En el número 889 de la revista El Toreo (27 de abril de 1891) se publica una carta de Fernando Gómez Gallo en respuesta a la crítica realizada por el redactor de ese medio, Francisco Media Luna, a su actuación en la plaza de Madrid el 19 de abril, en la que confirmaba la alternativa Enrique Vargas ‘Minuto’. El Gallo se negó a cederle la lidia del primer toro, al no aceptar que una alternativa concedida en otra plaza tuviera que confirmarse en Madrid.Se da la circunstancia de que, en el 3º, de la divisa de Aleas, ‘Minuto’ se vio obligado a saltar la barrera y sufrió una grave herida en la cabeza que le impidió continuar con la lidia, por lo que no pudo confirmar la alternativa.
Enrique Vargas 'Minuto' |
Apreciable señor mío: En el
periódico que usted dignamente dirige, y en su número 887, aparece una revista
firmada por Paco Media-Luna, en la cual se me hacen cargos por mi conducta con
motivo de la alternativa de mi compañero el espada Minuto.
Perdone Vd., Sr. Director, que
abandone por esta sola vez la espada y la muleta, para tomar la pluma, fiado en
la benevolencia del público (á quien tantas distinciones debo), y fiado al
mismo tiempo en su imparcialidad y justicia.
Se incomoda conmigo el señor
Media Luna y malhumorado y lleno de cólera se ocupa de mi humilde persona,
increpándome duramente por lo ocurrido en la corrida del domingo último.
Ya se convencerá el Sr.
Media-Luna cómo carecen en absoluto de fundamento sus censuras.
Con respecto á la validez de
las alternativas, como yo creyera que había motivo de dudas, no ahora, hace
mucho tiempo traté de cerciorarme de la conducta que debía seguir cuando se me
presentara un caso como el ocurrido el domingo último. Pregunté si las
alternativas dadas en Sevilla eran tan válidas como las dadas en Madrid, y el
Sr. Juan Martín (la Santera), me contestó en sentido afirmativo.
Quise poner más en claro la
cuestión, y amplié mi pregunta diciéndole: “¿Es de imprescindible necesidad que
un matador dé dos veces la alternativa á un diestro cualquiera, en plazas como
las de Sevilla y Madrid?” El Sr. Juan Martín (la Santera), que en materia de
tauromaquia me merece tanto ó más respeto que el Sr. Media-Luna, me contestó
que no era necesario, y que únicamente por cortesía podían hacerlo los que con
el novel espada no hubieran alternado.
Yo no sé si para el Sr. Media-Luna
ésta será una opinión respetable, pero por si no le basta, allá va otra. Manuel
Domínguez, que santa gloria goce, hace ya algunos años le consulté acerca del
mismo asunto, y me contestó que las alternativas no se toman ni se dan más que
una sola vez. Con perdón sea dicho del Sr. Media-Luna, la opinión de Manuel
Domínguez me parece bastante respetable. ¿No cree Vd. lo mismo, Sr. Media Luna?
Porque es natural. Aquel
célebre maestro me decía: un médico o un abogado que toma el título de doctor
en Sevilla o Madrid o Barcelona, para ejercer su profesión no necesita
revalidarse en todas las capitales de España.
Consulté este asunto, ¿con
quién dirá el señor Media-Lima? con Antonio Sánchez (el Tato), y el eminente
maestro del toreo opinó lo mismo que la Santera y que Domínguez.
¿Qué culpa tengo yo, Sr.
Media-Luna, de que los maestros del toreo piensen de distinta manera que Vd.?
Por si no lo sabe el Sr. Media-Luna (creo seguramente que no), le referiré el
siguiente hecho.
Estando el Tato en Madrid, ajustaron á Manuel
Domínguez por la primera vez, y no faltó quien le dijera al primero que
Domínguez debía torear después de él, puesto que nunca habían alternado en la
plaza de Madrid. ¿Y sabe el Sr. Media Luna lo que hizo el Tato? Pues ceder el
primer puesto á Domínguez, porque éste era más antiguo, es decir, porque había
tomado con anterioridad la alternativa en Sevilla.
La ley, como sabe muy bien el Sr.
Media-Luna, la establece la costumbre.
¿Qué he hecho yo, Sr. Media-Luma,
sino seguir la costumbre establecida por eminencias del toreo á quien respeto y
cuya opinión me parece tan respetable como la del Sr. Media-Luna?
Vea el apreciable revistero de
EL TOREO cómo sus censuras, a más de
injustificadas, dicho sea con perdón, me parecieron prematuras.
Es más: Antonio Carmona (el
Gordito) me aconsejó en este mismo sentido.
El Sr. Media Luna podrá censurarme porque está
en su derecho, pero entienda que no tiene motivo para hacerlo.
Es más: Rafael Molina (Lagartijo),
otra eminencia del toreo, está conforme con la opinión de los diestros citados.
¿Puedo decirle más al Señor
Media Luna)
Sin necesidad de que nadie se lo diga,
comprenderá que sus censuras no están bien justificadas en esta ocasión.
Voy á terminar, Sr. Director,
porque Creo que ya comienzo á molestar á los respetables lectores de EL TOREO,
citando un hecho que este humilde servidor de Vd. presenció en la plaza de
Madrid.
Francisco Arjona Reyes (Currito), descendiente
de dos maestros tan celebrados como Francisco Guillén y Cúchares, dio la
alternativa á Cuatro-dedos en la plaza de Sevilla. Al año siguiente tuvieron
que torear ambos espadas en esta plaza y cumpliendo con la jurisprudencia
establecida, Currito no cedió su primer toro a Cuatro-dedos.
Vea el Sr. Media Luna otro caso
igual al que me ocurrió a mí el domingo último.
Si el revistero de EL TOREO
tiene memoria, lo recordará seguramente.
Queda, por tanto, demostrado
que no he faltado en nada a las reglas establecidas, por lo que las censuras del
señor Media Luna carecen de fundamento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.