A
raíz de la muerte del señor Fernando, el 2 de agosto de 1897, las revistas
taurinas glosaron su figura y buscaron testimonios de las numerosas anécdotas
que protagonizó a lo largo de su carrera. Recogemos algunas de las más
ilustrativas sobre su personalidad y las publicaremos en varias entregas de
este blog. Proceden de cabeceras como La
Lidia, El Enano y Pan y Toros.
Pocos
han ganado á Fernando á vista y habilidad para burlar á los toros y para sacar
todo el partido posible en lo que se refiere á producir entusiasmo en los
públicos.
Toreaba
una vez en Úbeda y tocóle estoquear un toro que á causa de un puyazo estaba
casi muerto, por cuya causa mandó se lo llevaran á las tablas como así hicieron
los peones.
Allí
entró con gran desahogo y clavó media estocada superior de la que el toro se
quedó apoyado en los tableros, de pie; pero en realidad, muerto. Gallito
entonces se arrodilló tan cerca de la cabeza que los pitones tropezaban en su
pecho, y cogiendo la puntilla le dio un golpe del que cayó como herido por el
rayo.
La
ovación fué grande y el público le sacó en hombros. Cuando iba en el tren para
Sevilla decía:
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