domingo, 4 de agosto de 2013

RAFAEL, EL TOREO DE ARTE

Javier Vellón remite el siguiente texto para su publicación.

En el número 5 de la revista The kon Leche (5 de mayo de 1912), se nos ofrece un texto que intenta adentrarse en el misterio del toreo de arte, a través de la tauromaquia de Rafael ‘El Gallo’. Con el apoyo gráfico de los ap




untes de Ricardo Marín, el artículo es un magnífico compendio del toreo de Rafael y de lo que supone esta vertiente artística en la historia de la fiesta,

HELENISMO TAURINO
¡LA OREJA DE GALLITO!

Par de un Rafael veterano.
¡Es el mago!
Su toreo adornado, luminoso, fulgurante, se impuso en la tarde del jueves con la
fuerza misteriosa de lo sobrenatural.
Y es que el arte de Gallito posee tal intensidad que conmueve sin dar lugar
apenas al convencimiento; subyuga antes que la crítica intente el examen de sus sorprendentes faenas.
Por eso los que comulgan en su credo taurino no son partidarios, sino idólatras;
sus lances son indiscutibles, que el genio está por encima de disputas académicas,
Son los desplantes toreros del Gallo, fulguraciones de un arte divino que no
obedece a reglas precisas ni tiene un efecto determinado.
Es el arte por el arte, que quizá no realice un fin práctico; pero es indiscutible
que produce en el ánimo el supremo grado de la emoción estética.
Los gallistas afirman que su maestro es el clásico... Nosotros, imparciales, vamos más allá. No estimamos clásico al que se sale de los limites del clasicismo para invadir el tan bello como temido campo de lo arbitrario, en fuerza de intensidad artística.
¿Que, qué hizo el jueves?
Genial Rafael.
Lo que ejecuta Gallito cuando quiere deslumbrar á sus contemporáneos. Las más puras filigranas, las supremas elegancias, el adorno elevado a la milésima potencia, la magia esclava de la estética, lo absurdo puesto al servicio de lo bello.
El lápiz maestro de Ricardo Marín os traerá á la fantasía algunos perfiles de la
memorable hazaña.
Ved al gitano en el pase ayudado característico, suyo, cliché eterno de su figura
torera.
Contempladle en el lance de molinete en el que el arte apura todos sus recursos
para copiar la bella realidad.
Apuntes mágicos...
Mirad al torero perfilado ante la fiera, después de tirar la monterilla, como en remotos tiempos de excelsitud taurina.
Y batid palmas, por último, con el concurso que aclama al lidiador artista...

Tal es gráficamente la hazaña realizada por Gallito.
Tiene este torero en su haber muchas de igual magnitud, siquiera la moda imperante le haya hecho ahora merecedor del galardón de la oreja.
No nos atreveremos como otros a definir sobre preeminencias de idénticos honores, pues son estas rencillas que más empequeñecen que elevan el objeto de la
diatriba.
Ocupa Gallito un lugar definido en el arte que no excluye a los demás, y es su
concurso necesario aun con la dolorosa intermitencia de sus mágicos destellos.
Su arte es gracia soberana, como el de otros es ciencia indiscutible. No admiramos en el Gallo la eficacia de un toreo, sino la belleza de sus adornos.
Gitanillo de Triana...
La labor que enmienda a un toro requiere faenas de rudeza incompatibles con
el puro helenismo. La filigrana tiene más resultante en la emoción del público, que en las condiciones del astado enemigo.
Nosotros que no creemos como algunos intransigentes que Rafael sea un torero
corto, afirmamos desde luego que el hijo de Fernando Gómez desdeña la plenitud del vasto repertorio laurino, no por falta de valor ó facultades que algunas suertes
exigen, sino porque no colma su ejecución su exquisito criterio de belleza.
El arte por el arte; su alma ateniense se opone a todo lance que no justifique un
Morante...

gesto estético. De aquí la intermitencia de sus destellos.
Tomémosle así, ya que éste es su puesto en la brega taurina.
¿Que una o mil tardes nos desespera con su imponderable perversidad?
Viene la hora de la revancha y recompensa con creces al huraño concurso.
Voces, denuestos, imprecaciones, hastala agresión personal está justificada ante
una esaborición de Gallito...
Pero cuando una tarde despliega su mágica muleta dispuesto a todo, cuando su
irreprochable factura diviniza un arte soez, convirtiendo su desgarbada figurilla en un
compendio de elegancia y dando a su mermada hombría gigantescas proporciones, no hay, en verdad, adjetivos ni apostrofes que no resulten vulgares para ponderar tanta belleza...
Entonces no cabe otro comentario que el lacónico y pintoresco de un amigo de
Rafael....
todos, medio montañés, medio sevillano ya casi madrileño:

¿Qué te ha parecido la estupenda faena de Gallito?

Y contesta Adrián, como apoyado en incontrastable lógica:


¡Es de otra raza!  

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