CABECERA DE LA LIDIA. |
El Sr. Silva, enviado especial de La Lidia a Sevilla, afirmaba en el número 40 de la publicación, aparecido en diciembre de 1915, que Joselito se casará “mañana en la capilla reservada de la Casa Gómez” con la princesa Ramayanti del Sol, “una arrogantísima Princesa de Oriente”.
Silva se presenta el 26 en la mansión del torero, que se encuentra en “completa conmoción: no dejan de llegar a ella regalos valiosísimos de todos los puntos de España, y algunos del extranjero, como asimismo cartas y telegramas pidiendo confirmación de la noticia y anunciando la llegada de invitados”.
LA LIDIA DEDICÓ UN GRAN DESPLIEGUE GRÁFICO A LA NOTICIA. |
Tanto la madre como las hermanas del diestro, impactadas por la noticia, “no pensaron nunca que Selito tuviera intención de casarse tan joven”. Rafael, por su parte, sentencia: “Le digo a osté que esto ha sío un descabeyo a la primera”.
El periodista se desplaza a continuación al palacio que Maravilla le ha regalado a su prometida que “se halla situado en las afueras de Sevilla, y a la orilla del Guadalquivir… Su aspecto exterior es mágico; su arquitectura es muy caprichosa, y está todo él rodeado de un parque extensísimo en que grandes palmeras se destacan”. Custodian la morada “indios, vestidos al estilo de su país, y en toda la mansión se encuentran por doquier individuos de la guardia oriental”. La princesa, confiesa: “Yo llegué a España procedente de mi país a primeros del mes de Abril, y vine a Sevilla a presenciar la feria, ansiosa de ver el espectáculo favorito de los españoles, que según me decían no tenía rival en el mundo entero”... “Para no llamar la atención en la Plaza me toqué con una mantilla negra, y de este forma ataviada ocupé con mi secretario y una de mis esclavas una barrera de sombra”… “Mi corazón nunca latió con tanta violencia e intensidad como cuando un mozo, casi un chiquillo despreciaba la vida, en aras de los aplausos, colocando su pecho entre los afilados pitones de las fieras”… “Bien pronto aquel torero se me hizo más simpático que ningún otro, y nació en mi pecho un amor vivísimo por él; amor que habían sabido hacer despertar sus gallardías y arrogancias. Le aplaudí mucho… mucho… y por la noche en la feria hice que me presentasen a él. Por medio de mi intérprete le hice saber cuánta admiración sentía por su persona, y él me prometió brindarme un toro a la tarde siguiente”.
BANQUETE CON QUE JOSELITO INVITÓ A SUS AMIGOS COMO DESPEDIDA DE SOLTERO. |
La princesa, en agradecimiento le regaló una valiosa alhaja en la que hizo grabar las siguientes palabras: “Estoy enamorada de tu bravura y de tu simpatía”.
A los pocos días recibió la visita del diestro que “me declaró el amor que él sentía también por mí”.
Ramayanti partió a su país para renunciar a sus derechos dinásticos y se convirtió al catolicismo.
La ceremonia
El enlace, verificado el 27, ha sido apadrinado por don Joaquín Menchero, “íntimo de José”, y por la madre del novio Doña Gabriel Ortega. Testigos por parte de la novia han sido altos dignatarios indios y por la del novio los señores Lequerica, Don Modesto, Pepe Laña y el diestro Rodolfo Gaona.
LOS NOVIOS Y EL ACOMPAÑAMIENTO SALIENDO DE LA CAPILLA DESPUÉS DE LA BODA. |
La bella contrayente “vestía un traje típico de su país, cubierto de piedras preciosas y ceñía su cabeza con una diadema regia, en que destacaban varios brillantes de gran tamaño”, José ceñía el traje corto con alamares de seda y valiosísima botonadura en la pechera.
Ofició el arzobispo quien “pronunció, una vez terminada la ceremonia, una elocuente plática exhortando a los nuevos esposos a un mutuo amor y fidelidad”.
El banquete
En la Huerta del Lavadero, propiedad de Rafael, tuvo lugar el banquete en el que sirvió el siguiente menú: “Sopa de letras; cocido a la andaluza; truchas escabechadas; carne mechada; sardinas fritas; helado del tiempo; quesos, frutas, café, copa y puro”. Se regó el ágape con vinos de Valdepeñas, Manzanilla, Jerez y sidra El Gaitero.
Finalizado el mismo la pareja tomó un tren con dirección a Valencia, donde pasaron la luna de miel.
Explicación final
El número de La Lidia, del que hemos entresacado la información, apareció el 27 de diciembre... ¡víspera de los Santos Inocentes!
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