Siguiendo con el libro 'Las orejas y el rabo' de Jean Cau y los vestigios gallistas que en él encontramos, poco después de la descripción referida en la última entrada de este blog, con la fiesta flamenca avanzada y en pleno éxtasis el cantaor y el guitarrista, el autor se hace esta pregunta, a propósito del estilo de Rafael:
"-¿Cómo toreaba el Gallo?
-Era gitano... muy gitano. Hasta la genialidad.
¿Qué quiere decir? Que Rafaé -como dicen los andaluces- tenía las más veces un miedo fabuloso. Pero las tardes en las que estaba inspirado -por malo que fuera el toro- se metía en su ser el "cante jondo" y nadie podía rivalizar en él ni emular la profundidad trágica y dolorosa de su toreo. O asustado como un payaso o genial como un iluminado.
- Y hasta en sus peores tardes, se notaba que era el Gallo. Un gesto, cualquier cosa, y algo vibraba: la sensación duraba tres segundo. No lo suficiente para evitar que el público se le echara encima".
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