domingo, 22 de diciembre de 2019

LOS GALLO EN LA FERIA DE JULIO DE 1913. CRÓNICA Y CARTEL (III)

En esta tercera entrega del paso de los Gallo por la Feria de Julio de 1913 recogemos la crónica aparecida en 'La Correspondencia de Valencia' y firmada por Onarres el lunes 28 del festejo verificado la víspera. 


EL GANADO

Las 18.000 almas que llenaban la plaza ayer tarde, salieron de ella censurando con dureza que, después de los precios exhorbitantes que pagan por las entradas, de la prima abusiva que a los billetes señalaron muchos revendedores, y de las molestias que originan estos llenos rebosantes, se les larga una chotada como la que ayer envió el marqués de Guadalest.
Verdaderamente que es abusivo que se venga un ganadero a una Feria como la de Valencia, con ocho novilllitos, más o menos adelantados, para que los pasaporten toreros de la categoría de Machaco y los hermanos Gallo, que perciben 5 y 6.000 del ala.
Así no debe ser, aristocrático ganadero. A las primeras figuras no se les debe contentar con bichos chicos, sino con reses grandes, pero bravas, dejando las novilladas para los jóvenes que empiezan o para los esheredados de la fortuna que tiene que colocarse.
Los animalitos ostentaban defensas desiguales, pues hubo apretados de pitones y abiertos, unos altos de agujas, y otros con ellas caídas y con las defensas desarrollada,s y otros más cortas.
Ninguno de los ocho podía ni con el rabo, como lo demuestra que dieran ocho caídas y mataran seis caballos al recibir 35 varas.
En la sangre también hubo desigualdad: limitáronse a cumplir los tres primeros y el séptimo, fue bravo el octavo, semimansos cuarto y quinto y mansísimo en toda la extensión de la palabra el sexto, que huyendo recibió tres puyazos, no mirando siquiera a los jacos de los piqueros cuando en su huída estos le pincharon.
Lo que parece increíble y no tiene calificativo es la pasividad de la presidencia desoyendo la petición imponente de 18.000 personas que justamente entendían que el animal debía ser fogueado.
Lo propondría para una recompensa al edil que comete la ‘heroicidad’ de imponer su criterio a 18.000 espectadores. ¡Cualquier cosa vale un hombre así!
De los novillitos pasaron manejables a la muerte tercero, cuarto, séptimo y octavo; humillando el quinto, quedados primero y segundo y manso de carreta el sexto.
El marqués de Guadalest ha dejado en Valencia por los suelos el birillante pabellón que poseía.

MACHAQUITO

Este valiente espada tampoco ejecutó ayer nada de particular. Saludó a sus adversarios con verónicas, sin que le vieramos con los pies quietos; en quites no realizó más que vulgaridades, excepción de uno que hizo en el quinto, terminándolo con una larga cambiada que fue superior.
A su primer lo toreó movido, con la ayuda de los peones, sin que viésemos nada notable. Pudo torearlo bien porque el animal carecía de perversas ideas, pero no cameló peinar el lomo de la res.
En el quinto empezó su faena bien y la terminó mal. En los primeros pases estuvo cerca y aguantando, dando algunos pases de pitón a rabo superiores, pero enseguida vino la nerviosidad y con el ella el movimiento y la pesadez en la faena.
El bicho humillaba mucho, y Machaco, en vez de torearlo por alto, le intercaló varios pases por bajo, haciendo que el defecto se pronunciara.
No es lo malo que al espada no se le ocurriera esto, sino que todos los peones dieron banderazos por bajo, toreándolo a dos manos. A última hora, y cuando ya no había remedio, se le ocurrió a Cantimplas levantarle la cabeza.
Así es que de la deficiencia de la faena debe culparse solo al espada, pues el animalito bien le tomó la bayeta al empezar.
Estoqueando estuvo valiente en el primero, pero luego se puso pesada la cosa, por obstinarse en descabellar a un bicho que se tapaba demasiado. En el quinto hubo alargamiento de brazo.
Con las banderillas, aceptable.

GALLO

Durante toda la corrida nos demostró este diestro grandes deseos de complacer a la afición, y como cuando quiere, lo hace, el hombre derrochó arte y eleganci en cuanto quites ejecutó, en la larga cambiada con que saludó al séptimo y en las dos veces que corrió abanicando al bicho hasta los medios, donde se adornó, tocando un pit´n una vez y poniendo la montera sobre la testuz, en otra.
Veroniqueó excelentemente al segundo y se movió en el manso que le tocó en sexto lugar.
A su primero lo muleteó con gran lucimiento, buscando efectos. Dio cinco pases, llevándose la muleta por la espalda y esto originó que faltase en los pies la quietud debida, el reposo que exige el arte.
El Gallo tiene un dominio del toreo de muleta poco común y es mucho más bonito que lo desarrolle con la majestuosidad que sabe imprimir a sus faenas, desechando todo eso de pases por la espalda que ningún mérito encierran y que solo sirven para mistificar el arte del toreo.
Donde llega el pase natural, el de pecho y el redondo bien instrumentado, no llega nada. Ejecúltelo que, como pocos, sabe ejecutarlo, y denos con frecuencia algunos parecidos a los cuatro monumentalísimos pases naturales que dio consecutivamente a uno de los bichos que se lidiaron en el coso sevillano durante la pasada feria de abril.
En el mansísimo sexto no es posible exigirle filigranas. Se limitó a torearlo de pitón a pitón.
Con el acero, en el segundo atacó, desviándose de la recta la primera vez que entró a matar, metiéndose luego decidido y como siempre quisiéramos verlo. En el sexto cuarteó, tirando a asegurar.

GALLITO

Continúa siendo depositario de las simpatías de la mayoría de los aficinados valencianos.
Como su hermano, se mostró este diestro con el capote activo, valiente y muy torero, no cesando de escuchar ovaciones merecidas, pues hizo quites de visualidad y alegría, que animaron grandemente a la concurrencia.
En las verónicas con que saludó al tercero, paró bien, jugó los brazos mejor y se lució con arte y conocimiento de causa.
En las que dio al séptimo le vimos movido, y solo llegó a conmovernos una navrra reposadísima, girando despacio sobre los talones: clase extra.
Con la mueta, en el tercero no expuso nada, debiendo solo anotarse en su favor un excelentísimo pase de molinete: en lo demás estuvo movido y con escaso lucimiento.
La faena que desarrolló en el séptimo fue enorme, colosal, inconmensurable y póngale el lector cuantos adjetivos quiera que todos serán pálidos ante la realidad, si la juzgamos realizada pro el diestro para mostrar el absoluto dominio que tiene de la lidia de reses bravas. No es posible más tranquilidad, ni más conciencia, ni más valentía que la que derrochó Gallito hincándose de rodillas largo rato ante la cara de su enemigo, escupiendo a este y golpeando con el pie en el hocico no una, ni dos, sino tres y cuatro veces.
Con ello nos demostró JOselito que es valiente, que saca partido de todo, cuando quiere, y que pesa su figura mucho en una plaza, porque dentro de él abundan todas las excelencias del toreo.
Como nos consta esto, nosotros exigimos a Gallito que nos desarrolle otra de esas excelencias, que no es precisamente la que desarrolló ayer tarde.
Hemos visto a este espada una, otra y otra tarde ejecutar faenas estupendas, seriamente, con derroche de arte puro y sin martingalas ni mistificaciones, y… eso es lo que quermos de él: que toree con los pies quietos, mandando con los brazos, jugando la muñeca y peinando el lomo de la res. Esto es serio, esto es verdad, esto es arte.
Joselito debe ejecutarlo, en la seguridad de que así enloquecerá a los buenoa aficionados.
Yo me explico las temeridades que vimos ayer a Joselito, en el desgraciado espada que sin esos alardes no puede agradar, pero no en un diestro de las condiciones del que nos ocupamos, para quien no tien secreto el arte del toreo.
Con el acero, en el tercero estuvo valiente, y en el séptimo arrancó como una exhalación y alargó el brazo.
Banderilleando, muy bien.

LIMEÑO

Este joven doctor debe apretarse mucho, si quiere que le sirva para algo la alternativa.
Solo toreó de capa al octavo, y no le vimos más que buenos deseos, así como en quites, de los que ejecutó algunos muy buenos.
Con la muleta desarrolló dos faenas movidísimas, sin aguantar nada y ayudándole los peones, consiguiendo hacerlas pesadas por no arrimarse. De haber hecho esto, ni hubiese sido achuchado las veces que lo fue, y las faenas hubieran resultado, porque los bichos llegaron a sus manos, nobles y manejables.
Con el acero quedó bien en el cuarto y mal en el sexto.
Banderillando, bien.
En estas dos corridas no ha estado mal del todo, pero ha podido estrecharse con sus enemigos y haber conseguido éxito ruidoso.
Ha desaprovechado la ocasión y difícilmente se le presentará otra tan buena.

De los picadores sobresalieron Salsoso, Catalino, Lagartijo y Aceitro. Bregando Cantimplas, Finito y Blanquet, y con las banderillas el primero, Almendro y Sordo.

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