Antonio Fuentes |
El
domingo 22 de marzo de 1903 se celebró en la plaza de Castellón una
corrida de toros con Antonio Fuentes y Rafael en el cartel, que
despacharon un encierro de Basilio Peñalver, que resultó encastado, con
nueve caballos muertos. El público llenó las localidades.
Como
curiosidad, el cronista del Heraldo de Castellón, al ver que
se producía un brindis entres los dos diestros, interpretó que
Fuentes “confirmó la alternativa al muchacho”.
El
festejo sin ser excesivamente brillante, resultó entretenido, pero
la noticia estuvo en los tendidos y, más tarde en los alrededores
del coso.
Desde
el 2º toro algunos espectadores estaban avisando a las fuerzas de
orden público de la actitud de un grupo de militares que ocupaban un
palco y que tenían una actitud violenta y desafiante con el resto
del público.
Tras
el arrastre del 5º, se desencadenaron los acontecimientos. Desde el
palco comenzaron a arrojar botellas y sillas contra el tendido, y
desde allí les respondieron de igual manera. El tumulto fue a más
hasta que la guardia civil intervino y detuvo a espectadores civiles
y militares. Hubo numerosos heridos aunque ninguno de consideración.
La
gente que esperaba la conclusión de la corrida en el parque de
Ribalta, aledaño a la plaza, al oír el estruendo pensó que se
había escapado un toro, por lo que se produjeron escenas de pánico,
hasta el punto que hubo personas que se arrojaron al estanque.
El
gobernador militar de la plaza estaba presente en la corrida, por lo
que ordenó a la judicatura militar que abriera diligencias para
depurar responsabili
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