La fotografía que reproducimos a continuación fue tomada, según reza en el reverso de la misma, el día que José pisó la Villa y Corte de regreso de su periplo limeño. Si la comparamos con la que publicamos el pasado 1 de agosto, fechada unos meses antes, vemos que no hay atisbo de sonrisa forzada y que el diestro presenta un rostro más redondeado, como si hubiese ganado peso.
Aún así se muestra tranquilo, con la mirada perdida en un punto de la estancia. Su atuendo es clásico y muy cuidado. El retrato de Campúa en nada presagia el cercano final...
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