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| Cartel fatídico. |
Javier Vellón remite el siguiente texto para su publicación:
Tras la muerte de
Joselit
o, la revista The Times (6 de junio de 1920, nº 140), defensora acérrima del joselitismo y antibelmontista militante, publicó este poema de su crítico Cancerbero. Por supuesto, no se desaprovecha la ocasión para insertar pullas contra Belmonte y contra Corrochano, objetivo de las iras de los gallistas por su traición a Maravilla.
SEDE VACANTE
La
vacante que ha dejado
el inmenso Joselito
es excelente bocado
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| Dibujo Martínez de León. |
para el que tenga
apetito
y el gusto muy
delicado.
Es
exquisito manjar
que no causa
indigestión
y que se puede
alcanzar
con un poco de
afición
y la pereza dejar.
La
puerta se encuentra abierta;
no se intercepta la
entrada;
conque, toreros,
¡alerta!,
que aquel que pase
la puerta
verá su dicha
colmada.
El
sillón está vacante
y la comida
servida;
ánimo, pues,
¡adelante!
Que no siempre la
comida
 |
| Ignacio Sánhez Mejías |
se encuentra tan
abundante.
El
sillón presidencial
del banquete
nacional
pide a voces
presidente.
¿Podrá encontrarse
un valiente
cual corresponde al
sitial?
El
sillón de Joselito
no ha de llenarlo
Juanito,
aunque quiera
Corrochano.
La vacante de
Gallito
mejor la llena su
hermano.
Porque
Garrafa primero
no puede ser tan
torero
ni reúne ese
conjunto
que reunía el
difunto
de arte, valor y
salero.
Garrafa
es un tío vivo
que siempre
encuentra motivo
 |
| Gregorio Corrochano |
para hacer muy poco
o nada,
y hace sólo una
monada
cuando le sale su
chivo.
Para
ocupar la vacante
hay que hacer
mucho, bastante;
hay que tener dos
pulmones
y en todas las
ocasiones
colocarlos por
delante.
Hacer
una fantochada
(igual que una
charlotada),
de valor haciendo
alarde,
tan solamente una
tarde
en toda una
temporada,
no
basta para ocupar
la vacante que ha
dejado
aquel torero sin
par
que a la tumba le
ha llevado
el arte de torear.
¡Matadores,
adelante!
Hay que hacer
mucho, bastante,
dando mérito al
trabajo,
y que la sede
vacante
¡no la ocupe un
espantajo!
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