miércoles, 28 de junio de 2023

RAFAEL EL GALLO EN MADRID

Manuel Hernández ha publicado recientemente la tercera entrega de las actuaciones de destacados diestros de principios del siglo XX en la capital de España. A la de Joselito, ya reseñada en este blog, siguió la dedicada a Juan Belmonte y, recientemente, la de Rafael El Gallo.

Más de 400 páginas dedica el autor a glosar la figura de Rafael en la Villa y Corte. En las primeras hace una aproximación al toreo del diestro, sigue con una miscelánea gráfica y con la poesía de Gerardo Diego. Después se adentra en el autoanálisis del Divino Calvo y ya entra en materia con las comparecencias de novillero y de matador en las dos plazas en que toreó, siempre recogiendo los testimonios de los críticos que publicaron sus crónicas en la prensa. Para terminar, una interesante compilación de dibujos de los artistas plásticos más reputados de su época. 

El volumen, imprescindible para gallistas y eruditos taurinos, se completa con un buen número de fotografías con las que nos podemos hacer una idea de la dimensión de este diestro genial. 

El prólogo corre a cargo de Javier García Gibert y el epílogo de Gonzalo Bienvenida. 

domingo, 25 de junio de 2023

DON LUIS RECUERDA A JOSELITO CUATRO DÉCADAS DESPUÉS

'La Hoja del Lunes' publicó en su edición madrileña del 16 de mayo de 19960, coincidiendo con la fecha de la desaparición de Joselito, el siguiente artículo firmado por Don Luis:

CUARENTA AÑOS YA DE LA MUERTE DE JOSELITO

 Hoy hace cuarenta años que en la plaza de Talavera de la Reina , su campo de honor como héroe taurino. cayó para siempre aquel inigualable torero que fue Joselito el Gallo. La noticia causó en Madrid, y en toda España, y en gran parte del mundo, los efectos devastadores de espíritus de un terremoto moral. ¿Era posible? Nadie existía que no se resistiera a creerlo. Si la propia madre del genio del toreo confiaba mientras vivió. ella, la popular "señá Gabriela" que a su hijo no podía cogerle un toro como no fuese a buscarle al hotel o le tirase un cuerno, ¿qué iban a pensar los demás, los aficionados,  partidarios suyos o no, que sabían de sus portentosas facultades técnicas y su gran fortaleza física? Pero sí, era verdad, triste verdad: Joselito Maravilla, Joselito I el Sabio, El Joselito Papa-Rey de la torería, el Joselito inexpugnable contra las armas del enemigo toro y sagrado como un dios arcaico para las asechanzas ofensivas de la fiera cornúpeta, había muerto victima de una cornada, la cornada traicionera de un toro que le cogió de improviso. A traición, sí, le cogió, impulsado en su instinto por las malas artes, el toro que le venciera, aunque otros le hubieran cogido antes en lucha violenta frente frente. Esto es en lo que no reparaban los incrédulos olvidados de que Joselito llevaba en su cuerpo las cicatrices de siete u ocho cornadas anteriores. Le veían siempre dueño de la situación profesional, sobrado de dominio sobre sus enemigos, y no consideraban, no presumían. no admitían ni  siquiera la posibilidad de que una de aquellas cornadas, más certera en sus desgraciados resultados, pudiera revestir la fatal e ineluctable gravedad de convertir en la nada el soplo de una vida insalvable en definitiva.

Todo se dicho ya sobre Joselito, y de él se seguirá diciéndolo todo mientras el toreo persista, así sea por los siglos de los siglos. Los que alcanzamos a ver —y admirar—su andar por los ruedos desde que dio firmes primeros pasos de chavalillo hasta el acabamiento prematuro y glorioso de su juventud, como los que no conocen de él más que lo que otros les recuerdan, no podremos olvidar jamás la inspiración genial de quien desde chiquillo dominaba ya todos los recursos del arte, aun los más secretos, para vencer a la fiera con ellos, con valor y con ese pundonor que en el toreo se llama vergüenza torera. ¡Nadie los mueva. que estar no pueda con Joselito a prueba! Su época fue, esmaltada por el contraste con las virtudes profesionales de Belmonte, sin apartarnos de sus mutuos defectos, la época de oro del toreo. Ni antes ni después se ha conocido grandeza igual. De las cuatro más altas cumbres del arte taurino, Pedro Romero, Paquiro, Guerrita y Joselito, éste se elevó—queremos creer que incluso sobre la de la seguridad pasmosa de aquel primero, por obra y gracia de un arte más depurado ya -como la más elevada cima. A su lado podían alzarse picachos casi también inaccesibles, rivales que sirvieran de acicate a su saber, a su técnica, a su amor propio, pero no vencedores suyos -¡imposible!-, que superaran su altura gigantesca. Figuras de leyenda como la de Belmonte, como la posterior de Manolete -sin contar con las pretéritas-, se deben no poco precisamente a la exageración en el panegírico de lo legendario. Belmonte, con todo su toreo puro y hasta revolucionario si se quiere en cuanto a la ordenación de los terrenos de lidia, no podía, en su cortedad de toreo, llegar a Joselito, de tan enorme largura en el suyo, sobre que José, al asimilar las nuevas normas, dominaba éstas y las antes usuales, en las que nadie había llegado ni ha llegado después ni a cien codos de su cúspide. Manolete, con su medio toreo, era todavía más corto, a más del amaneramiento a que le condujo- y desde entonces a todos- la monotonía de sus personales concepciones, sin la pureza clásica de las reglas reguladoras del arte de torear. Que hoy se torea mejor que nunca -adornar no es construir sobre bases científicas y con líneas artísticas-, únicamente pueden asegurarlo quienes, con sinceridad, no entiendan la sobriedad arquitectónica de la Mezquita cordobesa frente a las exuberancias multicolores de la Alhambra granadina.

Mas no se trata ahora de establecer distingos con enojosas comparaciones entre la moda y los modos artísticos de unos u otros, sino de recordar al Joselito de gloria inmarcesible, velando una vez más sobre su recuerdo con una oración en los labios y lágrimas en los ojos, como aficionados -y como hombres- ante lo ineluctable de los designios supremos de Dios. Recuerdo imperecedero y avivado en la fecha inolvidable de los aniversarios de la trágica muerte inconcebible del mejor torero que han conocido los siglos del toreo.

miércoles, 21 de junio de 2023

PASTORA Y RAFAEL: UNA CONFIDENCIA, DOS 'ESPANTÁS'

Marino Gómez-Santos publicó en la entrega de la entrevista con Pastora Imperio, aparecida en 'Pueblo' en febrero de 1958, la confidencia de un caballero del que no revela el nombre sobre sendas 'espantás' protagonizadas por la artista y por su por entonces marido:

Pastora Imperio sale un momento para despedir a unos amigos que no se quieren ir sin saludarla antes.

Pastora en una de las fotos de la entrevista.
Hay un caballero frente a mí, que se me acerca y me dice:

—Mire usted. Me parece que por ese tiempo que le habla Pastora hay dos espantadas: la de Rafael «el Gallo» y la de Pastora.

—Pues explíqueme usted, por. que yo, de esto, le confieso que no sé un pimiento.

—Pues verá: Rafael estaba en Gibraltar, cuando se le acercó un amigo y le dijo que si le ocurría algo. porque estaba con una cara muy pálida. Rafael le dijo que le dolía una muela. «Bueno, pues yo tengo un amigo dentista en Nueva York, y si te vienes conmigo, él te saca la muela.» Rafael, sin pensarlo más, le contestó: "Pues ahora mismo." Y se marchó al día siguiente a Nueva York.

No sé si será una anécdota inventada en un café. Es igual. Si no fue cierta, puede haber sido porque Rafael «eI Gallo» era capaz.

—Y ahora le voy a contar a usted la «espantada» de Pastora. Se marchó a América, y su ausencia se notó mucho. Porque Pastora mantenía la tradición de la canción española y ponía cátedra levantando los brazos y manejaba el mantón así y así, y sacándolo por aqui y dando un lance. ¡Vamos, que no vea used!


domingo, 18 de junio de 2023

PASTORA, RAFAEL Y GÓMEZ-SANTOS

Pastora y Marino en un momento de la entrevista.
Marino Gómez-Santos firmó en el diario 'Pueblo' en febrero de 1958 una entrevista que apareció en diversas entregas con la genial Pastora Imperio. Con tacto, el periodista no rehuyó preguntarle a la artista por su relación con el Divino Calvo.

— ¿Dónde conoció a Rafael El Gallo?

Pastora me mira con sus enormes ojos de pantera guapa. No se sabe si va a protestar por esta pregunta o va a alegrarse con el recuerdo.

—¿Qué dónde le conocí a Rafael? Pues en Méjico.

—¿En Méjico?

—Sí, en Méjico. ¿Por qué te extrañas? Lo conocí en el teatro en que yo trabajaba.

—¿Le había visto torear antes, Pastora ?

—Yo, no.

—¿Y después?

—Tampoco. 

Pasa cerca de nosotros Miguel de Molina con Ana Esmeralda.

La joven Pastora Imperio se casa con el torero más famoso de su tiempo, con Rafael el Gallo, en Madrid. en la iglesia de San Sebastián.

—Porque es la iglesia de los artistas. Nos apadrinaron mi mamá y Minuto. el matador de toros.

Luego se fueron los invitados a la Cuesta de las Perdices.

Pastora Imperio refiere los detalles de su boda como si hubiese sido todavía noticia hace unas semanas.

—¿Pero cómo era físicamente el Gallo?

—Maravilloso, Empezaba a estar calvo ya Rafael.

—¿Qué carácter tenía?

—Lo nuestro no ha sido una cuestión de caracteres. 

Este es un asunto casi intocable en la vida de Pastora. Un asunto que tiene más de medio siglo de historia y de leyenda.

Raquel Rodrigo, que es criatura encantadora, muy atenta. Como la quiere mucho a Pastora, por detrás me dice que me salte el tema.

—Pastora, ¿Recuerda usted alguna cornada que Rafael hubiese tenido en ese tiempo -le pregunto tímidamente.

—Claro que recuerdo. En Algeciras tuvo una. Ahí hubo motivo para una buena reconciliación, pero me cerraron el paso y no me dejaron verle.

—¿Quién no la dejó, Pastora; los médicos acaso?

—No, los médicos no.

Yo conocí a un Rafael el Gallo con corridas de beneficio, a un Rafael para el que se pedían puros, a un Rafael casi de museo taurino, pintado por Solana, que respondía a todo diciendo:"¡Mu bueno, mu bueno!".

Pastora y Rafael vivían en aquellos verdes años de la juventud y de la fama, Sevilla, en la calle de Santa Ana.

—¿Ganaba ya mucho dinero?

—Hombre, claro; pero no tanto como los de ahora.

Ya estaba el torero en su apogeo taurino y en su vida de caprichos, muy a lo Onasis sevillano.

Le pregunto a Pastora que cuál fue el regalo de boda del torero rumboso.

—No sé... Eso que se regala siempre.... una pulsera seguramente.

¿Pero cómo puede olvidarse Pastora de este detalle? ¿Los años también pueden llegar a borrar estas cosas?

—A mí no me dio tiempo a nada. Estuve un año en aquella casa y muy suspendida en el aire.

(...)

Estoy un momento dudando si aún puede ser oportuno hacer una nueva pregunta en torno al tema del Gallo.

—Pastora... ¿Cuánto tiempo hace que no ve a Rafael?

—Desde entonces; porque si hemos pasado uno cerca del otro no nos hemos visto.

miércoles, 14 de junio de 2023

RAFAEL VISTO POR FERNÁNDEZ FLÓREZ

Wenceslao, el autor.

El periódico 'Libertad' publicó el 31 de enero de 1958 el siguiente artículo en el que Wenceslao Fernández Flórez, repasa en la sección 'Las cosas del siglo XX', la figura de Rafael 'El Gallo' y una de sus características más reconocibles:

EL TORERO DE LAS 'ESPANTÁS' 

 Mi apreciación de las corridas toros, que resulta muy diferente a la de la gran mayoría de compatriotas, no impide que me haya complacido el homenaje que se tributó en Madrid a Rafael Gómez, el "Gallo", que cumplió en estas lechas setenta y ocho años.

Sea quien fuere el sujeto de agasajos de esta naturaleza, siempre son simpáticas tales efusiones por lo que tienen afabilidad para quien dedicó una vida a conservar la postura que le aconsejó su vocación.

Tal vez yo haya pensado lo que representaría un friso en el que figurasen —naturalmente, esquematizados— todos los toros que sucumbieron al ímpetu de las estocadas del famoso torero. ¿Los ha contado alguien? ¿Cuántos serían? ¿Y cómo se podrían agrupar las 'medias', los 'volapiés', las 'atravesadas', las que entraron 'por los mismos rubios' y toda esa nomenclatura con que se ilustran las circunstancias de la muerte de un cornúpeta?. Sin duda, la estadística ha de ser curiosa. Pero la  adhesión que suscita la figura de ese diestro tan singular se impone a todos los detalles adjetivos.

Lo que más me atraía de Rafael eran sus 'espantás'. Lo consigno sin la menor intención de zaherirle y porque creo que entre tantos comentarios que  acerca de él se han escrito en esta ocasión tiene perfecta cabida el de un hombre que no ha intentado nunca disimular su absoluta incompetencia en materia taurina.

Si me agradaban las "espantás" era porque me parecía que el 'Gallo' humanizaba con ellas el toreo y, por lo que a mí se refería, lo hacia más comprensible. En un excelente articulo que Corrochano dedica a Rafael, dice que las famosas fugas "tenían su origen en un medio insuperable que se adueñaba del torero cuando en el ir y venir de una faena, perdía la cara de los toros". Corrochano explica con su gran autoridad la lógica de esto, pero yo la ignoraba y no era en ella en la que se apoyaba mi atracción hacia Rafael, sino en el mismo miedo evidente que era lo que yo sentiría y lo que me solidarizaba con los hombres envueltos en seda que se movían en el ruedo. Un torero con síntomas de temor, agrandaba en mi ánimo la realidad y la importancia de los motivos que justificaban la existencia del mismo sentimiento en mi ánimo. Un torero que se pasease por el ruedo que se pasease por el ruedo leyendo un periódico o fumando un cigarrillo, tal vez me inspirase esta reflexión: "Es un inconsciente". O estrotra: "¡Pues  no parece tan arriesgado esto de torear!" Pero un espada lanzándose, despavorido, de cabeza al callejón, me sugeriría:

—i Bien hace en prevenirse, con los cuernos que tiene ese animal que le persigue...! ¡Yo no tardaría tanto tiempo en huir! ¡Cuánto valor se necesita para enfrentarse con esos monstruos astados!

Mi admirado amigo Gregorio afirma en esa crónica que "eso de torear mirando al tendido es vulnerar las reglas del toreo". Yo no entiendo de eso, pero aseguro que tal moda, nacida de la imitación de otro gran torero, más me aburre y disgusta que me maravilla. Y no por descubrir, como Corrochano, que quebranta una táctica que yo desconozco, sino porque me parece descubrir en ello rasgos de "pose" presuntuosa, de naturalidad, y de algo así como si se nos quisiera dar a entender:

—¿Ve usted como, cerca del toro me dedico a mirar a aquel señor de la contrabarrera? Pues lo mismo, si me diese la gana, me pondría a hacerle guiños a aquella rubia del tendido, o a jugar, si traen los elementos precisos, una partida dc dominó.

Mc parece que se resta a la "fiesta", lo que tiene de trágica en ese encuentro entre la fiera y el hombre, porque una cosa es la serenidad y otra ese desentendimiento, aunque no sea más que aparente.

En cambio, el matador al que se le ofreció un homenaje en estos días nos movía a una emoción especialmente honda, que consistía en hacernos comprender que -a1 insistir en su lucha—, no sólo tenía un humano miedo al toro, como lo tendríamos todos, sino que, a la vez que triunfaba sobre la bestia, triunfal, asimismo, de ese justificable miedo, lo que ya es más difícil.

Porque el heroísmo, en definitiva, no consiste en no sentir  pavura; consiste en dominarla. Y el 'Gallo" escapaba, pero volvía.

domingo, 11 de junio de 2023

MIGUEL LIZÓN Y UN ABRAZO GALLISTA

El diario 'Pueblo' dedicó su edición del 1 de enero de 1958 a recordar los personajes más significativos del año anterior y el mes más importante para cada uno. Para junio se escogió al maestro alicantino Miguel Lizón, quien se llevó medio millón de pesetas por su erudición sobre la figura de Joselito.

Además del suculento premio en metálico Miguel se quedó con la felicitación de Rafael:

 "De la "lidia" que viví en la final de la Plaza de Toros de Madrid hicieron el día más feliz de este año el abrazo que me dio Rafael El Gallo por acertar todo lo referente a su hermano Joselito y la vibración del público de Madrid". 

miércoles, 7 de junio de 2023

ALTERNATIVA DE RAFAEL ORTEGA 'GALLITO' EN BARCELONA

La agencia CIFRA contó así en la prensa de la época la alternativa de Rafael Ortega 'Gallito' en la Monumental de Barcelona. Corría el 22 de septiembre de 1940 cuando Marcial le cedió los trastos:

En la plaza Monumental se han lidiado cuatro toros de Coquilla y cuatro del Conde de la Corte, que resultaron buenos en general.

Lalanda veroniqueó bien a sus dos toros y ejecutó con ellos dos buenas faenas de muleta, a los acordes de la música la primera, . con pases de rodillas, naturales y otros de los de su estilo. Mató a1 primer toro de un pinchazo y una estocada, por lo que cortó la oreja, y de media estocada, un pinchazo y un descabello a su segundo, en el que dio la vuelta al ruedo.

Ortega (Domingo) veroniqueó bien y cuajó dos buenas faenas de muleta, especialmente la de su segundo toro. Un pinchazo y una estocada a su primero, con petición de oreja. y un pinchazo y una estocada a su segundo, con concesión de las dos orejas y el rabo.

Bienvenida (Pepe) tuvo una gran tarde. Bien con el capote y en tres pares de banderillas a su primer toro, muy valiente con el trapo rojo, y aceptable con el estoque en un pinchazo y una estocada. Las dos orejas. En su segundo toro ejecutó una faena superior ,entre olés y música, y acabó con media estocada recibiendo y un descabello. Las dos orejas y el rabo.

Gallito se hizo ovacionar calurosamente en sus dos toros por el arte y la gracia con que manejó la capa. Muleteó al toro del doctorado con pases por alto y por bajo, para ahormarle la cabeza y cuadrarle, y lo mató de media estocada y un descabello. Fue aplaudido. En su segundo. los pases naturales y los de rodillas fueron lo más saliente de una buena faena, que remató con un pinchazo, media estocada y un descabello.

Al ser arrastrado el séptimo toro. el público hizo bajar al ruedo y ovacionó  largamente a los mayorales, a los espadas y al empresario. (Cifra.)

domingo, 4 de junio de 2023

FOTO FIRMADA POR RAFAEL ORTEGA 'GALLITO'


La foto que adjuntamos está firmada por Rafael Ortega Gómez, hijo de Gabriela y de Enrique 'El Cuco' y sobrino de Rafael y de José. Torero de alternativa, concedida en Barcelona el 22  de septiembre de 1940 por Marcial Lalanda en presencia de Domingo Ortega y Pepe Bienvenida y autor de dos libros en los que narra sus experiencias y hace un repaso a su prolífica familia: 'Mi paso por el toreo' (1980) y 'Galleando' (1986).