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miércoles, 6 de marzo de 2024

BUENA TARDE DE RAFAEL EN VALENCIA

El domingo 13 de junio de 1926 se celebró en Valencia una corrida en la que Rafael El Gallo compartió cartel con Ignacio Sánchez Mejías y Braulio Lausín 'Gitanillo', en la lidia de seis toros de Veragua. Aguaíyo relata lo sucedido en 'Diario de Valencia' de martes siguiente:

Cabecera del periódico. (Fuente: prensahistorica.mcu.es)

EL GALLO CANTA


Rafael el Gallo defraudó la esperanza de cerca de 20.000 espectadores el domingo último.

Se llenaron por completo las localidades y tendidos del circo, y se llenaron, más que nada, por ver hacer al Gallo piruetas, 'espantás' y degüello de reses.

Pero se equivocaron los que con tan 'piadoso' fin fueron al circo de la calle de Játiva, pagando las localidades a alto precio; se equivocaron, porque el Gallo "no hizo reír"; el Gallo canta todavía, y canta el ki-ki-ri-kí con muchos más bríos que antes de marchar a América.

Rafael, con sus cuarenta y siete años, su escasa salud y sus muchas vicisitudes, puede con los toros todavía; y no sólo logra que le ovacionen cuando torea, sino que corta orejas, como el domingo.

Era el primero de Veragua lo que se llama un señor toro, con trapío, pitones y arrobas; y Gallo lo saludó con tres verónicas, una navarra y un recorte, que pusieron en pie a la concurrencia. Siguió artístico y adornado en quites, y cuando llegó la hora de matar, después de un discurso más largo que su calva, abrió cátedra de torear, muleteando cerca, erguido, quieto, con pases de todas las marcas, incluso la suya de cambiarse la muleta de mano por la espalda. Más que nada se le vio en aquella faena verdadero conocimiento de los toros y del arte de torearlos, porque sacó de aquel bravo y nobilísimo animal todo el partido que sacarse podía. Después, entrando habilidosísimo, mató de media estocada 'lagartijera' y hubo las palmas consiguientes, salida a los medios y vuelta al redondel.

En el cuarto de la tarde, que no era tan noble, ni tan suave, ni tan bravo, sino huido desde que pisó la arena, el "gitano de la Alamea", después de brindar a los de los tendidos de sol, izo con la muleta una faena efectista, parando unas veces de modo asombroso y rectificando otras, pero cerca y pinturero, aunque rara vez el bicho pasó. Vino luego una 'espantá' nueva, sin tomar el olivo; mas repuesto pronto, compuso la cabeza del veragüeño y lo hizo rodar a sus pies de media delantera en lo alto, tan habilidosa como suya. Entonces se desbordó el entusiasmo de la concurrencia y hubo concesión de oreja, vuelta al anillo y ovacionaza. Resumiendo: que el Gallo dio un mentís el domingo a cuantos fueron a la plaza para divertirse a su costa. Rafael el Gallo canta todavía a pleno pulmón. ¡Ki-ki-ri-kí!

Fue el cuñado de Rafael, Ignacio Sánchez Mejías, otro de los encargados de despachar los seis veraguas, y, como siempre, derrochó voluntad por complacer al público, que no salió disgustado de sus faenas.

Por eso yo, que no comulgo con las muchedumbres ni estoy dispuesto a luchar con ellas, acato su fallo, aunque, en calidad de aficionado puro, no me satisfaga nunca la actuación del señor Ignacio.

Y no me satisface porque el toreo es arte, y por lo tanto ,debe practicarse como tal, no como ciencia.

Eso de mediar con compás y escuadra los terrenos, con ayuda de 'portamiras' y descomposición de la línea gallarda del lidiador para clavar un par de rehiletes, lo creo de gusto deplorable.

Eso de los pases en el estribo, para el que sabe algo de matemáticas y de Física, como él, no tiene mérito, porque está en el secreto de que la masa toro ha de tomar su terreno, que es la cuerda del arco, y no la circunferencia; luego hay truco.

En resumidas cuentas, que el señor Ignacio me parece hombre de extraordinario valor con los toros, pero no un artista del toreo.

Sin embargo, al público le gustan sus cosas, y yo respeto esos gustos, diciendo lo que ese hombre realiza cuando torea, pero no dedicándole una palma nunca, no puedo, ante todo y sobre todo soy aficionado.

Veroniqueó Mejías al segundo de la tarde cerca y voluntarioso, pero sin lucirse. Tomó las banderillas después, y en la suerte natural clavó dos pares de frente, buenos. Haciendo alarde de facultades, al hilo de tablas, colocó seguidamente otro par, saliendo por las afueras. Y para terminar clavó un cuarto par por dentro, sin mérito alguno, porque el bicho estaba muy distanciado de los tableros.

Su labor de muleta en ese toro fue por la cara y con la derecha, intercalando en ella pases en el estribo, rodillazos y demás suertes de mejor o peor gusto. Alargando el brazo y sin pasar dejó un pinchazo escupido; después otro, mejor ejecutado, pero saliendo por la cara también. Encogiendo el brazo pinchó una vez más, y con un estoconazo delantero, cuarteando a la salida, terminó. Sonaron palmitas. 

En el quinto de la tarde tuvimos que padecer de nuevo los pares de la 'mariposa'. El público le decía que no los pusiera de esa clase; pero él prometió poner uno, y clavó tres, para demostrar, sin duda, la muchas maneras que sabe de parear con mal estilo.

Fue el primero de los tres pares pasado y con el toro bastante abierto; el segundo, a la puerta de los chiqueros, dándole así mucha ventaja al toro y sin el truco del capotito entre barreras para favorecer la retirada, y el tercero, después de muchas voces de mando para que le colocaran al bicho y de infinitas medidas, porque en ocasiones se puso casi a gatas, colándose entre el toro y la barrera de perfil, porque no había sitio para más.

¿Por qué ese hombre no hará lo que Márquez cuando practica esa suerte: marcas con el pie la salida al bicho y clavar luego con auxilio del quiebro de cintura? ¡Cuánto más artística, gallarda y fácil resulta así esa suerte!

En el último tercio ya no podía el bicho con el rabo porque había recargado en varas y recibido una de gran castigo de Molina.

Mejías muleteó entablerado, por altos, con la derecha cerca. Pinchó echándose fuera, y con media en lo alto, cuarteando al salir, tiró al bicho patas arriba.


La presidencia le concedió oreja y rabo, y el señor Ignacio dio vuelta al anillo con las preseas que le habían dado. 

Se le aplaudió un quite tirando el capote por encima del caballo del picador, que había caído al descubierto. Es una nueva manera de 'quitar' en la que no pensó Francisco Montes al redactar su tauromaquia.

Gitanillo, el tercero de los espadas, pasó inadvertido hasta que le tocó su primer toro, hasta el punto de que algunos preguntaban:¿Quién es ese torero?

Como si hubiera oído la pregunta el espada, cuando le tocó actuar a él quiso demostrar al público su valentía, en competencia con el señor Ignacio, y "muleteó de rodillas" muchas veces, no por rodillazos, para terminar dando la espalda al toro, y hasta se acostó en la cara de la fiera, como hizo aquí Fabrilo en tarde memorable. Sufrió un desarme y un pitonazo en el vientre, antes de realizar esos alardes de valentía. Arreó media delantera, entrando recto; y con otra media contraria, saliendo trompicado y enganchado por la faja, terminó.

Total: que en este toro estuvo Gitanillo más valiente que Mejías, porque hizo más atrocidades que éste, sin saber matemáticas. 

En el último de la tarde también estuvo valiente y cerca, pero soso, como había llegado el bicho a la muerte. Pinchó tres veces y acabó con el descabello.

El ganado de Veragua, bien presentado y poderoso, aunque respecto a bravura dejó bastante que desear, excepción hecha del primero, tercero y quinto.

Se distinguieron con la vara larga larga Avia y Molina, que defienden su pan, haciendo lo posible para que no se bastardee ni se suprima la gallarda suerte.

El Gallo, después de sus hazañas, se pasó la tarde dando vueltas al redondel, hinchado de gozo, recibiendo las felicitaciones de los entusiastas.

El 'fenómeno' Don Pío, si hubiera tenido la suerte de asistir a esta corrida, hubiese entonado a todo pulmón el ¡Ey, Carballeira!, como Rafael matizó el ¡¡Ki-ki-ri-kí!!

El peso de la canal de los toros

Primero, 307 kilogramos; segundo, 332; tercero, 292; cuarto, 208; quinto, 272 y sexto, 310. Total: 1.808 kilogramos.

























miércoles, 8 de marzo de 2023

IGNACIO Y JOSÉ: EL PRINCIPIO DE UNA AMISTAD

Fernando Castán Palomar firmó el 7 de febrero de 1.946 en 'El Ruedo' un artículo titulado 'Vocación, aventura, triunfo y muerte de Ignacio Sánchez Mejías'. No podían faltar, como es natural, las referencias a la relación que el corajudo diestro sevillano mantuvo con José. 

A continuación reproducimos cómo, a juicio del autor, se conocieron:

LA AMISTAD CON JOSELITO

José Gómez Ortega. Hace unos pocos que a llegado de Gelves, después de la muerte de su padre. José Gómez no es en este momento más que el "hijo chico del señor Fernando".

- Mi padre -cuenta José-, tenía en Gelves una casa con un huerto, al que llamábamos «El Algarrobo", allí hizo una pequeña plaza de toros y en ella han aprendido mis hermanos el oficio.

- En casa -confiesa tristemente Ignacio Sánchez Mejías, no hay una plaza así. Pero tenemos una huerta, 'El Lavadero', en la que podemos torear los becerros de las vacas lecheras. Lo malo es que mi padre no va a dejarnos...

- Se lo proponemos. A lo mejor accede...

Ignacio plantea hábilmente el asunto a su padre. Le dice que el hermano pequeño de El Gallo no ya tenido la suerte de un sitio para ejercitarse como torero y que le ha pedido permiso para ir a 'La Huerta del Médico', como llaman en Sevilla a esta finca. 

Vacila el doctor. Cree que el amigo de su hijo es aún muy joven para pensar en ser torero. Pero Ignacio le interrumpe enérgico:

- Tiene cuatro años menos que yo, pero para dedicarse a los toros hay que pensarlo muy pronto. 

El padre se encoge de hombros. Y los dos muchachos van a torear a 'La Huerta del Médico". Tardes después van también los otros chicos que con Ignacio figuraban las suertes del toreo en las afueras de la ciudad. Y en seguida es popular en Sevilla aquella invasión de mozalbetes que tiene 'El Lavadero' y que está tomando , sin que su dueño se dé cuenta, un carácter de escuela taurina sin maestro que la rjja.

miércoles, 28 de diciembre de 2022

LA DEVOCIÓN GALLISTA DE LA AFICIÓN BARCELONESA


La devoción gallista de la afición de Barcelona fue muy intensa, especialmente por Rafael.

Un ejemplo de ello fue lo sucedido la tarde del 11 de julio de 1926. En el cartel aparecían, junto a Rafael, Juan Belmonte e Ignacio Sánchez Mejías, en su última comparecencia en la ciudad condal, con toros de Martinho Alves do Rio.

El día anterior Rafael había toreado en Madrid. Tras la corrida, no llegó a alcanzar el expreso de Barcelona y hubo de hacer el trayecto en coche. A la hora del festejo, el diestro no había llegado al patio de caballos, por lo que sus compañeros de cartel propusieron correr turno para comenzar sin él y darle un margen de tiempo. Sin embargo, la afición protestó ruidosamente y exigió esperar la llegada del Gallo, por lo que el paseíllo se realizó con media hora de retraso con el beneplácito del público.



miércoles, 28 de septiembre de 2022

SÁNCHEZ MEJÍAS, RODOLFO GAONA Y JOSELITO

Gaona, Sánchez Mejías y Belmonte

Con motivo de una viaje a México para participar en algunos festejos, se organizó una recepción-homenaje a Sánchez Mejías en la capital mexicana a la que asis
tieron numerosos aficionados y algunos toreros aztecas, entre los cuales se encontraba Rodolfo Gaona. 

Ignacio, quien siempre tuvo una relación con su cuñado, realizó unas manifestaciones que, por la ironía que encerraban, no cayeron nada bien y le predispusieron el público en su contra durante toda la gira:

-Yo que soy mucho mejor torero y más valiente que Rodolfo Gaona, mi querido amigo y compañero hoy aquí presente, como lo voy a demostrar en las corridas que empiezan mañana, solo pude ser en España banderillero de Joselito. No hay que decir lo que sería José con relación a Rodolfo, que se ha declarado vencedor de aquel coloso.

domingo, 23 de agosto de 2020

ALBERTI CON JOSELITO, LORCA CON BELMONTE

El poeta de la Generación del 27 Jorge Guillén, en el texto titulado  ‘Federico en persona’, incluido en las Obras completas de Federico García Lorca (Madrid, Aguilar, 1993, t. I, p XXXVII), expone las siguientes observaciones de Ignacio Sánchez Mejías en torno a Joselito y Belmonte en relación con las dos figuras más conocidas de la Generación, Lorca y Alberti.

Sánchez Mejías juzgaba paralelos a Belmonte y Lorca, a Joselito y Alberti; los primeros con su poderoso yo romántico, triunfan magníficamente, irregularmente, mientras los otros dos, atentos a las esencias y a las formas, se atienen con todo rigor a las condiciones de la lidia.


miércoles, 19 de agosto de 2020

IGNACIO, ALBERTI Y JOSELITO


Rafael Alberti, en su libro de memorias La arboleda perdida (Libros Primero y Segundo: 1902-1931, p. 268) relata cómo Ignacio Sánchez Mejías le obligó a componer su poema dedicado a Joselito ('Joselito en su gloria').

Poco antes de la fecha del centenario me llamó a Sevilla. Se celebraba el séptimo aniversario de la trágica muerte de Joselito. Del tren, me trasladó a un cuarto del hotel Magdalena, encerrándome con llave, mientras me advertía:

 – Ni comerás ni beberás hasta que escribas un poema dedicado a José. La velada en su honor es esta misma noche en el Teatro Cervantes.

Unas horas más tarde recuperaba yo mi libertad, leyéndole a Ignacio «Joselito en su gloria», cuartetas muy sencillas que repetí en la fiesta, entre los oles y ovaciones de un frenético público compuesto de gitanos y gentes de la torería devotas del espada


miércoles, 30 de mayo de 2018

SÁNCHEZ MEJÍAS CONFIRMA LA ALTERNATIVA: UN TESTIGO DE EXCEPCIÓN

En el Semanal de Los Domingos de ABC del 12 de agosto de 1984 se incluyó un extenso especial dedicado a conmemorar el 50 aniversario de la muerte de Ignacio Sánchez Mejías. Entre las diferentes colaboraciones, destaca la de Luis Fernández Salcedo, escritor taurino, nieto de Vicente Martínez, de cuyos herederos eran los toros de la confirmación de Sánchez Mejías, en la corrida de Beneficencia del 5 de abril de 1920. En su artículo expone su testimonio en torno a aquella jornada, en la que Joselito actuó como padrino. Completaron el cartel Belmonte y Varelito. Recogemos aquí algunos fragmentos de su privilegiado testimonio.


 Un buen día de la primavera de 1919 me refirió mi padre:

-Espelíus me ha dicho que cuenta con ocho toros nuestros para la corrida de Beneficencia del año próximo.
-Eso está bien.
Luis Fernández Salcedo
-Pero me ha advertido que se celebrará, rompiendo la tradición, el lunes de Pascua que cae el cinco de abril.
-Eso ya no me parece tan bien.
-¿Por qué lo dices?
-Me temo que en esa fecha los toros no estarán en condiciones.
-Naturalmente, por eso serán de cinco años.

Poco tiempo después me dijo mi padre:

-Joselito me ha manifestado que quieres que la corrida del Montepío de este año sea nuestra; pero que la entidad está mal de dinero y por eso se va a celebrar el festejo muy a principios de la temporada de 1920.
-¿Qué le has contestado?
-Que la corrida tendrá que ser cinqueña? […]

La camada de 1919 fue la más larga de todas. Ello permitió reservar 14 toros para ambas corridas, sin posibilidad de añadir ninguno más. El lote se componía de un berrendo con mucho pelo blanco, dos castaños y 11 negros.

Durante la Semana Santa de 1920 fuimos muchas veces a precisar cuáles serían los ocho toros de la Beneficencia, los de más bulto[…]

La corrida salió a 27 arrobas y media. La Diputación, que organizaba el festejo, en sesión celebrada pocos días después acordó felicitar al ganadero por la presentación y el resultado de sus toros. […]

La pelea de José y Juan se convirtió en el duelo José e Ignacio. Gallito, con más carga de pundonor y amor propio que otras veces, y ya es decir, se dispuso a no dejarse ganar la batalla en ningún momento. Que Ignacio daba la larga cambiada de rodillas, pues el cuñado la ejecutaba en su toro. Que Sánchez Mejías hacía un quite doble a base cuatro verónicas, pues allá iba José con otro de seis. Que el neófito toreaba a una mano, pues Joselito improvisaba el más barroco repertorio de largas. Que Sánchez Mejías salía del estribo a parear, pues en el momento oportuno le imitaba el padrino. Y así sucesivamente José puso a contribución su arte y su gracia. Ignacio una valentía extraordinaria y las mayores ganas de agradar.

Joselito con su cuadrilla. De pie Sanchez Mejías
Joselito hizo una gran faena al 4º, ‘Rondador’, y le dio una magnífica estocada, para demostrar que él también sabía matar a ley cuando no quería “echar la carta al correo”. Cortó la oreja….¡su última oreja en Madrid!.

El otro toro de su lote salió –como yo me temía- a contraestilo. Era largo, gamuno, veleto, de corte asaltillado. Tomó cinco varas de gran bravura, dando cuatro aparatosas caídas y matando tres caballos. Pero –según es frecuente- al oír los clarines para cambiar el tercio sacó un nervio y una bronquedad muy respetables. Al comprobar el cambio de conducta debió decir José para sus adentros: “¡A mí con esas, siendo yo el monaguillo de las Salesas!”. Le duró menos que un pastel a la entrada de un colegio. Toda la tarde estuvo asombroso en los quites, y al último le puso un par extraordinario.



miércoles, 14 de diciembre de 2016

ENTREVISTA A RAFAEL EL GALLO (I)

Foto de Carlos de Rozas que acompaña el texto.
El rotativo vespertino barcelonés El Liberal publicó en portada el jueves 10 de junio de 1.926 una extensa entrevista con Rafael El Gallo realizada la tarde anterior en un hotel de Las Ramblas por E. G. Sansegundo. El aficionado Manuel J. Pons nos ha hecho llegar un recorte de la misma que, por su extensión, hemos dividido en dos entradas.

Rafael toreó la tarde referida en La Monumental astados de Andrés Sánchez abriendo cartel a la terna completada por Sánchez Mejías y Valencia II.

"Mucho ha dado que hablar y mucho se ha hablado siempre de este Rafael Gómez Ortega ‘Gallito’ antes, ‘Gallo’ hoy y ‘Gallo el único’ para lo venidero, pero  así y todo, ni se ha dicho ni se dirá en mucho tiempo todo lo que de él puede decirse.

Hace muchos años que le conocemos y todos esos, el ‘Gallo, es figura: figura en el toreo, figura en la calle, figura por su arte, figura por su vida. Las ‘cosas del Gallo’ se comentaban ayer, se comentan hoy y se comentarán mañana, y esas ‘cosas’ sostienen hoy al torero, lo mismo cuando se mete entre los cuernos del toro que cuando, despavorido, se tira de cabeza al callejón, y sostendrán mañana su recuerdo.

Rafael, en la dinastía de los ‘Gallo’, por sus cosas, no es un ‘Gallo’ más, es ‘Gallo el único.

No habíamos vista al ‘Gallo’ desde que regresó de América. Sabíamos sus poco felices andanzas por allá y esto, unido a su cogida de Cáceres, nos hacía suponer que Rafael se nos iba a presentar quebrantado y caído. Nada de eso; el Gallo está como cuando se fue; la misma nerviosidad, la misma facilidad de movimientos y, juraríamos, que hasta los mismos pelos en su calva popular.

Los años, después de disparar el magnesio Carlitos Rozas, fueron el principio de la conversación:

- ¿Para qué ocultarlos -nos dice Rafael- si se ha dicho muchas veces el día en que nací? Voy a cumplir cuarenta y cuatro años y muy pronto; la víspera de la Virgen del Carmen. Nací en Madrid el día 16 de Julio de 1.882. Mucha gente cree que soy sevillano, pero soy madrileño, si bien es verdad que yo me considero de Sevilla porque allí me he criado.

- ¿…?

- Como torear, yo creo que he toreado toda mi vida. Mi padre tenía una placita en una huerta de Gelves y allí empecé yo haciendo lo que mi padre, Fernando Gómez García -un buen torero dice Rafael- me mandaba. De chaval yo toreaba muy bien de salón pero en público no toreé hasta abril de 1.897, en Valencia. Luego, ya en serio, actué de espada en la cuadrilla sevillana, que capitaneábamos ‘Algabeño chico’ y yo. Competimos con la cordobesa que mandaban ‘Machaquito’ y ‘Lagartijo’.
Después de esto, ya solo, estuve actuando de matador de novillos hasta final de temporada de 1.902 y en este año en septiembre, Emilio Torres ‘Bombita’ me dio la alternativa en Sevilla.

- ¿…?

- En general y por entonces, de matador de toros muy poca suerte, y esto hizo que no pudiera confirmar la alternativa en Madrid hasta el 20 de marzo de 1.904.

- ¿…?

Tampoco hubo suerte. Mi primer toro en la Corte fue un buen mozo, de Veragua, que se llamaba ‘Barbero’ y hubo palmas y pitos. En Madrid -sigue diciendo Rafael- no conseguí dar una tarde de toros hasta 1.907, que estuvo a modo con un toro de Carvajal y hasta entonces no empecé a sumar corridas.

- ¿…?

- ¿Mi mayor éxito? Matando un toro de Aleas el 15 de mayo de 1.912 en Madrid. La tarde anterior me habían dado una oreja con un toro de Bañuelos, pero con el de Aleas, para mi gusto, estuvo aún mejor. Creo que es lo mejor que he hecho. Estaba ‘inspirado’ -dice sonriendo Rafael.

- ¿El día más desgraciado? De estos muchos -dice el torero gitano-.

- ¿…?
- Percances sí, varios. Y algunos muy serios: una cornada en la ingle, en Sevilla; otra en la boca, en México y, sobre todo, la cornada que medio en el pecho un t oro de Moreno Santamaría en Algeciras, en junio de 1.914. Por esta cogida estuve cuarenta días sin torear y perdí quince corridas. Eso de que los toros a mí no me tropiezan -añade, pintoresco, Rafael,- tiene mucha gracia. Se ha llegado a decir que a mi madre la contaban un día que me había echado mano un toro y que preguntó segura de que no podían cogerme en el redondel, que si el toro había ido a la fonda y me había pillado en la cama. ¿Tiene esto gracia? Los toros me tropiezan como a todos los que andan entre ellos y unos tienen desgracia y otros, como yo, no son desgraciados en eso.

- ¿…?

- Muy difícil eso de precisar ahora. Puede que haya toreado, desde que empecé, novecientas o mil corridas y haya estoqueado dos mil toros.

- ¿…?

- Retirarme -dice rápido el gitano- ni en broma mientras tenga brazos y piernas. Es decir -se corrige- si tan mal me viera o me abandonaran las facultades, me iría, pero mientras, no.

- ¿…?

- Todas, todas las suertes me gustan. El tercio de quites, las banderillas, la faena de muleta, la suerte de matar… En todo hago lo que sé y cuando en el momento se me ocurre."

domingo, 8 de mayo de 2016

CONSTITUCIÓN DEL CLUB JOSELITO EL GALLO EN BARCELONA

Ignacio Sánchez, presidente honorario.
(Foto: http://chicago.cervantes.es/)
La Correspondencia de España, en su edición de 30 de agosto de 1.920, daba cuenta de la constitución en Barcelona del Club Joselito, del que previamente el Gobernandor Civil había aprobado los estatutos.

En el breve se decía que la sociedad, que aspiraba a consolidarse entre las más importantes de la Ciudad Condal, contaba con un centenar de socios y se reproducía la circular en la que constaban los acuerdos de la reunión fundacional:

“En la primera reunión general que celebró el Club, por unanimidad, y en medio de verdadero entusiasmo, se acordó nombrar presidente honorario del mismo al diestro Ignacio Sánchez Mejías, admirador y digno discípulo del llorado maestro Joselito el Gallo.

Al hacer tal nombramiento se tuvo en cuenta las especiales circunstancias que reúne Mejías, que, a juicio unánime del Club, se considera hoy por hoy como una gloria del toreo y con conocimientos y agallas bastantes para ocupar, o al menor evitar que cualquier otro diestro sin prestigios bastantes, usurpe el trono taurino vacante”.

La junta directiva quedó como sigue:
- Presidente: sr. Pérez Nin.
- Vicepresidente: Don José Martí.
- Secretario: Don Miguel Calvet.
- Bibliotecario: Don Francisco Crespo.
- Tesorero y vocales: los señores Bonastre, Solé Fajardo, Belfayón y Ros.

miércoles, 4 de marzo de 2015

GABRIELA ORTEGA HABLA DE SU FAMILIA

Boda de El Cuco con Gabriel Gómez, padres de
Gabriela Ortega.
Javier Vellón envía el siguiente texto para su publicación:


La edición del ABC de Sevilla publicó el 20 de mayo de 1952 una entrevista con Gabriela Ortega Gómez, hija de Gabriela Gómez Ortega –hermana de Rafael y de José- y de Enrique Ortega Fernández ‘Cuco’, banderillero de ‘Joselito’. Actriz y recitadora flamenca, Gabriela siguió la estirpe artística de su familia. La autora de la entrevista fue Josefina Carabias. 

-¡Cuántos toreros ha habido en su familia!

-¡Digo!... ¡Se pierde la cuenta! Claro que contando los hombres sale casi justa. Lo fue mi abuelo y lo fueron sus tres hijos. Entre los nietos han sido famosos mi hermano ‘Gallito’ y mis primos “los niños”.

-¿Qué niños?

Recuerdo sevillano.
-Los Martín Vázquez. En mi familia y en Sevilla los llamamos así. También fue torero mi otro primo, el hijo de mi tío Ignacio Sánchez Mejías, que se retiró pronto de los toros. Total que las mujeres de mi familia nos hemos pasado a vida llorando y rezando.

Sus palabras más elogiosas van dirigidas a su abuela: “Era una mujer de una vez. Toda una señora, con un empaque y una formalidad que imponía respeto. Usted no se puede figurar cómo educó a sus hijas. Aquella casa era lo que se dice un convento”.



-¡Un convento lleno de toreros!

-Eso sí, pero con una seriedad que metía miedo. Para mi madre y mis tías pisar la calle era un acontecimiento. Mire usted si tendría personalidad aquella mujer que a mis tíos José y Rafael, a pesar de ser dos toreros tan grandes, los llamaban “los hijos de la Gabriela” para señalarlos.

-¿Usted se acuerda de Joselito?

-Era yo muy chiquila, pero de tanto oírlo me parece que viví aquel drama de mi familia. Mi tío José fue el verdadero genio de los toros. Teniendo ocho años toreó delante de don Eduardo Miua, el viejo, unos toros de su ganadería, y don Eduardo preguntó: “¿Quién es ese niño?”. Cuando le respondieron que era el hijo menor de Fernando y Gabriela, dijo: “¡De casta le viene ar gargo er sé rabilargo! ¡Ese niño es José Reondo conservao en una botella!”

-¿Ganó tanto dinero como decía la gente?

-¡Ya lo creo! Figúrese usted si ganaría, que al morir dejó unos seis millones de pesetas. ¡Y eso que no tenía más que veinticinco años! Como no había hecho testamento,  más de la mitad se lo llevó el Gobierno. Lo otro se repartió entre los hermanos. Tocaron a sesenta mil duros,  pero duros de plata, de los que daban de sí para que una familia comiera un día entero.

-De su tío Ignacio Sánchez Mejías sí que se acordará usted bien…

-Ya lo creo. ¡Qué lástima de hombre! ¡Qué desgracia fue que también nos lo matara un toro! Parece que lo estoy viendo en Pino Montano, esa finca suya cantada por los poetas. Allí estuvo García Lorca muchas veces y allí escribió su famoso poema ‘Llanto por Sánchez Mejías’.

-Ese poema que usted recita maravillosamente.

Afegeix la llegenda
-Muchas gracias. A mí la afición literaria me viene de mi padre ‘el Cuco’, quien, como mi tío Ignacio, hacía compatible los toros con la literatura y que escribió varias comedias. Una de ellas se llamaba El triunfo de Maoliyo y se la estrenó la Membrives.

-¿Y usted qué ha escrito?

-Guiones de cine, casi siempre de toros. Uno de ellos me lo adquirió una productora y ahora tengo otro que se titula El toro en el campo.

-Su padre, ‘el Cuco’, toreaba con José la tarde de Talavera, ¿no es así?

-Sí, era su peón de confianza y le avisó, según consta en las crónicas, de que el toro tenía mucho peligro. “¡Avíalo de prisa, José!”, le dijo unos momentos antes de la cogida. José le dijo que se apartara, pero él no se apartó. Permanecía junto al maestro con el capote desplegado. José repitió entonces la orden enérgicamente. Mi padre no tuvo más remedio que dejarle solo como él exigía. Una hora después había muerto ‘Joselito’