Limeño y Gallito, incipientes toreros. |
Seguimos con el espectáculo de la entrada anterior: la becerrada que sirvió de presentación a Joselito, Gallito III por entonces, ante la afición jerezana.
El periódico ‘El Guadalete’ insertó el martes 20 de abril, bajo el epígrafe de ‘Fiestas taurinas’, la siguiente nota:
“Las dos fiestas anunciadas para ayer, fueron celebradas en nuestro circo taurino a las horas previamente fijadas en los programas anunciadores.
La de la mañana tuvo lugar presidida por el Jefe de la guardia municipal, con escaso público y poco lucimiento.
La de la tarde, que presidieron las lindar niñas Carmencita Aladro, Catalina Martínez, Manolita Neupaver, Angelita Jiménez Pérez, Carmencita Andújar, Angelita Aparicio y Anita María Fernández, las cuales lucían mantones de Manila, se verificó también a la hora anunciada y con regular entrada.
Los Niños Sevillanos trabajaron hasta donde sus escasas fuerzas alcanzaron; son efectivamente unos niños, y es por lo tanto imposible pretender exigirles más de lo que hicieron.
El cuarto y sexto toro, fueron brindados por los diestros respectivos, a los señores D. Arturo Williams y Marqués de Casa Domecq, quienes obsequiaron a los espadas con dos espléndidos regalos”.
Tras una separación y, por lo que se intuye, redactado por otra persona que omite su nombre, aparece la siguiente apreciación:
“El espectáculo de unos niños de 13 o 14 años trabajando para divertir al público, y exponiendo sus vidas explotados por personas mayores, no puede ser agradable a ninguna persona de sentimientos delicados y humanitarios; así es que creemos que estas empresas deben prohibirse en absoluto, es más, creemos que el caso cae dentro de la Ley de Protección a la Infancia, no explicándonos cómo se permite su funcionamiento”.
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