Rafael, víctima de un desalmado. |
‘La Correspondencia de Valencia’ publicó el 3 de enero de 1928 una noticia en la que, de manera involuntaria, el bueno de Rafael El Gallo aparecía, como protagonista indirecto, en un intento de estafa:
“Sevilla.- Ha sido detenido el banderillero Gabriel Vázquez Huertas, que pidió 200 pesetas a Valentín Rodríguez, en nombre de Rafael ‘El Gallo’, sin que éste tuviera en la demanda la menor participación”.
A continuación, un comentario del que entresacamos los siguientes párrafos:
"La recogemos, además, para hacer resaltar la absurda creencia del banderillero Gabriel Vázquez, que pretendía hacer creer a Valentín Rodríguez que Rafael Gómez tenía la intención de darle un sablazo.
Rafael Gómez, más generalmente conocido por El Gallo, acostumbra, sí, a dar sablazos. Pero son sablazos sin metáfora, sablazos arreados a los toros en justo castigo a la insolencia que representa llevar cuernos que pueden ser dañinos. En cuanto a los otros sablazos, a los sablazos metafóricos, ya es otra cosa. En torno a la personalidad de Rafael Gómez se ha hecho mucha literatura. Ahora bien: gran parte de esta literatura está destinada a pintar la grandísima facilidad con que el torero gitano se deja desangrar los bolsillos por gente de toda laya y condición, y principalmente por individuos de su antiquísima raza”.
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