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"La primera noticia de la tragedia talavereña, se supo en Sevilla por un telegrama de "Parrita", dirigido a don. Manuel Pineda, apoderado de Joselito, que decía lo siguiente: "Talavera de la Reina, 6,40. Joselito cornada grave vientre con salida intestinos. "Parrita". A la hora se recibió otro despacho concebido en los siguientes términos: "Joselito fallecido, avise hermanos".
La noticia de la tragedia más grande del toreo, produjo en Sevilla extraordinario revuelo y general sentimiento, siendo el tema obligado en todas partes. Los clubs, Joselito y Belmonte, entornaron seguidamente sus puertas en señal de duelo. Unos aficionados que formaban una peña en un café céntrico, a la que concurría asiduamente Joselito, indicaron al dueño del establecimiento que entornara las puertas del mismo, negándose a ello. Entonces, los que formaban la peña, decidieron ausentarse del café, como así lo hicieron, instalándose en otro, de momento.
"El Liberal" publicó, en la mañana del lunes del día 17, un extraordinario y la rotativa no daba abasto para satisfacer la enorme demanda. La calle García de Vinuesa presentaba imponente aspecto, ante los centenares de vendedores que se apiñaban a las puertas de "El Liberal" en demanda de papel, y los crecidos grupos de aficionados que se estacionaban en dicha vía, comentando la tremenda tragedia.
Con motivo de esta hecatombe taurina, publiqué el siguiente artículo, que lo reproduzco íntegro. Se trata del llorado Joselito.
Joselito ha muerto. ¿Es sueño o realidad?
La afición está de luto. Salí de la corrida de novillos celebrada ayer tarde en el circo monumental, y al llegar la calle de Tetuán, me comunica un amigo que Joselito había sido herido en la plaza de Talavera de la Reina. No transcurrieron cinco minutos, cuando comenzó a circular la noticia de que Gallito había muerto. Nadie lo creía, nadie lo esperaba, nadie podía ni imaginarlo siquiera. No, no podía ser. ¿Joselito muerto por un toro? Imposible. Todos achacaban el rumor o la noticia a la fantasía y fue acogida con las naturales reservas, tanto más cuanto que se trataba de Joselito.
Y en estas incertidumbres, en estas zozobras, en. estas inquietudes, vino un amigo muy querido, a quien unían con. "Gallito" lazos de estrecha amistad.
—Joselito ha muerto.
—No, eso no puede ser. Serán exageraciones, serán impresiones de momento, serán fantasías.
—No son exageraciones, no son fantasía s de la pública opinión— me dijo.—Yo, con mis propios ojos, he leído el telegrama, que dice: "Joselito ha muerto. Avise hermanos".
Y ante el contenido del fatídico telegrama tuve rendirme, y la realidad me hizo ver que, efectivamente, Joselito había muerto víctima de una terrible cornada.
Aún creo que es un sueño. ¡Joselito muerto! Desgraciadamente es cierto. Joselito ha muerto allá, en tierra de Talavera de la Reina. Estaba contratado para torear en Madrid los días 15, 16 y 17 del corriente; pero me afirma persona autorizada, que, accediendo a requerimientos amistosos del crítico taurino de "A B C", Gregorio Corrochano, se prestó a tomar parte en esta corrida, alternando con Sánchez Mejías. Se lidiaban seis bichos de una ganadería cunera, no asociada, pero Joselito había dado su palabra y allí fue a torear, y allí sucumbió como mueren los valientes, como mueren los héroes.
No conocemos detalles de la corrida.
Sólo sabemos que el trágico suceso se desarrolló durante la lidia del quinto toro, y cuando Joselito lo muleteaba.
Joselito ha muerto de una terrible cornada en el vientre. El asta del traicionero cornúpeto había perforado los intestinos del torero, y éste, recogido de la candente arena, fue trasladado moribundo a la enfermería, donde a poco, y a pesar de los esfuerzos de los facultativos y de los auxilios de la ciencia, exhaló el último suspiro en la lúgubre y solitaria enfermería de aquella plaza de toros.
La tarde del 16 de Mayo de 1920, será de triste e imperecedera memoria para los aficionados a la clásica fiesta de toros. La afición estará de luto, de luto riguroso y ostentará negros crespones quién sabe hasta cuándo, pues el torero que acaba de morir, víctima de una tremenda cornada, es Joselito. Sí, Joselito. Ese torero que, según sus detractores, no exponía, que su toreo era de ventajas, que no emocionaba. ¡ Que no exponía!
Allá en la oscura enfermería de la plaza de toros de Talavera de la Reina, está su cadáver de cuerpo presente.
Quiero sustraerme de todo, pretendo apartar mi imaginación de todo, y no puedo. Aún creo que todo es un sueño: aún creo que esta espantosa tragedia no es una realidad. Pero, desgraciadamente, es cierta.
José Gómez Ortega ha sucumbido ¡quién lo habría de decir! en plena juventud, pues solo contaba unos veinticinco años de edad, cumplidos el día 8 del corriente mes. En este mes de Mayo, mes de las flores, precisamente en el mismo que allá por el año de 1908 vestía por primera vez el traje de luces en la plaza de Jerez, alternando con José Gárate "Limeño" , con quien hizo después, como becerrero y novillero, brillantísima campaña . Le vi por primera vez al siguiente año, en Agosto de 1909, en Sanlúcar de Barrameda, y el juicio que de él formé fue rotundo y definitivo, y consta en las columnas de "El Liberal". Entonces era Joselito un niño, pero guardaba dentro de su diminuto y enjuto cuerpo, todo un tratado de tauromaquia por desarrollar, que después, y en años sucesivos, desarrolló de una manera sorprendente y maravillosa, hasta llegar a ser el torero más grande y más completo, el torero cumbre, el ídolo de muchedumbres, dada su probada inteligencia, sus extraordinarias facultades y su completo y absoluto dominio. Joselito no ha tenido la suerte de tantos otros, de más o menos cartel, que ruedan y han rodado por esas arenas de Dios y afortunadamente salieron ilesos. No; el torero Providencia, el torero que en millares de ocasiones libró de las garras de la muerte a sus compañeros, ha muerto violentamente en una plaza de toros.
Es tan grande, tan enorme, tan profundo, tan irreparable el rudo golpe sufrido por la fiesta nacional, que ésta, con la muerte de Joselito, principal sostén de ella, a qué no decirlo, ser á difícil que pueda sobrevivir con ese esplendor que venía sosteniéndose en los presentes tiempos. Joselito, con Belmonte, era lo que Belmonte con Joselito. Faltándole a la fiesta de toros ése puntal que lo sostenía todo, qué va a pasar?
Y cuando nadie podía ni imaginárselo siquiera, allá en Talavera de la Reina, le ha matado un toro de una ganadería, que sólo por condescendencia se prestó a torear. Las astas del cornúpeto criminal, del bicharraco asesino, nada, han respetado, y han dado trágico fin a una de las más. gloriosas figuras de la tauromaquia. La historia de José Gómez Ortega (Gallito), debiera ser escrita en páginas de oro y archivada en lugar preferente, como se conservan la de los grandes artistas. ¡Si "Don Modesto" levantara la cabeza!
Descanse en paz el alma del inconmensurable torero, del malogrado artista.
¡Joselito ha muerto! La afición está de luto y la fiesta nacional queda huérfana,
¿Sustituir a Joselito? Nadie. Joselito era insustituible. ¡Pobre Joselito!
Don Criterio.
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