El señor Fernando quedó bien. |
El 2 de mayo de 1.895 se anunció en Madrid la tercera corrida de abono con astados de Veragua para El Gallo, Mazzantini y Bombita. Llovió, el piso de la plaza no estaba en buen estado y Mazzantini arrastraba una erisipela, hechos que decidieron a la empresa a posponer el espectáculo hasta el domingo 5.
Al día siguiente la revista 'La Lidia' publicó una reseña firmada por Don Cándido de entre la que entresacamos los siguientes párrafos dedicados a juzgar la labor del señor Fernando:
"Rompió plaza Miranda, como todos los demás de su excelencia ultramarina; negro bragado, fino, terciado, de buenas carnes y cortito de armas. Con voluntad primero, y tardeando luego, se arrimó dos veces a Cantares, otras dos a Pimienta y una al Albañil, cayendo una vez por barba, y el último con tan mala fortuna, que hubo de retirársele, según parece, con un puntazo en la pierna y dos costillas rotas. Lo lamentamos muy de veras. El bicho se quedó algo en el tercio segundo, que llevaron Blanquito con un par de sobaquillo, desigual y otro bueno al cuarteo, y Taravilla con otro desigual cuarteando, y otro aprovechando. Y también quedadito pasó a manos del Gallo, que lucía terno morado con oro, el que entre seis pases naturales, tres con la derecha y uno de telón, sufrió dos desarmes, clavó una estocada a volapié, perpendicular y atravesada, y terminó con un descabello. Durante la brega, cayó Blanquito en la cara del toro, sin consecuencias. (…)
4º Cordelero; jabonero, claro, fino, grande, cornalón y bizco del izquierdo. Duro, seco y de empuje, toma siete varas de Pimienta, Inglés, Chato y Cantares, propinando seis porrazos y matando dos caballos. Tomás Recatero y Taravilla lo banderillean sin dificultad con medio al cuarteo, malo, y uno de frente bueno, y medio al cuarteo malo, y otro entero lo mismo, regular, respectivamente; pasando en buenas condiciones al último tercio, en el que el Gallo le tomó con tres naturales, uno con la derecha, dos de pecho y uno en redondo, para un pinchazo bien señalado en hueso; uno natural y otro en redondo, para una estocada a volapié algo contraria, y un descabello al sexto golpe.
(…)
- El Gallo, que tiene en los buenos aficionados la consideración que se debe a los toreros viejos, debió quedar ayer bien satisfecho da la acogida que le hizo la Plaza de Madrid, la más discreta y la más justa de todas las de España. ¿No es verdad, Fernando? En el primer toro, el antiguo diestro toreó con alguna precaución injustificada y con debilidad de brazos, sin que la brega excediese de una acostumbra medianía. Tampoco entró a herir con mucha decisión, pero tuvo la suerte de que el toro ayudase, tragándose bien la estocada. En el cuarto, recordó toreando la antigua escuela, con algunos pases superiores y elegantísimos, particularmente los de pecho, y adornándose en toda la brega. Hiriendo en este toro, muy aceptable, aunque le deslució algo los últimos y repetidos intentos de descabello. En el resto de la lidia, no merece más que elogios por sus largas clásicas, el famoso quiebro de rodillas, tan preciso y ceñido, que el toro se llevó el capote en los cuernos, y en el oportunísimo y monumental quite al Bombita, que cayó casi en los cuernos del tercer toro, evitándole el Gallo una cornada segura. Oyó el diestro continuados y justísimos aplausos, y ahí van también los nuestros".
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