domingo, 11 de febrero de 2024

RAFAEL EN LA MIURADA DE CASTELLÓN DE 1905: UNA CRÓNICA (II)

 

Caída con Lagartijo al quite. (Foto: Sol y Sombra)
Seguimos con la corrida de la Magdalena de 1905 verificada el 25 de marzo en la plaza de toros de Castellón. Solventadas las incidencias acaecidas durante la desencajonada, veamos cómo refleja 'Heraldo de Castellón', en su edición de 27 de marzo, la actuación de los diestros, en una crónica firmada por X.:

"Con mejor entrada de la que hacía esperar el año, aunque una poquita menos que en otras mejores circunstancias hubiera conseguido la empresa, se celebró el sábado la anunciada y esperada corrida de toros. 

El día amaneció espléndido, hermoso, meridional y estimuló el deseo de los aficionados forasteros de venir a presenciar el espectáculo taurino y gracias al extraordinario contingente de público de los pueblos ha podido la empresa salir por un lado, aunque todavía habrá perdido algunos cuartos. 

Al empezar el espectáculo se aturbonó el horizonte y empezó a gotear con visible enojo de los aficionados pero la cosa no pasó a mayores y tras el desfile de las cuadrillas y todas las ceremonias del caso se abrió la puerta de las sorpresas y saltó el primero de Miura que, con sus restantes hermanitos, con la sola excepción de los lidiados en segundo y quinto lugar que resultaron de bastante poder y sangre y supieron crecerse al castigo, traían la pólvora mojadita y no demostraron la bravura e intención propia y exclusiva de los miuras.

Los siniestros augurios que se hicieron de los toros no han tenido afortunadamente realidad con la pesadumbre de los que van a estos espectáculos sólo por ver si hay hule. 

Y es que ha ocurrido con los mocitos de miura lo que con un tal Espresati, de feliz memoria, de quien era fama que se comía los niños crudos cuando sólo tenía de Herodes lo que yo de obispo. 

Lagartijo estuvo apático en su primer toro pero en el segundo reivindicó el honor de la casa solariega y trasteó a su adversario parado, elegante y ceñido, como quien dice con todas las de la ley y tras de un pinchazo bien señalado emprendió nuevo viaje y soltó un volapié casi tan bueno como el del amigo Llorens en la última sesión del ayuntamiento. 

En el último, bien al empezar, pero se descompuso enseguida y cuarteó de mala manera al echarse la carabina a la cara, resultando los tiros mal dirigidos. 

Con el capote se mostró activo e inteligente y apretó para que no se llevara todos los aplausos El Gallo, y como este hizo quites oportunísimos, se arrodilló delante de su enemigo y le puso la montera entre los pitones. 

Gallito empleó un precioso trabajo de muleta en sus tres toros pero al herir estuvo desgraciado como su compañero. Sin embargo, en todos los quites electrizó al público arrancándole palmas y bravos con sus floritures, largas, molinetes y quiebro de rodillas que ejecutó a la perfección. 

Parearon al quinto los dos maestros muy acertadamente y en algunos momentos de la lidia produjeron el delirio en el público por su guapeza y valentía. 

Las cuadrillas estuvieron muy mal toda la tarde, los del castoreño picaron bastante menos que el sol, inmolando en su apatía o asaúra unas diecisiete Rebecas. ¡Pobrecitas!

La presidencia a cargo del señor alcalde don Joaquín Peris muy acertada.

Algunos palcos estaban que daba gloria verlos. Había cada manola que arrancaba "un mar de suspiros". 

El desfile resultó lucido y brillante". 



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