domingo, 14 de abril de 2019

RAFAEL EL GALLO EN 'TOROS Y TOREROS EN 1910'

Rafael en la Feria de Julio de Valencia.
Tercera y última entrega de lo que cuenta Dulzuras en el anuario 'Toros y Toreros en 1910' en referencia a algún miembro de la dinastía de los Gallo, en este caso Rafael:

Si continúa mejorando su manera de matar, que hoy es mucho mejor que antes, y si consigue olvidar para siempre esas espantadas que hace delante de los toros, será la gran figura de los actuales tiempos. Pero mientras siga con esas desigualdades que le hacen ser en determinados momentos un artista sublime y a renglón seguido tan malo y miedoso como el peor maleta, hay que censurarle y discutirle, aunque quien lo haga caiga en desgracia entre los admiradores de Rafael Gómez.

Yo le he visto este año en una docena de corridas y le he juzgado honradamente, según mi criterio. Hubo algún día en el que censuré que le sacaran en hombros después de haber matado a puñaladas a un toro al que le había dado tres pases superiores, entre otros vulgares.

Cayeron sobre mí anónimos, amenazas, y se trató pública y privadamente de que cayeran otras cosas más graves; pero no por eso perdí la serenidad ni dejé de juzgarle después conscientemente, aplaudiéndole unos días y censurándole otros, como puede verse en lo que tengo escrito y en lo que en estas líneas escribiré.

Gallito es un inconmensurable artista en momentos determinados. Quien niegue eso está loco, ciego o falta a la verdad aá sabiendas, que es lo peor que puede hacerse.

Gallito, por el contrario, tiene ocasiones en las que el pánico le hace aparecer como el más ignorante entre los más malos y huye de los toros de una manera vergonzosa e impropia de quien se llama torero.

Quien escribe de toros para que el público se entere de lo que pasa en las plazas, debe hacerlo sin pasiones ni prejuicios, y allí donde se ve una cosa bien hecha, está en el deber de aplaudirla, sin dejar de censurar si a renglón seguido ve otra que se ha ejecutado mal.

Debe el revistero o crítico mirar a los pies del diestro cuando éste torea y observar en ellos si hay los movimientos del. susto o los de la confianza y la intrepidez, para hacerlo constar en toda ocasión, y esto es lo que yo he hecho al ver torear a este espada, censurando cuando se ha apartado de la verdad y señalando la moneda falsa para distinguirla de la legítima.

Tengo la evidencia de que hay que atacar duramente al torero que, con el capote o muleta en la mano, cuenta más con los pies que con las manos y arroja lo que le sirve de defensa, como si fuera para él insoportable impedimenta, para arrojarse de cabeza al callejón y servir de mofa en los momentos en que el paciente espectador espera ver el recurso artístico del que, por sus antecedentes y fama, está considerado, no sin fundamento, como un artista inteligente que puede dominar a las reses en los momentos más difíciles, y en lugar de hacerlo pierde toda la calma y se coloca a la altura del más insignificante zarramplín.

La barrera se ha hecho solo para los peones indefensos y para los jinetes que han perdido el caballo; pero no para el que tiene armas con qué defenderse y por el puesto que ocupa debe tener inteligencia y tranquilidad para resolver algo que no sea la vergonzosa huida.

El día que Gallito se cure de este defecto tan capital, no habrá quien le moje la oreja; pero mientras siga así. habrá que discutirle y regatearle méritos, pues que entre el sol esplendente de su incopiable arte hay nubarrones que empañan y obscurecen la luz que podía ser más brillante que la de ningún otro astro de la tauromaquia.

Yo fui devoto admirador de su padre, en quien reconocí siempre un torero puro, fino y clásico,mucho más puro y más clásico que el hijo; le vi muchos años, y no recuerdo haberle visto huir al torear de capa ni al pasar de muleta. En cambio, matando fue más medroso que el hijo, mucho más pesado, y le duraban los toros muchísimo más. En esta parte de la lidia ha adelantado mucho Rafael, y hoy mata buen número de toros pronto, bastantes bien muertos, y algunos de manera verdaderamente superior.

Dicho lo que se refiere a la parte censurable, hay también que hacer constar la plausible, por lo que se vuelven locos sus admiradores, y por lo que todos los espectadores rompen en inconsciente aplauso, producido por la emoción que se experimenta cuando se ve algo sobrenatural, algo que solo pueden hacer los seres privilegiados.

Gallito tiene una fuerza creadora incomparable. Nunca que va el aficionado a la plaza sabe lo que va a ver en él, aun en el supuesto de que el diestro salga con toda la serenidad y confianza que requiere el ejercicio de su profesión.

Improvisa sobre el terreno, sin ceñirse a reglas escritas ni a nada de lo que ejecutan otros antes que él. Yo creo que en esto consiste su mayor mérito, pues que estas creaciones suyas no son bufonadas risibles, sino una encadenación de rasgos artísticos de tanta belleza en el conjunto plástico, que producen admiración sincera en todos los que lo ven, y estalla el aplauso, muy justo, sin tener en cuenta nadie si aquello lo escribió algún maestro o no se ha visto ejecutar hasta el momento histórico en que se ovaciona.

Igualmente con la capa que con la muleta, realiza estos prodigios, y en los quites que ejecuta en el tercio de varas tiene un repertorio abundantísimo y más variado que nadie.

Es un torero sui géneris que no debe ser comparado con nadie, pues que los pocos que hay buenos toreros, y con los que algunos quieren establecer comparaciones, son completamente distintos y más constantes que él en su manera de ser respectiva.

De Bombita, por ejemplo, se sabe siempre que matar a muy pocos toros bien, pero que no estará cobarde con la muleta nunca. De Gallito no se sabe nunca nada hasta después que ha ocurrido.

Son muy pocas las faenas que Rafael hace completas, porque al lado de una cosa sobrenatural ofrece otra deficientísima con el mismo toro y en el mismo instante, siendo esta la base de la crítica razonada y justa que hay que hacer de este diestro.

Su figura se asienta sobre dos columnas: una de piedra granítica y otra de cartón, incapaz de resistir peso alguno. Cuando se inclina sobre la primera se sostiene arrogante, esbelto, gallardo y firme; pero si los embates de la lucha le hacen apoyarse sobre la otra, adopta una postura risible y cae de manera ridícula y vergonzosa, siendo objeto de sangrientas burlas, de formidables broncas por parte de los mismos espectadores que con igual justicia le han tratado momentos antes y le tratarán después como a su ídolo.

Las exageraciones de los que todo lo aplauden y por todo ovacionan a este diestro como a otros, son las que hay que combatir, como hay que censurar también el que un día se le empiece a silbar todo, y lo mismo hagan con lo bueno que con lo malo.

Días ha tenido en los que ha hecho cosas buenas, muy buenas, y se le ha censurado en general, y en esos días no importa, como en los otros en que todo se aplaude, apartarse el crítico de los demás si su conciencia le dice que ha de señalar al público algo que no ha visto o  no ha querido ver.

En la plaza de Madrid, por la gran importancia que tiene, no pueden pasar cosas que se toleran en otras, en las que el público no tiene ni puede tener cultura taurina.

A este efecto, recordaré una anécdota, precisamente del padre de Gallito, en la que se ve el ingenio y buen juicio de aquel gran torero:

Era el verano de 1895, y se encontraba Fernando de paso en Madrid. Se celebraba una novillada en jueves, en la que tomaban parte dos novilleros muy populares aquel año y que llenaron muchas tardes las arcas del empresario D. Bartolomé Muñoz.

Estaba Fernando en el Suizo, y unos amigos le invitaron a asistir a la novillada. Se resistió al principio y acabó por acceder, haciendo la salvedad de que le parecía que no se iba a divertir.

Ya en la plaza, y después de lidiado un toro y otro y otro, se sucedían las manifestaciones de entusiasmo, las ovaciones a uno y a otro espada por capotazos y quites que de todo tenían menos de arte puro y clásico, al que tan ferviente culto rendía el Gallo.

Aún faltaban dos toros que lidiar, cuando nuestro hombre se levantó de su asiento, precisamente en el momento en que más grande era la ovación que se daba a uno de aquellos novilleros, y dijo a sus amigos:

—Zeñores, no pueo ma. Me voy.

—Espérate que se acabe y nos iremos todos—le dijeron sus amigos.

—No—replicó—; me voy, porque me voy a pone malo de ver las cosas que se aplauden en esta plasa. Paese mentira que esto susea en Madrí. Esto no se pué aplaudí más que en una plaza sin parcos.

Dicho esto, que no dejaba de ser una sentencia filosófica de buen torero y excelente aficionado, abandonó su asiento y salió a la calle.

He recordado la anécdota para justificar la censura siempre que veamos en esta tan importante plaza cosas que sólo pueden verse en las plazas sin palcos, en esas donde no saben nada de nada y aplauden lo que no lo merece, como censuran lo que a veces es digno de aplauso.

Como la misión nuestra no es obrar inconscientemente, yo he de seguir lo mismo sin que me ponga en cuidado ni aun la pérdida de amistades que no serían muy firmes cuando por tan poca cosa han creído que no podían continuar Así como así, creo que no llenaré mi mesa nunca de verdaderos amigos, y sólo caben en ella tres puestos además del mío. Me tiene todo sin cuidado, menos que mi conciencia pueda decirme que no soy justo, y este caso no ha llegado aún.

Ahora véase la campaña de Gallito en 1910:

Comenzó en Valencia con el infortunado Pepete el día 19 de Marzo, lidiando ganado de Concha Sierra, con el que no hizo nada verdaderamente notable, pues no pasó de regular en el primero y en el quinto, quedando mucho mejor en el tercero, en el que le aplaudieron mucho.

El domingo de Resurrección, 27 de Marzo, toreó con Regaterín en Barcelona una corrida de Urcola, y en toda ella fue su trabajo flojo y deficiente.

En Madrid trabajó al día siguiente, 28, con Vicente Pastor y Gaona, entendiéndosela s con dos reses de Benjumea y quedando bien en la primera suya y muchísimo mejor en la otra. Era esta un toro grande que llegó al final huido y de bastante cuidado. Gallito se sobrepuso a todo, y dominó con valor e inteligencia á la res, haciéndose el amo en muy pocos pases en los que se propuso el torero mandar y mandó . Dos veces entró á herir, la primera con alivios y sin confianza, y la segunda muy bien, dando una buena estocada, que si la da de primeras la ovación habría sido inenarrable. Se le aplaudió mucho, pero más pudo ser.

Volvió a Valencia el 3 de Abril con Cocherito y Gaona y estuvo muy flojo en los dos toros que le correspondieron de Pérez de la Concha.

El 4 toreó en Madrid con Vicente Pastor una corrida de Concha Sierra. Tampoco en esta corrida hizo nada de particular^pues en los dos primeros toros suyos estuvo no más que regular y en el sexto mal.

El día 10, también en Madrid, trabajó con Algabeño y Vicente Pastor, lidiando ganado de don Eduardo Olea. Fue esta corrida aburridísima, y cuando salió el sexto toro, ni Algabeño ni Vicente habían hecho nada bueno, así como Rafael, que en el tercero había matado mal. Dio algunos pases superiores en el último toro, aun con el defecto de hacer la faena, como hace muchas de las suyas, muy cerca de las tablas, buscando ventajas que están bien en las plazas sin palcos, pero que en otras plazas se ven y se censuran. Mató muy medianamente a este toro, tirándole el estoque en el pescuezo, y unos cuantos espectadores cargaron con él en hombros, hecho que censuró y que fue origen del odio hacia mí por parte de los apasionados del diestro.

Toreó después de esto la feria de Sevilla, los días 17, 18 y 19 de Abril.

En la primera tarde le acompañaron Bienvenida y Vicente Segura en la lidia de seis toros de Anastasio Martín y estuvo superior como torero y mediano con el estoque. Quinito y Bienvenida fueron sus compañeros en la segunda, y los toros eran de Moreno Santamaría . En el quinto hizo una superiorísima faena de muleta que produjo el delirio en los espectadores. En lo demás estuvo regular. De Concha Sierra fueron los toros del día 19, y con ellos estuvo buen torero, pero sin llegar a hacer lo del día antes. Con el estoque, regular. Sus compañeros en esta función eran Quinito y Vicente Segura.

A Madrid volvió el 24, en la corrida de ocho Miuras, en que le acompañaron Vicente Pastor, Bienvenida y Manolete. En esta fiesta no le acompañó la fortuna en nada, y estuvo mal en toda la labor de la tarde.

El 26 fue con Bombita a Valencia a una corrida en la que había ciertos visos de competencia, previamente anunciada. Lidiaron seis toros de Arribas, de los que el quinto produjo a Ricardo la luxación de un hombro y un puntazo en una pierna. Gallito mató tres y remató al quinto, de Ricardo, quedando mal en el primero, regular en el segundo y bien en su último. Con el que produjo la lesión a Bombit a estuvo breve y acertado.

Vino a Madrid el 2 de Mayo con Bienvenida y Manolete a despachar una corrida de Benjumea, y en ésta le ganaron la pelea en toda la línea los dos compañeros. Estuvo mal en sus dos toros, y toreando hicieron los dos Manueles mucho más que él.

De aquella mala impresión se limpió y desquitó el día 5, festividad de la Ascensión, en cuya tarde lidió ganado de los Herederos de D. Vicente Martínez, con Pepete y Manolete. En los dos toros hizo dos faenas de muleta buenas y completas, fuera de las cercanías de las tablas, y con todas las garantías que pueden dar derecho al aplauso. Además los entró a matar bien y les dio dos buenas estocadas, a pesar de estar herido desde que banderilleó a uno de los toros, no queriéndose retirar hasta que terminó su misión.

Con Algabeño y Gaona toreó , también en Madrid, el día 8, y no pasó do regular en lo que hizo con el ganado de Hernández.

Fue a Talavera el 16 con Manolete, y estuvo muy mal con el primero de Veragua, bien con el tercero y regular no más con el quinto.

Él 26, con Minuto y Pepete, trabajó en Málaga, estoqueando ganado de Nandín. Con su primero estuvo bien y con el otro suyo mejor aún.

Otra vez en Madrid, con Machaquito y Bienvenida, trabajó el día 29 y estoqueó un toro de Trespalacios y otro de Gama, sin hacer nada que pasara de lo vulgar. 

El 5 de Junio, también en Madrid, lidió Miuras con Manolete y Pazos, y por resultar cogido éste, tuvo que matar cuatro. En esta corrida no escuchó las palmas que mereció, pues aunque las condiciones de los Miuras no le permitieran hacer filigranas, estuvo toda la tarde hecho un buen torero y dominó la situación siempre, aun en los momentos más difíciles. Los aficionados y aun algunos revisteros, que no ven nunca al toro en la plaza, le censuraron y acusaron de miedoso. Yo me permito disentir de aquellas respetables opiniones, y reconozco que fue una de las tardes en que más ha conservado su serenidad y sangre fría. 

Fue a Barcelona el 12 con Bombita, y estoqueó tres toros de Arribas, uno de ellos bien y los otros por lo mediano. 

El 19, también con Bombita, en Valencia, lidió ganado de Benjumea y estuvo en los tres que le correspondieron bien, regular y bien, sin llegar a nada superior. 

El 24, con Machaco y Vicente Pastor, trabajó en Madrid, correspondiéndole estoquear dos torillos de Muruve. Con su primero estuvo muy mal, demostrando un miedo sin justificación y oyendo muy merecida silba. Con el otro suyo quedó bien, sin notas salientes. 

Con Vicente Pastor, Regaterín y Manolete, el día 26, toreó en Madrid la corrida a beneficio de la Asociación de Toreros, y en ella mató dos reses de Pérez de la Concha, bien la primera y mal la segunda, en la que se mostró desconfiadísimo con estoque y con muleta. En Alicante, el día 29, alternó con Vicente Pastor y Tomás Alarcón al lidiar seis Bañuelos. Sin estar superior, cumplió bien en general. 

El 3 de Julio, con Cocherito, fue a Palma de Mallorca, y estuvo medianillo con los toros de Benjumea. En Cádiz, con Gaona, toreó el 17 y quedó muy bien en dos de los tres toros de Surga que tuvo que estoquear. 

A Valencia fue los días 24, 25, 26 y 27, con toros de Pablo Romero, Campos. Miura y Guadalest. Bien, sin superioridades, estuvo el primer día; menos bueno el segundo; bien en uno y regular en otro el tercero, y superior en todo lo que hizo el último día. Su cartel quedó en Valencia a la misma gran altura que estaba. Le acompañaron Machaco y Gaona en la primera corrida, Machaco y Bombita III en la segunda, Machaco y Gaona en la tercera y Machaco Pepete y Bombita III en la cuarta. 

Con Regaterín marchó a Coruña el 31 y lidió ganado de los Herederos de D. Vicente Martínez. Estuvo bueno con la muleta y capote y mal con el estoque. 

El 7 de Agosto alternó en San Sebastián con Bombita y Pepete en la lidia y muerte de seis Parladés. Se mostró buen torero en algunas ocasiones y deficiente matador. En Antequera, con Machaquito, lidió Surgas el 9, Muy bueno estuvo en su primero, por cuya labor le dieron una ovación, y en los otros dos no pasó de regular. 

Los días 14 y 15 toreó en San Sebastián con Bombita y Machaquito reses de Santa Coloma y Pablo Romero, respectivamente. En la primera corrida hizo cosas de buen torero, especialmente torear de capa con arte finísimo, por lo que ganó justas palmas. Con el estoque no logró aplausos. En la segunda quedó peor, desvaneciendo con su labor muchas ilusiones y oyendo más silbidos que en las dos anteriores en aquella plaza. 

De allí fue a Málaga los días 17 y 18, con Minuto y Bombita la primera tarde, y con Bombita y Bombita III la segunda. Con los Saltillos del primer día no pasó de vulgar su trabajo, y con los Benjumeas del segundo muy bien en el primero suyo y mal en el quinto. 

El 21, otra vez en San Sebastián, lidió Muruves con Manolete, y aunque se vieron en él algunos rasgos de torero, su trabajo en general no agradó. 

Los días 24 y 25 toreó en Almagro con Manolete. En la primera de dichas tardes estuvo en los tres que mató de D. Vicente Martínez regular, mal y bien, respectivamente; y en la segunda, con los de Pérez de la Concha, que fueron bueyes mansurrones, salió del paso sin hacer nada muy malo ni muy bueno. 

Otras dos corridas toreó en Almería los días 27 y 28, con toros de Conradi y de Palha, respectivamente. En la primera no hizo nada notable y en la segunda quedó mejor, sin superioridades. Le acompañaron en estas corridas Cocherito y Relampaguito. 

En Marchena, con Antonio Pazos, trabajó los días 1 y 2 de Septiembre dos corridas modestas de cuatro toros de Anastasio Martín el primer día y otros cuatro de Gamero Cívico el segundo. La primera tarde estuvo mal en los dos toros suyos y en la segunda mal y regular. 

Los días 6 y 7, en Huelva, con Litri y Manolete,, lidió reses de Agüera y Anastasio Martín, quedando regularmente en ambas corridas. 

El 8 lidió ganado de Olmedo en Ayamonte, con Litri , y quedó bien. El 11, en San Sebastián, trabajó en la corrida de concurso con Quinito y Gordito, correspondiéndole estoquear un toro de Concha Sierra y otro de Santa Coloma, con los que, sin llegar a superior, estuvo bien. De Gamero Cívico fueron las reses que lidió en Constantina el día 14 con Antonio Pazos. Toreó muy bien y cumplió al estoquear. 

Los días 21 y 22, con Machaquito, fue a Ecija, y se las entendió con reses del Saltillo y Concha Sierra. El primer día mató un toro muy bien, y su trabajo fue bueno en general. En la segunda quedó muy bien, regular y regular, respectivamente. 

El 24 en Barcelona, estoqueó, acompañado de Vicente Pastor, Cocherito y Regaterín , uno de Salas y otro de Veragua, quedando bien en el primero y muy deficiente en el otro. El 25, en Madrid, confirmó la alternativa a Ostioncito, con ganado de Muruve, acompañado además de Regaterín. En el primer toro suyo, tercero de la tarde, hizo una faena desdichadísima, de las peores que le hemos visto, y en el otro suyo, el cuarto de la corrida, llegó a una altura sublime, lo mismo con la muleta que con el estoque, realizando en conjunto la mejor faena que hasta la fecha había hecho en esta plaza. 

Fue después a las corridas de feria de San Miguel, en Sevilla, con Quinito y Flores, y estoqueó toros de Anastasio Martín y Miura. E n la primera estuvo mal con el toro primero suyo y superior con el segundo, y en la de los Miuras muy bueno con el segundo, que fue el más bravo de la corrida, y superior con el quinto, al que, tras muy inteligente faena, le dio una soberbia estocada y ganó una de las más grandes ovaciones de su vida. 

El 2 de Octubre toreó en Lisboa él solo y quedó muy bien. Él día 9 trabajó en Madrid con Machaco y Vicente Pastor, correspondiéndole estoquear dos toros de los Herederos de D. Vicente Martínez. Como torero estuvo superior en todo lo que hizo, y como matador regular. 

Los días 13, 14 y 16 toreó las últimas corridas de su campaña, en Zaragoza, con Vicente Pastor y Cocherito la primera, con Vicente Pastor y Calerito la segunda y con los tres la tercera. En general, en todas ellas se mostró buen torero y oyó constantes ovaciones por sus hermosas faenas de muleta. Mató regularmente sus toros de las dos primeras y en forma superior el último suyo del día 16. Las reses que estoqueó en estas tres corridas fueron dos de Laíflte, dos de Miura, una de Villalón y otra de Zalduendo. Con las corridas estas del Pilar de Zaragoza, dio por terminada la temporada de 1910, en la que toreó 59 corridas y mató 136 toros, además de rematar uno en Valencia, al que había entrado a matar varias veces Bombita. Suspendidas y perdidas por diversas causas tuvo otras seis corridas, que no llegó á torear.

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