Antonio Castillo, gran aficionado y excelente bibliófilo, nos remite la siguiente crónica extraída de su archivo particular sobre uno de los toros más difíciles que hubo de lidiar Joselito en su vida. Muchos hablan de 'Platero', pero este 'Peluquero' no le fue a la zaga.
El 17 de mayo de 1916 se celebra en Madrid la Corrida de Beneficencia en la que se acartelan, con toros del Marqués de Saltillo, Rafael El Gallo, Rodolfo Gaona, Joselito y Juan Belmonte. La crónica en cuestión, de la que no tenemos datos de su autor, dice así:
1. “Peluquero” núm. 7, negro mohíno, bragado y bien puesto. Salió como al trote de los chiqueros, braceando con elegancia y luego se enteró de que Gallito quería torearle, es decir, no quería, puesto que capoteó dos veces a la perezosa y renunció a la porfía viendo que el animal se mostraba terriblemente tardo. Pinto puso una vara, picó, cayó y perdió el caballo y Camero, que sacaba un hermoso caballo, dejó enhebrada la puya y salió de estampía, librando a la montura. Carriles punzó la piel del saltillo y sufrió un coscorrón de los de órdago, picando Pinto otra vez y sonaron los clarines para el cambio de suerte. Almendro, que iba muy majo luciendo un terno heliotropo con plata, llegó hasta el bicho y se desentendió al encontrarle sobradamente quedado, poniendo después, con ánimo de coger carne en el morrillo, un buen par que el público aplaudió. Cantimplas dejó otra banderilla de las de flores de cómoda antigua y Almendro, metiéndose de nuevo, esta vez con las usuales, puso un par defectuoso, apoyándose en los palos para salir y acabó Cantimplas con un par desigual. Gallito, de lila y oro, empezó con dos pases naturales y tres con la derecha, marchándosele el toro de los vuelos, del engaño y aplomándose después para humillar de un modo alarmante. Gallito entró a concluir y soltó media estocada de travesía, silbando unos espectadores y aplaudiendo otros. Atizó luego un metisaca rápido, pero el toro pareció cobrar nuevos bríos a cada pinchazo. Vimos a Rafael inclinado sobre la barrera desde el callejón dar algún consejo (¡insólito!) a su hermano, que entró esquivando el peligro y largó un pinchazo hondo saltando el arma. El diestro debió luego su salvación a un burladero del 9, donde se refugió a todo correr por venir achuchándole el toro. Soltó después una estocada en la tabla del cuello y acabó con media baja y delantera, doblando, el animal. Pitos y gran bronca.
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