a sustituirme "Magritas". No por ello dejamos por completo de relacionarnos, utilizando a amigos comunes. Un día no pude más; fui a su domicilio de la calle Arrieta dispuesto a hacer las paces. Subí las escaleras, no muy seguro de una feliz acogida. Rodeaban a José varios amigos, entre los que creo recordar estaban "Don Pío" y Menchero, "el Alfombrista". Al verme, sin saber qué decir, irresoluto en el quicio de la puerta, José, sin hacer caso de la charla, se vino a mí con los brazos abiertos. Y nos fundimos en un abrazo, llorando como cuando éramos chaveas de la calle ee la Feria.

- ¿Qué otros maestros ha tenido usted?

—Fui tres años con Maera; otros tantos, con Rafael El Gallo"; dos temporadas con "Chicuedo", y no menor tiempo con "Cagancho", "Nacional II" y Marcial Lalanda. Hasta nuestra guerra, raro fue el espada con el que no toreé un determinado número de corridas. Después de 1939 he intervenido en varias festivales benéficos de mayor o menor cuantía.

Vuelve Manfredi a rememorar las más felices escenas de su vida taurina. Cuando José o Rafael exigían la mayor de las disciplinas que cuadrilla alguna tuviera: ocupar puesto en la mesa junto al matador por riguroso orden de antigüedad; recogerse al hotel antes de las once de la noche; juntarse en las ferias con diez y once banderilleros contratados por generoso impulso de los hermanos. Y siempre dando campo a todos y, más que a nadie, a cuantos apretaban fuerte. A un torero, ya fallecido, que propaló que José le quitaba de los carteles del abono madrileño, impuso su inclusión en la primera corrida. Al encontrarse frente a frente en el patio de cuadrillas, "Joselito", mirándolo de soslayo, bramando ira, le dijo: "¡Ya tiene usted abierto el portalón y al toro esperando a los dos. Aquí no valen mentiras, sino demostrar que vale usted más que yo!..."

Otro día, en Málaga, Rafael tuvo en su primero un éxito completo. Al ir a ocupar su puesto, Belmonte le preguntó perplejo a "Joselito": "Ahora, ¿qué vamos a hacer nosotros?" Y "Gallito" le respondió rápido: "Lo que tú hagas no lo sé. Yo, borrar a mi hermano.".

Y Manfredi se quedó callado, con la visita fija en la hada, como si evocase al maestro de maestros.

domingo, 2 de abril de 2023

RAFAEL CORTA UN RABO A LOS SESENTA Y SEIS AÑOS

'El Ruedo' dio una pequeña reseña, en su número del 2 septiembre de 1.948, de un festival celebrado en la plaza malagueña de Torremolinos el 29 de agosto. En ella se hacía referencia a la 'reaparición' de Rafael El Gallo quien, a los sesenta y seis años, paseó los máximos trofeos en la apoteósica vuelta al ruedo que dio tras despachar a su enemigo.

De la ganadería, nada sabe. El Divino Calvo alternó con Curro Galisteo, que fue ovacionado, y con 'Morenito de Camas', que fue aplaudido.