Cabecera de El Sol. |
Rafael Gómez El Gallo fue requerido en los primeros momentos de la contienda civil para participar en espectáculos benéficos. Así, el periódico El Sol, en su edición del jueves 20 de agosto de 1.936, anunciaba una “corrida” benéfica para el domingo 30 en Madrid, con el objeto de recaudar fondos para “los hospitales de sangre y milicias populares organizada por el Comité provincial del partido comunista y Radio Sur”. En la misma se despacharon “ocho magníficos toros de tres años, seleccionados”, sin especificar ganaderías.
Cabecera de La Voz. |
Además del Divino Calvo estaba previsto que hicieran el paseíllo: Manuel Jiménez “Chicuelo”, Jaime Noaín, Luis Gómez “El Estudiante”, Domingo Ortega, José Mejías “Bienvenida”, Luis Morales y Rafael Ponce “Rafaelillo”, acompañado de sus cuadrillas”. En el libro Toros y Toreros en 1936 a 1940, Don Luis afirma que el cartel lo formaron: Rafael, Chicuelo, Bejarano, Noaín, Estudiante y Morales. Continúa la nota, incidiendo en el carácter solidario del acontecimiento: “Todos los lidiadores cooperan desinteresadamente, dado el humanitario fin benéfico”.
A pesar de los momentos de incertidumbre que atravesaba España, “habrá un gran desfile de calesas, con renombradas y bellas artistas españolas, y otro de milicias”. Cierra la información un escueto “intervendrá un camarada del Comité central de partido comunista”, que parece indicar una alocución de carácter netamente político. La Voz amplía los datos. El evento tendría lugar a las cuatro y media de la tarde y aclara que se trata de un “festival taurino”.
Por desgracia, en los números de ambas publicaciones de los días posteriores al de la celebración del festejo no se da información alguna del resultado del mismo.
El Zubi, en el excelente blog Larga Cordobesa, sitúa en la fecha que nos ocupa una archiconocida anécdota que tuvo al simpar Rafael como protagonista: “Cuando estalló la guerra civil Rafael Gómez El Gallo se encontraba en Madrid y anduvo por la ciudad cerca de mes y medio sin darse cuenta del conflicto que acababa de estallar en su país. Su sobrino José Ignacio Sánchez Mejías contaba años después de la muerte de El Gallo, que su tío Rafael se enteró de la guerra de España seis semanas después de que esta comenzase. El 18 de julio le sorprendió en la pensión de la Carrera de San Jerónimo donde siempre se hospedaba, regentada por Serrano su mozo de estoques, que conociéndolo no le dijo nada de la guerra y le comentó al principio que había en Madrid una huelga con manifestaciones obreras, que incluso había tiros por las calles, razón por la cual El Gallodecidió meterse en la cama (su máxima afición) de donde tan sólo se levantó algún tiempo después en vista de que persistía el paro revolucionario. Su falta de voluntad no tenía medida, y así, a la espera de que se arreglaran los conflictos, aguantó recogido y acostado en su modesta casa de huéspedes los últimos calores del verano. El 30 de agosto los miembros de su cuadrilla fueron a por él a la pensión para que actuara en Las Ventas en un Festival Benéfico para las Milicias de la República. Al bajar a la calle y pisar la acera le dijo a uno de sus banderilleros: “Oye niño, ¿qu’es lo que pasa hoy aquí que hay tanto sordao en la calle?”...
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