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Aspecto de la plaza y palco regio. |
Ayer sábado se cumplió un siglo de la despedida del toreo de Bombita. El domingo 19 de octubre de 1.913 los hermanos Rafael y José Gómez, los Gallo, acompañaron al sevillano en fecha tan señalada junto a Regaterín. En los corrales esperaron a ser lidiados cuatro toros de De la Lama y otros tantos de Concha y Sierra. La prensa generalista recogió, como no podía ser otra manera, el acontecimiento. A continuación reproducimos lo que apareció escrito en El Heraldo de Madrid la misma noche del evento y en La Correspondencia de España del martes 21.
El
Barquero, en El Heraldo, refleja el ambiente de la plaza
con estas palabras:
“Todos los palcos, decorados con valiosísimos
mantones de Manila. En las sobrepuertas y meseta del toril,
colgaduras de las que la Diputación reserva para sus festejos más
renombrados. En muchas delanteras de andanada, artísticos tapices de
Goya”.
Tal fue
la expectación de la despedida de Bombita que hasta S. M. la Reina y
su séquito presenciaron el festejo.
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Las cuadrillas en el paseíllo. |
En el
primer de Concha y Sierra, cárdeno oscuro y manso, Joselito
interviene en quites con Ricardo “y la cosa queda en sus buenos
deseos”. Rafael lidia el segundo, también de Concha y Sierra,
cárdeno, de buen tipo y bonito de cabeza. Lo torea “a la verónica
superiormente, resultándole algunos lances artísticos hasta la
exageración”, por lo que escucha “palmas y olés”. Tiene el
animal algo más de bravura que el primero y “cumple con los
montados”. Rafael, en los quites “filigraneó cuanto pudo y
quiso”, compitiendo en buena lid con Regaterín. Luego, en
banderillas “comenzó con un par al cambio inmenso, siguiendo con
otro al cuarteo, del que se cayó un palitroque. Muchas palmas”.
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Ricardo Torres Bombita |
Con la
muleta, “sobre la mano izquierda casi siempre, hizo una faena
confiada y serena, acabando cn algunos abaniqueos para pasar sin
pasar. A continuación, y como si le diera rabia que no se le
ovacionaran tales abaniqueos, se hinzó de rodillas y dio así un
tremendo muletazo y en seguida un molinete vistoso. Olés
continuados. Llegada la hora de arrear candela, lo de siempre: un
pinchazo delantero, llevándose el arma.
Lo que
vino después ya no tuvo nada de artístico ni de confiado,
componiéndose de trapazos sin importancia, otro pinchazo como el
anterior, otro ídem, un metisaca, dando el diestro la espalda a la
puerta del chiquero; un intento de descabello, acertando al segundo
golpe, cuando el presidnete enviaba el primer recado de atención”.
El genial
calvo interviene en quites en el tercero, que le corresponde a
Antonio Boto Regaterín “sin que éste se coma a aquel ni aquel
anule a éste”, en palabras del revistero.
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Rafael Gómez "Gallo" |
El cuarto
es de La Lama, “gordo, fino, hondo, bien colocado”. Joselito
veroniquea y “algunos de los lances le resultan concluidos, y son,
por lo tanto, oleados y jaleados”. Camero le pega fuerte en una
vara y en quites “Ricardo tiró una larga por bajo, y luego en
media verónica arreó un monterazo”. El de Gelves responde y se
“echó el capote atrás, y acabó recortando y abofeteando”.
Sonaron muchas palmas. José pone un primer “par al cambio
espantoso de perfección, salsa y maneras. 'Un monumento! Tan
monumento, que con ser inmensos los que metió después, fueron dos
indecencias, comparados con el cambio mencionado. ¡Qué criatura!
¡Qué tío banderilleando! ¡Qué bruto! Ovación elevada a todos
los cubos de todos los pozos.
Con la
muleta se emborrachó después mi niño y eche usted naturales
impecables, y anote usted molinetes graciosos, y eche usted y no se
derrame en cuanto a cosas de niño enterado y prestigioso.
Una
estocada con levísimos defectos, y una ovación sin defecto alguno y
sin la menor protesta, que ¡guay del que hubiera osado proferirla!.
¡Criatura!
¡Toma lo que quieras!”.
Cómo
sería lo realizado que cuando salta al ruedo el quinto de De La
Lama, “negro, fino y recortadito”, el de la despedida de Bombita,
siguen las ovaciones a Joselito.
El sexto
también es De La Lama, castaño, de tipo regular y con finos
pitones. Rafael “trata de reducirlo a la obediencia, sin lograrlo,
y la res resulta muy mediana, muy mediana”. Bombita baja del palco
real, al que ha sido llamado por la Reina tras despachar su último
toro, y ha de corresponder desde el callejón a las muestras de
afecto del personal. Mansea el animal y son los banderilleros quienes
prenden garapullos. El mayor de los Gómez “brinda en los medios a
Bomba (que anda cosechando palmas), se estrechan las manos, se
abrazan, y el delirio del pueblo llega a lo inenarrable.
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Antonio Boto "Regaterín" |
Rafael,
tras poco tela, mete un pinchazo hondo, sufriendo un fuerte palotazo
en la mano derecha; secunda con otro peor, otro aún más malo, otro
ídem, dobla el toro y se acabó”.
El Concha
y Sierra que hace séptimo corresponde a Regaterín y permite a
Rafael intervenir en dos quites con el matador, que son calificados
como “bonitos”.
El último, de igual hierro que el anterior, es
cárdeno, joven y algo abierto de defensas. Lancea a la verónica
José rematando de rodillas. El toro está entre la mansedumbre y la
bravura y José y Ricardo alternan en aplaudidos quites “con
elegancia y gallardía”. Y ahora viene un hecho relatado
innumerables veces. La invitación por parte del menor de los Gallo
de intervenir a Bombita en banderillas cuando éste le había pedido
que no lo hiciese. Así se cuenta en El Heraldo: “tras de iniciar
ambos algunos jugueteos, comienza Pepe con un par al cuarteo, la
esencia de la suavidad y la finura. Ovación. Sigue Bomba con otro
par inmenso, repitiéndose la ovación, y acabó Almendro con un
palillo suelto”.
Tras el
brindis de rigor al de Tomares “el primer pase es de absoluto
poste, quieto el chico como si hubiera echado raíces. Delirio. Sigue
en pie y de rodillas, dando de esta última manera dos pases
remarcables y estando siempre entre los pitones.
Cita a
recibir; el bicho no acude, sino que gazapea, a pesar de lo cual el
chico no deshace la reunión, atizando luego la mejor estocada que yo
le he visto dar, en lo que toca a ejecución y agallar al meterse.
Descabella. Ovación”.
Ricardo y
José salen en triunfo por la puerta grande.
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José Gómez "Gallito" |
P.
Álvarez, en La Correspondencia de España del 21 de octubre, relata
así las actuaciones de los Gallo en tan relevante acontecimiento:
“Rafael
el Gallo no tuvo el santo de cara; pero el hombre que sale enfermo a
torear, trabajando gratis por sus compañeros, merece una ovación
tan grande como una de sus enorme faenas cuando quiere. Yo apunté en
mi revista lo bueno y malo que hizo; pero desde aquí, en que no
desciendo a detalles, le envío mi más cariñoso aplauso por su
buena obra”.
De José
dice que “cuando quiere, que no suele ser siempre, tiene el secreto
para entusiasmar a los públicos, y en esta corrida había que
demostrar que dentro lleva un gran torero. Y en el último toreó de
verdad, dando pases ayudados sobrenaturales y toreando de rodillas en
los propios pitones, manteniéndose en esta posición como si le
fueran a hacer un retrato de quince minutos de exposición. Sin
llevarse la mano al tupé para entrara matar, como es costumbre,
sacudió el niño un volapié de los que hacen época. Si el niño
quisiera colocarnos una película de éstas de vez en cuando, qué
bien marcharíamos.
Pero no
le da a la criaturita la gana de hacerlo muy a menudo y parece que se
reserva para otra ocasión. Que cuando llega vale la pena de hacer un
viaje desde América por presenciarlo, porque lo merece.
La faena
del cuarto de la tarde, con no ser ninguna tontería ni mucho menos,
quedó eclipsada por esta otra tran fenomenal”.