Arènes de Bayonne. (Foto: https://www.tripadvisor.jp/)
El número 35 del periódico 'Le Sport', publicado en Bayona el 5 de junio de 1910, daba cuenta de la novillada celebrada en esa plaza el domingo anterior, 29 de mayo, con astados de Máximo Hernán. La crónica, firmada por Brunito en la sección 'La Novillada de Dimanche', se centraba en las actuaciones de Limeño y Gallito Chico, la pareja de moda en los espectáculos taurinos menores, y la de Pacorro, que actuaba como sobresaliente y, si había lugar, despachaba al sobrero.
La empresa Ostolaza et Cte. quiso suspender la comparecencia de los Niños Sevillanos, pese a que ninguna circunstancia podía justificar la medida. Nuestro reportero afirmó que "Limeño es un buen matador y Gallito un excelente torero", tras haber visto las evoluciones del dúo en San Sebastián y en la misma Bayona.
La tarde que nos ocupa no acabó en triunfo por el mal juego del ganado, "manso, cobarde y con tendencia a tomar el olivo". Hasta 17 saltos registra en su cuaderno de notas el bueno de Brunito, amén de otros que, por despiste, omitió. En los caballos flojearon los de Hernán, manseando en banderillas y cortando terreno. Nada pudieron hacer los torerillos en el último tercio, pues no mejoró el comportamiento de sus antagonistas.
Brindó Limeño a las presidentas, que no lucían la clásica mantilla española, pasó de muleta al torete que abrió plaza con la diestra y dejó una estocada a flor de piel y otra de mejor colocación, entrando muy recto en las dos ocasiones. Se le recompensó con aplausos.
Al segundo le dibujó cuatro pases superiores de cabeza a rabo y cobró un espadazo tendido que le valió una oreja.
Con el último estuvo mal pero muy valiente, rematando de gran estocada y cinco pinchazos, con el cornúpeta muy agarrado al piso y sin hacer nada por él. Dos descabellos precedieron a los pitos finales.
La labor de muleta en este novillo fue buena al principio, pero luego se diluyó. Limeño anduvo sobrio con el capote y bien con las banderillas, clavando de frente al séptimo torete.
Gallito hizo con su primero una bonita, e ineficaz, faena de muleta. Algunos buenos pases por bajo para dejar tres medias estocadas caídas y un buen pinchazo. La parroquia lo aplaudió.
Ante su segundo hizo poco con la muleta. Un solitario buen natural, un mal pinchazo y una pescuecera que mereció que se dividieran las opiniones del respetable.
Pasaportó al sexto, tras tres buenos pases por bajo y varios malos, de un espadazo en el cuello por moverse el novillo, otro que hizo guardia, nuevo pinchazo y un descabello. Aplausos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.