domingo, 31 de diciembre de 2017

CUATRO BRINDIS EN UNA DESPEDIDA

Rafael la tarde en cuestión.
Rafael decide despedirse del toreo al finalizar la temporada de 1918 (una de tantas despedidas, anotémoslo). El jueves 10 de octubre, en Madrid, será su última corrida, aunque también programa para el día de su santo, el 24 de octubre, una despedida para familiares y amigos en Pino Montano.

El día 10 hace el paseíllo con su hermano José, con ‘Limeño’ y Camará. Rafael viste de grana y oro, y se aprecia en él la emoción del momento. Y llega el toro de la despedida, ‘Carretero’, negro zaíno, bien armado, de la ganadería de Contreras. Tras torearlo de manera muy lucida con el capote, por verónicas rematadas de rodillas, llega el momento de la muleta.

Rafael se dirige al presidente y le lanza la montera. De repente, alguien le recuerda que asiste al festejo la infanta Isabel, por lo que el matador recoge la montera y le brinda el toro. Se vuelve hacia el toro pero cae en la cuenta de que también está presente el duque de Tovar, amigo y mentor, por lo que vuelve a tomar la montera y le brinda el toro. Tras arrojar la montera, se percata que es su último toro –eso cree-, por lo que le debe el brindis al público de su ciudad natal, por lo que, recobra una vez más la montera y desde el centro del ruedo se dirige a todos los espectadores, que corresponden con una enorme ovación. La misma que oirá al acabar con el toro, tras una faena repleta de torería y de detalles artísticos.
Momentos antes en la capilla.



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