Por aquel tiempo seguía muy viva la figura de Joselito y hay tres referencias puntuales en la obra. Así, en un pasaje de infancia, en el que Guido Flores habla con sus compañeros de colegio de toros, alguien le pregunta:
"- Flores, ¿y es verdad que Joselito iba a tu casa?
-Sí, yo tengo un retrato con él, que estoy de pañales y Joselito me tiene cogido en brazos..."
Antonio Burgos evoca en otro párrafo a un célebre personaje de aquel tiempo: El Bizco Pardal, un flamenco todoterreno que cantaba y bailaba a principios del XX en el Café Nevería La Alegría. Además, contaba chistes...
"... Ahora cuéntame uno del Bizco Pardal...
-Pues iba el Bizco Pardal con Joselito el Gallo..."
Y por fin, evocando las tabernas de entonces, refiere:
"... no olvida Paco Fuentes aún aquel olor de amoniaco, de serrín, de vino del Aljarafe, el borracho que siempre se le acercaba cuando, abrochándose la portañuela, buscaba la calle entre los almanaques de anís y los cuadros de las mesas redondas con lejanas temporadas de Joselito el Gallo...".
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